Por Nicolás Lantos
La marcha de la CGT copó el centro porteño. Hubo
algunos incidentes al final por la falta de fecha para el paro general.
Fue la protesta más numerosa en los quince meses
de gestión de Macri. Los oradores fueron los integrantes de la conducción de la
CGT, que ratificaron la convocatoria a un paro general, pero la falta de una
fecha firme derivó en incidentes.
Las columnas de organizaciones gremiales y
sociales y de partidos políticos se extendieron por varias cuadras.
“Paro general” fue el reclamo generalizado de
las cientos de miles de personas que tomaron ayer la calle en el centro de la
ciudad de Buenos Aires para manifestarse contra las políticas económicas del
gobierno de Mauricio Macri. Columnas de sindicatos, organizaciones sociales y
partidos políticos de todo el espectro opositor, además de una llamativa
cantidad de hombres y mujeres “sueltos”, conformaron la protesta más numerosa
hasta hoy contra la actual administración, que en pocos días cumple el primer
tercio de su mandato. El llamado a la huelga contra el gobierno nacional fue
ratificado pero no hubo anuncio de una fecha concreta, y el acto de cierre, a
cargo de los tres miembros de la conducción de la CGT, terminó con abucheos y
botellazos por parte de algunos descontentos con la nueva prórroga. La pelota
está ahora en la cancha de la principal central de trabajadores, que en las
próximas horas podría precisar el día del paro, probablemente a finales de
marzo o la primera semana de abril.
“Ojalá todos vean y escuchen”
La convocatoria fue masiva y ya desde la mañana
se comenzaron a concentrar los primeros grupos que llegaban, a pie o en
colectivos, mientras los vendedores de chorizos y hamburguesas montaban sus
precarios puestos y comenzaban a encender el fuego. En Plaza Constitución,
cerca del Congreso y sobre la avenida 9 de Julio, se sentía el movimiento que
anunciaba una movilización multitudinaria. Como en abril del año pasado, en la
primera marcha organizada por la CGT contra el gobierno del PRO, las adhesiones
abarcaron prácticamente todo el arco opositor: desde La Cámpora hasta
Camioneros, pasando por el Movimiento Evita y Nuevo Encuentro, la CTA y la
izquierda. A diferencia de aquel acto en vísperas del día del Trabajador, el
clima estaba más caldeado y sobrevolaba la masa una sensación de hartazgo que
se hacía evidente en los carteles y cantitos multiplicados a lo largo y a lo
ancho de todo el centro porteño.
“Macri es el fin de la industria”, decía una
pancarta, escrita a mano en negro sobre celeste, sostenida por una mujer de
unos sesenta años que acudió a la marcha por su cuenta, acompañada por vecinas,
sin encolumnarse con ningún sector. “Los grupos económicos de la dictadura son
el gobierno actual”, destacaba, por su parte, un cartel adherido a un kiosco de
revistas cerrado sobre la avenida Belgrano, a unos cien metros del escenario. Entre
los organizados, llamaba la atención la columna de la Bancaria, saludada a su
paso por otros sectores que festejaban la derrota que le aplicaron al gobierno
en el marco de las paritarias. Un tipo con una careta de goma de Macri tocaba
el bombo. Junto a él, otro agitaba un muñeco con la forma de un buitre.
Los testimonios y las razones de quienes se
movilizaron
Porque no hay trabajo y cierran las fábricas
Laura Vales
Hubo una presencia importante de dirigentes
políticos, la mayoría del peronismo: desde el ex gobernador bonaerense Daniel
Scioli hasta su rival en la interna que nunca se llevó a cabo, Florencio
Randazzo, en su reaparición pública después de más de un año de silencio.
Varios intendentes marcharon encabezando numerosas columnas que convergieron
desde todos los rincones del Conurbano como Verónica Magario (La Matanza),
Jorge Ferraresi (Avellaneda), Martín Insaurralde (Lomas de Zamora), Fernando
Gray (Esteban Echeverría) y Gabriel Katopodis (San Martín) entre muchos otros.
Fernando Espinoza representó al peronismo bonaerense, también estuvo el titular
del PJ Nacional, José Luis Gioja y el del porteño, Víctor Santa María. Héctor
Recalde encabezó la delegación de diputados del FpV entre los que estaban
también Diana Conti, Jorge Landau y Carlos Kunkel. Los movimientos sociales
como el Evita marcharon desde Constitución, y las agrupaciones kirchneristas
como La Cámpora, Nuevo Encuentro y Kolina se agruparon en la 9 de Julio. La
izquierda estuvo representada por, entre otros, Nicolás del Caño y Myriam
Bregman. No se vieron, en cambio, dirigentes del Frente Renovador, sacando a
los referentes de la CGT cercanos a Sergio Massa.
El clima espeso heredaba los reclamos que el día
anterior, a pocas cuadras de allí, habían embanderado los docentes con su también
multitudinaria marcha el día que debía comenzar el ciclo lectivo. Desde primera
hora del lunes se sentía en la calle el reclamo por un paro general contra las
políticas económicas del gobierno de Macri. Acuña, el triunviro que había
representado a la central ante los maestros a la CGT, fue el encargado de abrir
el acto, que se adelantó una hora a lo previsto sin explicación oficial. Como
ante los docentes, el reclamo de “paro general”, vociferado por las bases, lo
obligaron a interrumpir su discurso varias veces. “Basta de manoseos”, dijo el
titular del gremio de empleados de Estaciones de Servicios, que le reclamó al
gobierno que reconozca una inflación “superior al 40 por ciento” y negocie
paritarias acordes. Acuña también recordó la adhesión de la CGT al Paro
Internacional de Mujeres de hoy. Curiosamente, sobre el escenario se veía una
abrumadora mayoría de hombres.
Diferencias en la CGT por los incidentes de la
gigantesca protesta frente al Ministerio de Producción
Una marcha que marcó las tensiones internas
Miguel Jorquera
En segundo lugar, el hombre de Dragado y
Balizamiento y titular de la Confederación Argentina de Trabajadores de
Transporte, Juan Carlos Schmid, dijo que mientras el gobierno propone “llegar a
la pobreza cero en veinte años, ha sido muy veloz para responder a las demandas
de los poderosos, cosa que agiganta la brecha social”. Schmid, el más duro de
los tres oradores, también cuestionó “dónde está la política de inversiones”
del gobierno. “¿En las importaciones, en los capitales especulativos, en las
facilidades para ir de compras a Chile?”, agregó. “La falta de acción golpea a los más desprotegidos y se
manifiesta en despidos y vacaciones adelantadas” mientras “la inflación está
bajando a costa de los trabajadores”.
Para ese momento, se escuchaban cantitos que
pedían que se ponga una fecha a la huelga. “No estamos aquí para dilatar
nuestra propuesta: venimos a anunciar que habrá medidas de fuerza en la
Argentina antes de fin de mes”, dijo Schmid, sin satisfacer a su audiencia. Para
cuando tomó el micrófono Héctor Daer, el aire ya podía cortarse con un cuchillo
poco afilado. “Vinimos hasta acá a decir que si no hay rectificaciones, habrá
paro, pero tiene que ser acompañado por todos los sectores de la sociedad”,
prometió. El compromiso tuvo gusto a poco para un sector de los manifestantes,
que comenzaron con cantitos. Un furcio, confundiendo la fecha tentativa de la
huelga “antes de fin de año” en lugar de fin de mes, disparó los disturbios.
Un grupo tiró las vallas y avanzó al grito de
“traidores”. Mientras, los camioneros intentaban proteger a los dirigentes
cegetistas que no podían bajar del escenario por la lluvia de objetos. Tardaron un rato en abrir un corredor
escueto por donde fueron a refugiarse en un edificio cercano, mientras una
veintena de trabajadores de la línea 60 de colectivos tomaban el tablado por
asalto. Durante una media hora después del final del acto, continuaron los
cantitos contra el gobierno y la conducción sindical.
Después de los disturbios, Daer intentó responsabilizar
de los hechos a “un grupo de La Cámpora de Berazategui”. Sin embargo las
columnas de la organización kirchnerista se encontraban, al momento del acto,
sobre la avenida 9 de Julio, a más de 300 metros del lugar. Sí hubo
trabajadores representados por partidos de izquierda entre quienes comenzaron
con los cantitos contra el triunvirato de la CGT al ver que no habría, ayer,
una convocatoria con fecha al paro. Pero pronto se sumaron otros manifestantes,
de gremios tradicionalmente peronistas y asistentes inorgánicos a la marcha.
En medio de la semana más conflictiva para el
gobierno, con manifestaciones de los docentes, la CGT y las mujeres tres días
consecutivos, los funcionarios eligieron escudarse en Twitter para responder a
las demandas. Ayer lo hicieron el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el ministro
de Producción, Francisco Cabrera. “Vamos a seguir confiando en el diálogo entre
gobierno, trabajadores y empresas como el mejor camino para el desarrollo de la
Argentina”, dijo Cabrera, a pesar de que hace un mes que no hay instancia de
diálogo abierta entre el Ejecutivo y las centrales obreras. “Muchos dirigentes
gremiales no están siendo lo más francos posibles sobre el rumbo económico del
país, que va a ser de crecimiento este año”, escribió a su vez Peña.
Fuente: Página 12