Héctor Amichetti, secretario general de la
Federación Gráfica Bonaerense no lo dice tan así, pero lo dice muy bien. Juan
José Salinas
Preservar
los trastes
Por Héctor Amichetti
Macri convocó esta semana a un selecto grupo de
empresarios argentinos para que se rompan el traste acompañandolo en la alegre aventura
republicana y fundacional que ha emprendido.
Demasiado acostumbrados a multiplicar sus
ganancias mientras mantienen en reposo sus traseros en confortables sillones,
los aludidos no dieron muestras de estar interesados en exponerlos si no es por
una causa segura y sumamente rentable.
Hace un par de semanas, banqueros, inversores y
empresarios reunidos con Macri en Nueva York, también expresaron que acompañan
sus reformas económicas, pero que esperan comprobar si el poder del gobierno ha
llegado para quedarse.
Precavidos todos ellos, no están dispuestos a
arriesgar en vano.
Como en anteriores oportunidades de la historia,
el retorno del Peronismo suele estar a la vuelta de la esquina.
Les interesa el negocio de la obra pública, la
explotación de nuestros recursos naturales, la explotación de servicios de
consumo masivo y pare de contar.
El declamado Supermercado del Mundo tiene
domicilio en otros sitios del planeta.
Para invertir en Vaca Muerta exigen bajar las
conquistas de los convenios peronistas que benefician a los obreros petroleros.
También esta semana, el Banco Central informó
que entre enero y agosto el sistema financiero registró beneficios por 76.559
millones de pesos, veinticinco mil millones más que en igual período del año
pasado (devaluación y timba con los bonos mediante).
¿Si algún ingenuo sospecha que parte de esa
jugosa rentabilidad puede ser volcada a créditos para el consumo y a la
reactivación productiva, corre el riesgo de ser considerado un nostálgico
justicialista?
La transferencia de dividendos de las
multinacionales a sus casas matrices entre enero y agosto de este año, se elevó
a 2179 millones de dólares (en igual período del año 2015 se giraron 182
millones de dólares).
Plata que antes seguía en el circuito interno y
ahora se va al exterior; significativa diferencia – y también los proyectos de
país- entre un gobierno y otro.
Las reservas del Banco Central crecieron, pero
en línea con el aumento de la deuda externa.
Cada día somos un poco más dependientes.
Muchas empresas anuncian suspensiones y despidos
y el escenario augura que, sin reapertura de paritarias ni freno a las
importaciones, la recesión se prolonga.
La edición de Clarín de hoy da cuenta de que si
no contamos las ayudas del Central y del ANSes al Estado Nacional (vale
recordar que estas ayudas eran fuertemente criticadas por la oposición cuando
Cristina era gobierno), el déficit fiscal ha subido un 53% en lo que va del
año… y el gasto sigue en ascenso.
El panorama se complica para los alegres
globófilos.
Sin el compromiso necesario de quienes deberían
ser sus aliados naturales, con la sola colaboración de tibios opositores y
despreciables conversos, no alcanza.
Mientras desconfían, como siempre, del maldito,
eterno e indomable peronismo, los históricos gorilas no parecen estar para nada
dispuestos a arriesgar sus trastes.
Fuente: Pájaro Rojo