Espero ansioso que ya sea Aejandro Awada o su
hija Naiara salgan al cruce de la absurda decisión de Mauricio Macri de
decretar a Hezbolá como organización terrorista. Los Awada son un clan muy
importante en el Líbano y muchos de sus miembros revistan en Hezbolá, incluso
algunos son clérigos. Hace dos años y unos pocos días murió a causa de heridas
que recibió combatiendo en Alepo, Siria, el comandante Samir Alí Awada (foto),
quien reportaba directamente al líder supremo de Hezbolá, Hasan Nasralá.
Hace ya varios días que subí a Pajarorojo.com.ar
(http://pajarorojo.com.ar/?p=43062) un abierto desafio a que alguien explicite
que prueba hay acerca de la supuesta participaciòn de Hezbolá y/o Irán en los
atentados a la Embajada de Israel y la AMIA.
Hasta ahora la respuesta fue un absoluto,
elocuente silencio.
Dedique un cuarto de siglo a estudiar ambos
atentados y escribí no uno sino cuatro libros que los abordan directa o
tangencialmente. En el anteúltimo, Caso Nisman: Secretos inconfesables (Punto
de Encuentro) dejé claro que el fiscal se suicidó y, también cómo fue el
atentado a la Embajada de Israel (siempre se tapó porque de quedar a la luz,
descubrirlo sería muy fácil) y quienes lo efectuaron (mano de obra local
mercenaria) así como la muy probable participación, junto a traficantes árabes,
de agentes de inteligencia israelíes.
En el último, La infAMIA (Colihue) demostré en
base documentos de la SIDE que «Jaime» Stiuso escondió, que el gobierno de
Menem jamás creyó que Hezbolá y/o Irán hubieran tenido participación en los
atentados y, que es más, el supuesto principal sospechoso, Moshen Rabbani, se
reunía con los jefes de la SIDE; que nunca se lo quiso interrogar y no se lo
dejó regresar al país cuando fue al suyo de vacaciones por presión de la CIA y
del mismísimo presidente Bill Clinton en lo que aquella llamó «Operación
Cacerola».
En enero de 1988, cuando viajó a la reunión de
Davos (Suiza), el presidente Menem ordenó a último momento en Ezeiza hacer una
insólita escala en Beirut, donde se abrazó con los diputados de Hezbolá -que
entonces eran ocho-en el parlamento unicameral libanés.
Hoy Hezbolá tiene 14 diputados y tres ministros
en el gobierno del general cristiano Michel Aoun, siendo el principal partido
del país. La decisión cipaya, lacaya, y arrastrada del gobierno de Macri,
títere del eje Trump-Netanyahu, equivale a una declaración de guerra al Líbano,
como dijo hace unas horas Sergio Burnstein, uno de los familiares de las
víctimas, escandalizado por la sarta de mentiras de un gobierno de ocupación
que, al igual que la prensa que le sirve de guardia de corps, hace como que Pablo
Duggan no hubiera demostrado fehacientemente que el hipercorrupto fiscal Nisman
se suicidó.
Así, la supuesta existencia de vehiculos-bomba
conducidos por suicidas, la supuesta responsabilidad de Hezbola e Irán y el
supuesto asesinato de Nisman no necesitan ser probados: son artículos de fe,
sostenidos contra viento y marea por la presa hegemónica.
Escucho a Miguel Ángel Toma recitar un escrito
que le dio George Tenet, jefe de la CIA, cuando él era jefe de la SIDE allá por
2002, escrito que se tradujo al castellano de apuro agregándole «aportes» del
Mossad y alucino: son puras mentiras sin la menor prueba. ¡Noi siquiera iun
indicio! Un monumento a la sanata, que los moderbos y el dolobu llaman
«Sarasa».
Es la Historia Oficial que auspician los
dirigentes de la DAIA y de la AMIA (que muy poco tienen que ver con los
socialdemócratas que estaban al frente de la mutual cuando fue el atentado),
antipatrias que fueron bien retratados por Carlos Escudé. Una historia de
bulos, infundios, calumnias y «fake news» que solo pueden creer cómplices,
subnormales o ingenuos que esperan la llegada de los Reyes Magos. Bull shit.
Fuente: Pájaro Rojo