La plataforma Netflix distribuye desde la semana
pasada un documental sobre cómo la empresa Cambridge Analytica (CA) condicionó
elecciones en diversos lugares del mundo, utilizando en forma ilegal datos
personales de millones de usuarios de internet. El título original de la
película es The Great Hack.
Su traducción literal es El gran hackeo. Con el
objetivo de concederle un cariz más asociado a los aspectos del derecho
personal a la propiedad de la información (por sobre cuestiones ligadas a la
malversación del sistema democrático), Netflix la presentó al mundo
hispanoparlante como Nada es privado.
El escándalo internacional divulgado por la
difusión de las actividades de CA puso en evidencia que el origen de la empresa
se conectaba con contratistas militares, organismos de inteligencia y
acaudalados magnates, todos comprometidos en tendencializar procesos
electorales en diversos países del mundo.
El impacto local del film, dirigido por Jehane
Noujaim y Karim Amer, se articula con la intervención de CA en las campañas
electorales argentinas de 2015 y 2017 y el rol jugado por sus plataformas en la
configuración de climas políticos opuestos al kirchnerismo.
La empresa CA, dirigida por Alexander Nix,
compró a Facebook, propietaria también de WhatsApp desde febrero de 2014, 87
millones de perfiles completos capaces de delimitar 5000 puntos de interés de
cada uno de los mismos [1]. Dicha información fue utilizada para orientar el
voto de millones de sufragistas en distintas partes del mundo y potenciar el
triunfo en diversas compulsas electorales.
Luego de tres años y medio de gobierno, el
macrismo ha dado sobradas evidencias de una marcada eficiencia en el uso del
artificio y el engaño para ejercer específicas formas de captación, imposición
de agendas y tergiversación de la realidad. Uno de los dispositivos más
utilizados ha sido la manipulación comunicacional, apelando a herramientas
provistas por la inteligencia artificial, la big data, la posterior detección
de segmentos poblacionales capaces de ser persuadidos y la elaboración de
contenidos sensibles orientados a sus características específicas e
individuales.
El vínculo de CA con América Latina se remonta a
los tiempos menemistas cuando su CEO Alexander Nix se instaló en Argentina y
registró una sede corporativa en Buenos Aires bajo el nombre de Strategic
Communication Laboratories (SCL), en Arenales 941 [2]. En esa misma oficina, su
amigo polista Lucas Carlos Talamoni Grether radicó su empresa Black Soil,
dedicada al rubro agrícola, de la cual Nix aparece también como socio, en su
formato de offshore radicada en Panamá.
Sus contactos locales, además, lo relacionan con
el pampeano Juan Pepa, que tiene residencia en Londres y Santa Rosa, de quien
Nix fue socio entre 2007 y 2010 en la empresa Rubirosa Ltd, dedicada a la
comunicación estratégica, rubro coincidente con el de CA. Nix y Pepa
compartieron iniciativas caritativas en la Asociación Pro Alvear, encargada de
recaudar fondos para fines benéficos relacionados con la promoción social. Uno
de los padrinos de Pro Alvear (textual) es Mauricio Macri [3].
El segmento textual del intercambio entre Damian
Collins (DC) –integrante de la Comisión de Asuntos Digitales del parlamento
británico— y Alexander Nix (AN) incluye el siguiente contrapunto:
DC: ¿Trabajó en Argentina?
AN: Sí, trabajamos en Argentina.
DC: Estoy viendo una nota que alguien compartió
conmigo de una reunión del grupo SCL (la empresa madre de Cambridge Analytica)
del 27 de mayo, donde hay una nota que dice: «Campaña antikirchnerista
presentada al tomador de decisiones, esperando devolución».
AN: Correcto.
DC: Pero para ser claro. Las reuniones giraban
alrededor de esa premisa, que era una campaña antikirchnerista, entonces
estaban trabajando para un partido de la oposición u otra persona interesada en
influenciar la política en Argentina, que no estaba apoyando al Gobierno.
AN: Esa sería la apariencia.
Dividir para restar
En enero de 2018, los periódicos The Guardian y
The Observer junto con el New York Times (NYC) divulgaron una cámara oculta en
la que Alexander Nix afirmaba haber influido en procesos electorales. Según los
analistas de CA entrevistados para el documental, el modelo de trabajo de CA
consistió, en primer término, en instalar el temor y el odio (hacia un sujeto
prediseñado) entre aquellos segmentos de la sociedad que son percibidos como
presa fácil de dichos sentimientos.
Para individualizar a los receptores de los
bombardeos de sentido se utilizaron rastreos de aspiraciones, gustos, fobias y
sensibilidades de cada uno de los perfiles. Dichos registros aparecen como
huellas en la historia personalizada de los tránsitos que se realizan a diario
por las redes, los usos que le damos al celular y la ubicación geográfica desde
donde se llevan a cabo dichas interacciones con otros. En ocasiones esa
información se puede cruzar, además, con datos de seguros, transacciones
bancarias, consultas médicas y/o comunicaciones personales [4].
Esa ingeniería permite la detección precisa de
conglomerados de sujetos (denominados persuadibles por CA), agrupados en
colectivos genéricamente considerados indecisos o grupos parcialmente
indiferentes a los discursos políticos. Este universo es el objetivo básico de
las plataformas que actúan como CA: descartan trabajar sobre aquellos
colectivos que ya están convencidos. Apuntan únicamente al sector más
influenciable, conformado por sujetos ajenos al universo de los debates
políticos.
La acumulación de perfiles (big data) se procesa
mediante algoritmos automatizados (inteligencia artificial) logrando conformar
subgrupos tipologizados a quienes se le destinarán mensajes a medida: a los
amantes de los perros (por ejemplo) se les advertirá sobre el peligro de que el
Frente de Todxs proscriba la tenencia de canes en los edificios. A los adultos
mayores se les advertirá, subrepticiamente, sobre la potencial legislación de
una norma dispuestas a liberar a los presos sociales, con el objeto de sembrar
el pánico.
La película producida por Netflix deja en claro
que las microsegmentaciones son más eficaces si se logra, previamente, dividir
artificialmente a la sociedad. En Argentina dicha partición se logró instituir
mediante la denominada grieta, a partir de la cual se consiguió canalizar
posteriormente una serie creciente de etiquetas sintetizadoras de todos los
males. De no existir la partición (la división en el campo popular), enseñan
los testimonios provistos por los analistas de CA, aparecería como más ardua la
labor de anclar mensajes pregnantes al interior de los grupos escogidos.
La segmentación trabaja sobre minorías, que en
caso de paridad, pueden establecer una diferencia electoral definitoria. Al ser
detectados por fuera de la interacción política se los agrupa y encasilla por
intereses específicos. Dada la delimitación de información precisa se logra
abordarlos desde sus íntimos deseos. Sin embargo, estas herramientas advierten
que la segmentación virtualizada no logra suplantar la acción política clásica,
territorial, cara a cara: sólo puede complementarla en relación a aquellas
fracciones que la actividad política no logra penetrar.
Una vez que el mal está instalado, que se ha
logrado convencer a una parte de la sociedad acerca de la existencia de
enemigos (corruptos, violentos, antirrepublicanos), se habilita la circulación
de mensajes condenatorios entre los grupos de incautos. Sin división previa,
marcada, instituida, las campañas de estigmatización carecen de territorio
fértil para habilitar su reproducción cariocinética. En última instancia las
operaciones de CA, y las de todas las empresas (o concepciones políticas
dedicadas a la manipulación emocional y/o electoral), reconocen que únicamente
son eficaces sobre quienes carecen de conciencia crítica y logran ser presa
fácil de fantasmagorías fabricadas a medida.
Los analistas que han estudiado en profundidad
los efectos de la virtualización electoral consideran que estas herramientas no
pueden compararse con los mecanismos comunicacionales genéricos (TV, radio,
prensa escrita), porque su efectividad se orienta a incidir en los niveles más
profundos de la sensibilidad de los receptores seleccionados. Mientras que los
medios tradicionales se dirigen a un espectador promedio y a facetas básicas y
genéricas de índole sociodemográfica, la targetización (obtenida en este caso
por CA mediante la compra de información personalizada a Facebook, sin mediar
autorización de sus titulares), sólo logra interpelar con mayor exactitud a
destinatarios específicos [5].
Farsas digitales
Las investigaciones realizadas por la Comisión
de Asuntos Digitales de la Cámara de los Comunes, la Justicia de Estados Unidos
y el Parlamento Europeo, revelaron que el supremacista Steve Bannon fue uno de
los articuladores de la campaña del Brexit al vincular a CA con Nigel Farage,
titular del partido político eurófobo UKIP, quien terminó convirtiéndose en el
gran triunfador de la consulta por el abandono del Reino Unido de la Unión
Europea [6].
Tiempo después Bannon se convirtió en
vicepresidente de CA, recalando en el entorno de Donald Trump como uno de sus
jefes de campaña. En esa función ayudó a recaudar 250 millones de dólares de
aportes, a través de las herramientas ofrecidas por Facebook. Mediante esa
misma plataforma organizó el envío de 50.000 anuncios diarios personalizados a
microsegmentos detectados por CA [7]. Uno de los más prominentes inversores de
la compañía fue el actual Consejero Nacional de Seguridad (Ministro de Defensa)
de Donald Trump, John Bolton. Luego del triunfo del Brexit, Bolton aportó 1
millón de dólares entre 2014 y 2015, periodo en el que CA trabajó para la
campaña de Mauricio Macri promoviendo segmentaciones de corte antikirchnerista.
La denuncia contra CA se inició a partir de una
investigación coordinada por una periodista británica de The Observer, Carole
Cadwalladr, quien logró entrevistar a uno de los funcionarios prominentes de
CA, Christopher Wylie. Cadwalladr detalla en forma pormenorizada las
actividades ilícitas impulsadas por Bannon y Nix, entre las que figura la
asociación entre CA y la agencia Palantir, conformada para promover
relevamientos de datos en distintas partes del mundo [8].
Palantir es una start-up apalancada por el fondo
In-Q-Tel, propiedad de la Agencia Central de Inteligencia, CIA, según el NYT
[9]. El extitular de la Unidad Especial de Investigación del atentado a la
AMIA, Mario Cimadevilla, que renunció a su cargo en marzo de 2018 (y denunció
al titular de la cartera de Justicia Germán Garavano por encubrimiento),
declaró que Andrés Ibarra, responsable del ministerio de modernización, se
encontraba negociando con Palantir la digitalización de la información
pertenecientes a la causa AMIA [10]. A partir de ese dato, la organización
APEMIA, formada por familiares y amigos de las víctimas del atentado, realizó
un pedido de información sobre la licitación (cuyo monto rondaba los 1.900.000
dólares) que nunca fue respondida [11].
Más del 90 % del tráfico de internet entre
América Latina y el mundo circula a través de servidores instalados en Estados
Unidos. Los datos residuales de dichas interacciones poseen sedes físicas en
nubes instaladas en países septentrionales. Washington define ese quantum de
información como soporte de su seguridad estratégica [12]. A pesar de que el
mundo digital se ha convertido en un elemento central del sistema social y
económico, todavía no se abordan con rigurosidad los efectos sobre la pérdida de
la soberanía (personal y/o nacional) que su manipulación admite, ni las
consecuencias sobre la descomposición del sistema democrático que
potencialmente genera.
Cambridge Analytica es la forma de hacer
política del macrismo, dada su necesidad intrínseca de instalar divisiones
artificiosas, ajenas a las demandas sociales postergadas de las grandes
mayorías sociales. Habrá que aprender a evitar quiebres inútiles y a no sumarse
a las grietas instituidas por quienes requieren esas rupturas. Y aprender, mientras
tanto, a interpelar a los incautos, capaces de definir, en determinadas
circunstancias, opciones electorales definitorias.
Fuente: Alainet
Fuente: Alainet
Notas
[1]
Ese conglomerado de información supone el reconocimiento pormenorizado
de todos los intereses, prácticas, consumos, deseos y aspiraciones de
cada uno de los 87 millones de perfiles entregados por FB a CA. Sobre
cada uno de esos sujetos la inteligencia artificial jerarquiza aspectos
de mayor incidencia potencial para influir sobre ellos y reconvertirlos
en contenidos de odio contra enemigos previamente estigmatizados.
2] Datos revelados por los periodistas Mariana Escalada y Agustín Ronconi del portal www.eldisenso.com
[4]
El último miércoles el Defensor del Pueblo bonaerense, Guido Lorenzino,
realizó un pedido formal a la Jefatura de Gabinete de la Nación con el
objeto de conocer si la base de datos de la ANSES, se ha utilizado con
fines electorales. http://bit.ly/2YxB0ql
[5] Moore, Martin: Democracy Hacked: How Technology is Destabilising Global Politics. Oneworld, Columbia, 2018.
[12]. http://bit.ly/3347kQW
-Jorge
Elbaum es sociólogo, doctor en Ciencias Económicas, analista senior del
Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la). Publicado en cohetealaluna.com