GUERRA SICOLÓGICA Y SUBVERSIÓN SEGÚN UN GENERAL
CUBANO
En operaciones diseñadas por entidades
específicas, con el propósito definido de manipular, confundir o engañar por
medios legales o ilegales la conciencia de una o más personas, incluida la
misma sociedad y que cuenta como objetivos adicionales, calumniar, desacreditar
y confundir a las personas sobre problemas concretos de su vida, la política,
la cultura y todo los relacionado con su manera de pensar, es decir la
ideología.
Por el General Fabián Escalante*
“En el enfrentamiento a la subversión ideológica
y las operaciones de guerra sicológica, debemos contar con una definición clara
y precisa de cuáles son las peculiaridades de la una y la otra.
Su comprensión permite estar mejor preparado
para el combate contra este implacable y sutil enemigo Imperial”. afirma el
general Fabían Escalante, Jefe de la Inteligencia cubana durante años (1).
La CIA y la USAID norteamericanas son las
agencias “vanguardias” en esta “guerra” y cuentan con el apoyo de sus pares de los
países capitalistas desarrollados, que por iguales motivos realizan actividades
similares.
Subvertir, según el diccionario, “es revertir,
desestabilizar o destruir lo establecido en el terreno de los valores y
principios”, mientras que la guerra sicológica según el diccionario militar de
Estados Unidos, consiste “en acciones emprendidas por parte de una o varias
naciones en la propaganda y otros medios de información contra grupos enemigos,
neutrales o amigos de la población, para influir en sus concepciones,
sentimientos, opiniones y conductas, de manera que apoyen la política y los
objetivos de la nación o grupo de naciones a la cual sirve esta guerra
sicológica”.
Devienen por tanto, en operaciones diseñadas por
entidades específicas, con el propósito definido de manipular, confundir o
engañar por medios legales o ilegales la conciencia de una o más personas,
incluida la misma sociedad y que además cuenta como objetivos adicionales,
calumniar, desacreditar y confundir a las personas sobre problemas concretos de
su vida, la política, la cultura y todo los relacionado con su manera de
pensar, es decir la ideología.
Son importantes estas conceptualizaciones,
porque no se puede combatir lo que no se conoce o se encuentra
insuficientemente definido.
En el pasado, en reiteradas oportunidades
escuché afirmar a compañeros que se aprestaban a luchar contra la diversión o
el diversionismo político ideológico, sin que probablemente hayan tenido claro
el concepto empleado.
Por las definiciones existentes, la subversión
es lo genérico y las acciones de guerra sicológica es lo real, lo tangible.
Lo primero es el concepto(el qué) mientras que
lo segundo es la implementación de lo anterior, (el cómo).
De ahí que subvertir sea la intención, el
proyecto, el fin, los deseos enemigos para derrocar al gobierno revolucionario,
sin embargo, el método que emplean, son las operaciones de guerra sicológica
dirigidas a influir y/o manipular la conciencia humana con acciones prácticas
en aquel sentido.
Requisito básico para el desarrollo de las
mismas, será la pretensión de actuar sobre las mentes, concepciones y conducta
del hombre.
El sabotaje a una negociación estratégica, es
parte de una operación de guerra sicológica, pues el enemigo se propone actuar
sobre la siquis del hombre que está involucrado en ella -el único que puede
hacerlo- para cambiar sus concepciones y conducta, y mediante engaño frustrar
la transacción; como también, lo es el intento de persuadir o engañar a
empresas extranjeras con tergiversaciones y falsedades, para que suspendan o
reduzcan las negociaciones con nuestro país.
La música es un componente del arte y por tanto
de la cultura de los pueblos.
Como se sabe, en el 2014 la USAID intentó en
Cuba, por medio de un grupo musical de hip hop “los aldeanos”, crear un
movimiento de protesta social dentro del país, “utilizando la letra de sus
canciones, su música novedosa, para, primero, criticar a las autoridades y
luego -pensaban- encabezar “multitudes” que salieran a las calles para derrocar
al gobierno.
No era una idea loca, como pudiera pensar
alguno, se trataba de utilizar las experiencias adquiridas en el derrocamiento
de varios gobiernos de la Europa del Este, después del derrumbe soviético,
particularmente el caso de Serbia, donde un movimiento similar tuvo suficiente
éxito.
Recientemente el enemigo aprovechando los Juegos
Olímpicos de Rio de Janeiro ha intentado, mediante una operación de guerra
sicológica mediática, utilizando los medios de información mundiales,
desacreditar los resultados obtenidos por nuestro deporte, una de las
realizaciones más importantes de la Revolución cubana.
Para tales fines ha desencadenado una profusa
campaña de tergiversación en pos de demostrar cómo los éxitos de nuestros
deportistas han descendido, con la intensión de desacreditar y falsear la
realidad.
En sus comentarios no tienen en cuenta que la
mayoría de los países del Mundo han elevado su nivel deportivo, en muchas
ocasiones, incluso, con la ayuda de Cuba; tampoco consideran que por causas del
bloqueo criminal que padecemos, nuestros atletas no puedan competir en más
eventos internacionales y por tanto adquirir mayor fogueo o que falten los
recursos para los entrenamientos, o se roben constantemente a los deportistas
cubanos ofreciéndoles “villas y castillas”.
Lo que subyace en su propaganda es lo negativo,
sin percatarse del hecho real que tanto en aquellas Olimpiadas como en las
Paralímpicas que recién concluyeron, Cuba una vez más, obtuvo resultados a la
altura de las naciones más desarrolladas y pobladas del Mundo.
Ambas acciones son típicas operaciones de guerra
sicológica, pues como se sabe ni el hip hop ni ningún otro género musical es
subversivo, mientras que los resultados deportivos de Cuba a lo largo de su
historia revolucionaria son tangibles y por tanto innegables.
De tal manera, en la lucha contra estas acciones
enemigas, es necesario descubrir la intención que existe detrás de un hecho
aparentemente neutral, cuales sus objetivos y fines, definiendo los canales
utilizados.
Tener en cuenta además, que no todo es
diversionismo o guerra sicológica, en tanto los países capitalistas proyectan
su ideología, sus formas de pensar y ello, en sí mismo, no es subversivo aunque
sea adverso a nuestro proyecto socialista.
Por supuesto, el enemigo se apoya en sus medios
para la realización de sus actividades, de manera tal que resulta esencial para
descubrir una operación de guerra sicológica la existencia de una intención
hostil, manipuladora, encubierta bajo un ropaje aparentemente ingenuo,
encaminada a obtener unos resultados subversivos.
Conocer esto, nos posibilitará actuar en la
dirección correcta con respuestas contundentes, no solo mediante nuestros
medios audiovisuales o la internet, sino en el trabajo político e ideológico y
en la comunicación cara a cara, utilizando a nuestras organizaciones de masas y
políticas esclareciendo y a la vez difundiendo nuestras verdades.
• Oficial de Inteligencia cubano. Su experiencia
más relevante fue la investigación del asesinato de John F. Kennedy. Ha
participado como miembro de la delegación de Cuba a las diferentes reuniones
tripartitas cubano-soviético-norteamericanas, que han analizado los
antecedentes, las causas, consecuencias y lecciones de la denominada Crisis de
los Misiles, de octubre de 1962.