jueves, 2 de febrero de 2017

Si el gasolinazo fuera en Venezuela, si los periodistas apaleados fueran cubanos…

Por José Manzaneda
Seis personas muertas y 1.500 detenidas es un primer saldo de las protestas contra el “gasolinazo” en México, donde el Gobierno subió un 20% el precio de la gasolina y, por consiguiente, el coste del resto de productos (1).

El diario español “El País”, en línea con otros grandes medios, cargaba contra las protestas (2) y defendía como “inevitables” las medidas neoliberales del Gobierno, a través de una batería de reportajes, entrevistas y artículos (3).

¿Se imaginan por un momento que los muertos de México hubieran sido en Venezuela (4), como ocurrió tras el gasolinazo neoliberal de 1989, el llamado Caracazo (5)?

Que la policía mexicana apaleara, durante la protesta, a 12 periodistas, no ha sido noticia internacional (6). Porque los únicos periodistas con problemas –según la prensa corporativa- están en Cuba… (7) o Venezuela (8).

Tampoco hemos leído nada, en los medios occidentales, sobre la detención en Washington del corresponsal de Russia Today (9), cuando cubría las protestas contra el presidente Donald Trump, que acabaron con 217 personas detenidas (10).

Semanas atrás, leíamos que un ciudadano era arrestado en la Florida por amenazar, a través de Facebook, al presidente Trump (11). ¿Se imaginan que esto ocurriera en Venezuela, donde son constantes las amenazas de muerte a Nicolás Maduro en las redes sociales (12)? ¿Qué leeríamos en la prensa internacional si la policía cubana arrestara al cantante Gorki Aguila quien, en un video, advertía al presidente Raúl Castro “venimos por tí” (13)?
En lo que va de 2017, más de 100 presos han perdido la vida en enfrentamientos en cárceles de Brasil (14). Como tantos otros medios, el diario ecuatoriano El Comercio culpabilizaba de los hechos a los “principales grupos criminales del país” (15). Y, para ello, daba voz, en exclusiva, a siete portavoces institucionales, incluido el presidente Michel Temer. En contraste, el pasado año, este mismo diario, para informar sobre un incidente en un penal de Venezuela, dedicaba la mitad de la noticia a atacar al Gobierno bolivariano (16). Y lo más increíble: la foto publicada era la de una manifestación opositora sin la menor relación con la noticia.

En México asesinaban, hace unos días, al líder indígena Isidro Baldenegro (17). Murió a tiros, igual que su padre treinta años atrás (18). Igual que la hondureña Berta Cáceres, asesinada hace un año, había sido “Premio Ambiental Goldman” (19). En el año 2015, 185 personas fueron asesinadas en el mundo por su activismo medioambiental. Ni una sola –por cierto- en Cuba… o en Venezuela (20).

En su informe de 2016, la organización Front Line Defenders coloca a Colombia como el país más peligroso para los defensores de derechos humanos, con 85 asesinatos (21). Nada que sea del interés de las tertulias de los grandes canales internacionales. Porque quien viola “los derechos humanos” –nos repiten a diario- es Cuba, donde los famosos “disidentes” siguen disfrutando de los 20 millones que anualmente les asigna el Congreso de EEUU (22).

Leemos que en Guatemala el 46,5 % de la población menor de 5 años sufre desnutrición (23). En Colombia es del 13,2, pero esta cifra se duplica en zonas como La Guajira, donde cada 33 horas un niño o niña muere de hambre (24).

Pero ¿por qué no leemos artículos sobre este drama en los diarios internacionales de gran tirada? ¿Quizá porque sería inevitable mencionar al único país de América Latina, según UNICEF, que no ha fracasado en la batalla contra la desnutrición infantil (25)? ¿Saben cuál es?


*José Manzaneda es coordinador de Cubainformación


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