Los cóndores en Malvinas
N.R. de Utophia. Además del video sobre la Operación Cóndor, publicamos dos artículos, uno de Página 12 y otro de Télam, aparecidos en el año 2012, que marcan fuertemente los cambios que se han producido en la defensa de nuestra soberanía.
Operativo Cóndor. La lucha por la recuperación
de Las Malvinas
A 45 años del Operativo Cóndor los
sobrevivientes reeditan la hazaña
26/02/12 Tiempo Argentino.-
Fue el primer secuestro aerocomercial en la
Argentina
Eran 18 jóvenes militantes peronistas que
desviaron un avión en pleno vuelo y lo hicieron aterrizar en las Malvinas.
Allí lograron hacer flamear la bandera celeste y
blanca durante 36 horas. Para Onganía fue un acto de piratería .
Por Fernando Pittaro
Pocos lo saben, pero el primer secuestro aéreo
del país tuvo un fin noble y patriótico: reclamar la soberanía nacional sobre
las Islas Malvinas. Y por 36 horas lo lograron, al hacer flamear allí siete
banderas argentinas.
“Muchachos, aunque nos cueste la vida. Lo de
menos es que nos lleven presos a Inglaterra. Lo más glorioso, que caigamos en
el intento”, les dijo Dardo Cabo, jefe del autodenominado Operativo Cóndor, a
los 18 militantes peronistas que decidieron desviar en pleno vuelo el Douglas
DC4 de Aerolíneas Argentinas que se dirigía a Río Gallegos. Fue el 28 de
septiembre de 1966 cuando hacía sólo tres meses el dictador Juan Carlos Onganía
había tomado el poder.
Hoy, cuatro sobrevivientes de aquella gesta
heroica se reunieron por primera vez para contarle a Tiempo Argentino qué pasó
hace 45 años y por qué su reclamo hoy tiene más vigencia que nunca.
Norberto Karasiewicz y Juan Carlos Bovo
coinciden en que las negociaciones por la soberanía en las islas que inició el
gobierno nacional “son correctas, no hay otra forma que la paz y el derecho. La
guerra ya nos costó mucha sangre, la única salida es la diplomacia”, aseguran.
Ricardo Ahe, en tanto, agrega que eso solo no alcanza. “Hay que sudamericanizar
la Antártida para cerrar la penetración británica y comenzar a pensar
estratégicamente cómo poblamos la Patagonia. Porque hay que estar atentos, a
ellos le interesan los recursos naturales de toda la zona.” Fernando Aguirre se
reserva una crítica para los intelectuales argentinos (Beatriz Sarlo, José Luis
Sebrelli, Luis Alberto Romero, entre otros) que hace pocos días escribieron una
solicitada pidiendo tener en cuenta a los kelpers para una futura negociación.
“Es una vergüenza lo que plantean, no dejan de ser alternativas pusilánimes”,
dice.
Ellos,
que se reunieron ayer en la Plaza San Martín de Ituzaingó donde un cóndor hecho
monumento les rinde homenaje, fueron los primeros en reafirmar la soberanía
argentina sobre las Islas Malvinas después de 133 años, cuando formaron parte
de los 18 jóvenes que durante casi diez meses planearon en absoluta reserva el
operativo. Todos ellos estuvieron concentrados en un retiro espiritual durante tres
días en un camping de la UTA en Ituzaingó. Totalmente aislados y sin
comunicación con el exterior para que no se filtrara ninguna información que
pudiera hacer peligrar el operativo. La fecha original de partida estaba
prevista para octubre, pero la visita al país del príncipe Felipe de Edimburgo,
esposo de la reina Isabel de Inglaterra, precipitó las cosas. El príncipe venía
en representación de la Federación Ecuestre Internacional y por esos días iba a
estar jugando al polo con el dictador Juan Carlos Onganía. El momento político,
según confiesan, era inmejorable.
Fernando Aguirre, que con 21 años militaba en el
Comando Revolucionario de la Juventud Peronista de Merlo, relata a Tiempo que
“la idea original era comprar todos los boletos del vuelo AR 648 para evitar
problemas con los pasajeros. Pero el dinero para el operativo, no alcanzó”.
Aguirre fue uno de los que esa noche llevaba en su bolso armas y explosivos,
que fueron cuidadosamente guardados en las bodegas que daban a los asientos
delanteros. Ese trabajo de inteligencia previo fue delegado casi en su
totalidad a María Cristina Verrier, la pareja de Dardo Cabo, una joven
periodista de la revista Panorama que ya había viajado varias veces a las Islas
Malvinas y tenía estudiado todos los detalles de la nave, desde los pasajeros
habituales hasta la autonomía de vuelo.
A las 0:30 el Douglas DC4 despegó con 48
pasajeros a bordo. Todo parecía normal hasta que apenas pasadas las 6 de la
mañana, el operativo comenzó a desplegarse en pleno vuelo.
Dardo Cabo y Alejandro Giovenco ingresaron a
punta de pistola a la cabina y ordenaron al piloto Ernesto Fernández García y
al copiloto Silvio Sosa Laprida cambiar el rumbo.
–No se muevan ni toquen la radio. El avión está
tomado –ordenaron–.
–Muchachos, no jodan. Vuelvan a sus asientos.
–Obedezcan mis órdenes y nadie saldrá herido.
Somos el Comando Cóndor. Usted, coloque el rumbo uno-cero-cinco. Nos dirigimos
a Malvinas.
Ahí empezó la odisea. El piloto, con el revólver
apuntándole en la cabeza, cambió la dirección, ahora hacia Puerto San Julián, y
de a poco, el avión comenzó a girar a la izquierda para abrirse del continente.
En tanto, Carlos Rodríguez y Pedro Tursi, que ya
habían encerrado en el baño al comisario de a bordo Raúl Ferrari, fueron hasta
el asiento del gobernador de facto de Tierra del Fuego, el contraalmirante
Guzmán, que casualmente formaba parte del pasaje y le dijeron:
“Contraalmirante, el avión ha sido tomado. Vamos a Puerto San Julián rumbo a
Malvinas.” El militar no le creyó y su edecán sacó un arma, pero los cóndores
se la arrebataron. Guzmán quedó mudo hasta pisar tierra.
Eso ocurrió finalmente a las 9:57, luego de
sobrevolar tres veces la zona y cambiar el lugar del descenso por las malas
condiciones climáticas. Tuvieron que hacerlo en una improvisada pista hípica,
bastante lejos de la residencia del gobernador, alterado el plan original.
Una vez en tierra firme, se dispusieron en forma
de abanico para izar las siete banderas que traían y entonaron el himno
nacional. El gobernador de facto de Tierra del Fuego se negó a cantar y les dio
la espalda. Mientras tanto, de pie y frente a la atenta mirada de todos, Dardo
Cabo proclamó: “Ponemos hoy nuestros pies en las Islas Malvinas argentinas para
reafirmar con nuestra presencia la soberanía nacional y quedar como celosos
custodios de la azul y blanca (...) O concretamos nuestro futuro o moriremos
con el pasado.” Luego, rebautizó al lugar como Puerto Rivero, en homenaje al
gaucho Antonio Rivero que en 1833 se levantó contra los ingleses y gobernó las
islas por unos meses.
En ese mismo acto se tomó como rehenes a
pobladores civiles de la isla y a jefes de las milicias locales “hasta tanto el
gobernador inglés reconozca que estamos en territorio argentino”. Pero eso
jamás ocurrió y tuvo que intervenir Rodolfo Roel, un cura católico holandés,
para calmar la situación. El párroco dio una misa en el interior del avión y
luego intercedió para que los pasajeros se alojaran en viviendas cercanas a la
pista, mientras los integrantes del operativo esperaban afuera bajo una fuerte
llovizna. Ya habían pasado 40 horas y el hambre y el frío se hacían notar.
Al rato, se vieron rodeados por unos 30 civiles
y militares belgas e ingleses que exigían la rendición. No hubo ningún disparo
y 48 horas después la resistencia terminó. “No nos entregamos ni nos rendimos,
‘depusimos’ la actitud -aclara Karasiewicz-. El reclamo de soberanía se había
hecho y no tuvimos el apoyo de las tropas argentinas. Entonces, ante el
comandante (Fernández García), la única autoridad que reconocimos, depusimos
las armas.”
Para Ricardo Ahe, esa actitud fue clave. “Al
tomarnos presos el comandante, significa que por intermedio suyo el Estado
nacional ejerció el poder de policía y ese es un acto pleno de soberanía.
Además, esto se complementó con el accionar del Poder Judicial, que nos juzgó
reconociendo su competencia y jurisdicción, lo cual reafirma la pertenencia de
las islas al territorio nacional de Tierra del Fuego.”
Los 18 jóvenes peronistas, que permanecieron
detenidos en la iglesia del puerto durante una semana, embarcaron rumbo a
Ushuaia, junto al resto de los pasajeros, en el buque de bandera argentina
Bahía Buen Suceso.
Allí estuvieron detenidos en el penal de Ushuaia
nueve meses hasta que el 26 de junio de 1967, fueron condenados por privación
ilegítima de la libertad, portación de arma de guerra, asociación ilícita,
piratería y robo en descampado. Por no existir jurisprudencia nacional en la
materia, no pudieron ser condenados por el delito de secuestro aéreo. A Dardo
Cabo, Alejandro Giovenco y Juan Carlos Rodríguez les dieron tres años de
prisión; para el resto, nueve meses.
La idea era reclamar la soberanía sobre el territorio
y esperar que un sector del Ejército argentino aprovechara esa situación y
desembarcara en las islas para recuperarlas. Pero eso nunca sucedió, sino todo
lo contrario ya que el gobierno de facto de Onganía emitió un comunicado en el
que expresó que “la recuperación de Malvinas debe ser resuelta por la vía
diplomática y no por un acto de piratería”. Para las bases sindicales y
estudiantiles, en cambio, fueron “héroes”.
Hoy, los cuatro integrantes de aquella gesta
histórica que volvió a instalar en la agenda pública el olvidado reclamo sobre
la soberanía de Malvinas le piden a los jóvenes no olvidar a los caídos en
combate y jamás renunciar a lo que nos corresponde como argentinos. Quizás
ellos no lo vean, pero están convencidos de que algún día las islas volverán a
ser argentinas. Por eso volaron hacia allá hace 45 años. Y por esa misma causa
lo volverían a hacer.
Cristina reivindicó el reclamo de soberanía
sobre Malvinas en un homenaje al Gaucho Rivero
TELAM. 24 de agosto 2012. La Presidenta Cristina
Fernández de Kirchner, homenajeó a Antonio "El Gaucho" Rivero, quien
enarbolara el pabellón nacional el 26 de agosto de 1833 en Malvinas, a quien
"desaparecieron y luego difamaron" en la historia oficial.
Cristina Fernández de Kirchner reivindicó el
reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas, afirmó que "vamos bien
diplomáticamente" y exhortó al "mundo civilizado" a lograr una
"hazaña" para "devolverle a los argentinos lo que es de los
argentinos".
Así lo afirmó en un acto en Casa de Gobierno en
el que rindió un homenaje a Antonio "El Gaucho" Rivero, un peón de
campo rioplatense que lideró en 1833 un alzamiento contra la ocupación
británica de las islas y que, tras arriar la bandera británica, enarboló una
improvisada enseña argentina.
"Quiero homenajear en el `Gaucho` Rivero a
todos los que vinieron después de él e hicieron su hazaña de distintas maneras.
Pero hoy la hazaña la tenemos que hacer los 40 millones de argentinos y el
mundo civilizado, para definitivamente devolverle a los argentinos lo que es de
los argentinos, nuestras Islas Malvinas", expresó la mandataria.
En su discurso, la jefa de Estado recordó la
figura de Rivero, quien llegó a Malvinas con 20 años junto al gobernador Luis
Vernet para ejercer el oficio de peón y tras una difícil situación social y
económica, encabezó una rebelión el 26 de agosto de 1833, seis meses después de
que los ingleses ocuparan por la fuerza las Malvinas, hecho del que se cumplen
179 años este domingo.
Cristina recordó asimismo en su mensaje el operativo
Cóndor, ocurrido en septiembre de 1966, cuando un grupo de jóvenes estudiantes,
obreros y sindicalistas, desvió un avión de Aerolíneas Argentinas y aterrizó en
Malvinas, donde hicieron flamear la bandera argentina durante 36 horas.
"Que a ninguno se le ocurra hoy desviar un
avión. Hoy tenemos los foros internacionales y vamos bien
diplomáticamente", dijo la mandataria y recordó que le pidió a los atletas
argentinos que participaron de los Juegos Olímpicos en Londres que
"tuvieran una conducta ejemplar", ya que los británicos "están
esperando que hagamos cosas que no están bien para aferrarse al último tablón,
como náufragos en el mar".
La mandataria remarcó además que todas esas
"hazañas" fueron realizadas por jóvenes y puso de relieve que las
"grandes transformaciones de la historia fueron movilizadas por los
jóvenes", en tanto que elogió a la juventud militante de hoy que, dijo,
"pinta banderas, escuelas y trabaja en los barrios".
"La historia la escriben hoy miles de
jóvenes todos los días, pese a los 0800 que les quieren poner", señaló la
mandataria, al volver a cuestionar la línea que habilitó el gobierno de
Mauricio Macri para denunciar actividad política en las escuelas porteñas.
Al recordar al "Gaucho" Rivero,
Cristina dijo que "lo anonimaron, lo desaparecieron de la historia y luego
lo difamaron diciendo que era un bandolero", y agregó que estas historias
"tienen que tener su lugar en la historia", al asegurar que su
gestión va a ir "mostrando y explicando para darle a cada uno el lugar que
tuvo en la historia".
"Nadie pretende negarle el lugar a nadie,
pero que surjan los que protagonizaron la verdadera historia por la
emancipación y la libertad. Todos fueron muy jóvenes y muy humildes",
reseñó Cristina, al evocar las figuras de Rivero, de aquellos que
protagonizaron el Operativo Cóndor y de los combatientes de la guerra que
enfrentó a la Argentina con Gran Bretaña en 1982.
En otro tramo de su mensaje, la Presidenta
destacó la figura de María Cristina Verrier, esposa de Dardo Cabo, la única
mujer del operativo Cóndor, a quien recibió días atrás en Olivos, y le entregó
"en custodia" las banderas que se enarbolaron en las islas, que en
total fueron siete.
A pedido de la mujer, una de las banderas
-"la más embarrada"- ya se colocó en el mausoleo que guarda los
restos del ex presidente Néstor Kirchner en Río Gallegos y otra se trasladará
al santuario de la Virgen de Itatí en la provincia de Corrientes.
Las restantes se colocarán en el Museo de las
Malvinas -que se inaugurará el año próximo en el predio de la ex ESMA-, en el
Museo del Bicentenario, en el patio Malvinas Argentinas de la Casa de Gobierno,
en el Congreso Nacional y en la Basílica de Luján.
"Me siento muy orgullosa de haber sido
merecedora de esta custodia. No soy propietaria, son de todo el pueblo
argentino. Ya no la tendremos las mujeres sino otra mujer que se llama Patria,
siempre acompañada por la buena historia", concluyó Cristina su discurso.
Las siete banderas argentinas del Operativo
Cóndor
María Cristina Verrier, tercera al mando de la
Operación Cóndor que intentó la recuperación de las Islas Malvinas en 1966,
señaló a la Presidenta su esperanza de que todas las políticas y acciones
llevadas a cabo por el gobierno desde 2003 den sus frutos y que en el futuro
los jóvenes ingleses "van a querer venir al continente en
crecimiento".
"Sólo tenía que esperar, la historia los
traería a ustedes, Cristina y Néstor", dijo Verrier en la carta que
dirigió a la Presidenta y que fue leída hoy durante un acto que la mandataria
encabezó en Casa de Gobierno en homenaje a Antonio "El Gaucho"
Rivero, un peón de campo que lideró el 26 de agosto de 1833 un alzamiento
contra la ocupación británica de las islas.
Al entregarle a la Presidenta las siete banderas
que durante 36 horas flamearon en Malvinas en 1966, Verrier le dijo en la
misiva que hasta ahora era ella la que las custodiaba y que creía que había
llegado el momento que fuera Cristina quien siguiera su custodia como
"símbolo que une la voluntad de todo el pueblo".
Verrier expresó en este marco su deseo de que se
realice una "campaña con las banderas, con reclamo ante los organismos
internacionales", pero, sobre todo, "con fe, porque los jóvenes
ingleses pronto van a querer venir a este continente en crecimiento y luz, y no
escucharán los encorsetados mensajes de los viejos ingleses que no quieren ver
que la Gran Bretaña se viene abajo".
En el texto, Verrier dice también que fueron la
Presidenta y Néstor los que "dieron a conocer al mundo" los derechos
argentinos sobre las Malvinas, los que "hicieron conocer a Ushuaia como un
bellísimo lugar, con hoteles y turismo, y, por encima de todo", su reclamo
"en vivo", y no con "cartas oficiales que iban y venían".
Con la presencia familiares de los integrantes de la Operación Cóndor, el 1 de marzo de 2013 la presidenta Cristina Fernández de Kirchner inauguró en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso Nacional una vitrina con una de las siete banderas argentinas que flamearon en Malvinas en septiembre de 1966.
Verrier expresó su voluntad de que sus banderas,
que -dijo- "están vivas" recorran "de punta a punta la
Argentina, para mostrarlas al pueblo", pero también para que dos de ellas
queden depositadas, una en la Virgen de Itatí, a la que considera la protectora
del operativo Cóndor, y otra "en el mausoleo de Néstor Kirchner, tu
compañero".
Respecto a su voluntad de que una de las
banderas esté en el mausoleo de Néstor Kirchner, Verrier recordó que "no
sólo se inmoló por sus ideales, sino que puso a la mujer en igualdad con el
hombre, hombro a hombro, algo nada fácil en un país machista, acostumbrado a
tomar para su beneficio las capacidades de la mujer que tienen al lado".
"Este es mi deseo, campaña con las
banderas, reclamo ante los organismos internacionales y fe, porque los jóvenes
ingleses pronto van a querer venir a este continente en crecimiento y luz, y no
escucharán los encorsetados mensajes de los viejos ingleses que no quieren ver
que la Gran Bretaña se viene abajo", advirtió en su texto.
Dijo también que "las monarquías
desaparecerán" y que "lo único azul será el color que se vende en la
pinturería" y lanzó desde la Argentina "un profundo grito de Viva la
Patria, al gaucho Rivero que en su tiempo defendió las islas a caballo y a
degüello, y murió a su ley en la Vuelta de Obligado".
En su post data, Verrier le pidió a la
Presidenta que "la releve" como custodia de estas banderas que el 28
de septiembre de 1966 flamearan en las islas usurpadas.
Cristina detalló que, como Verrier se lo pidió
en una carta y personalmente durante una reunión que mantuvieron en la
residencia de Olivos, una de las banderas "ya está con él", en el
mausoleo que guarda los restos del ex presidente Néstor Kirchner en Río
Gallegos.
En tanto, la Presidenta señaló que otra de las
banderas "irá a la Virgen de Itatí, en Corrientes como me pidió María
Cristina".
"El resto de las banderas van a ir una al
Museo de las Malvinas que vamos a inaugurar el año que viene; otra al Museo del
Bicentenario; otra para el Patio Malvinas Argentinas que está aquí (en la Casa
de Gobierno) y otra tiene que estar en el Congreso Nacional", precisó.
Una de las siete banderas fue llevada por la Presidenta a la Basílica de Itatí, Corrientes, tal como fuera solicitado por María Cristina Verrier.
Agregó que "la séptima, por pedido mío, irá
a la Catedral de Luján, consagrada a la Virgen de Luján que es la patrona de
todos los argentinos".
El miércoles 28 de septiembre de 1966 un grupo
de 18 jóvenes tomaron el control del vuelo 648 de Aerolíneas Argentinas, que
había despegado del aeroparque Jorge Newberry hacia Río Gallegos, en lo que fue
el inicio del Operativo Cóndor.
Dardo Cabo, en ese momento de 25 años, quien diez
años después, durante la dictadura militar, fue asesinado, fue el jefe del
comando.
Lo secundaron Alejandro Giovenco, María Cristina
Verrier, Ricardo Ahe, Norberto Karasiewicz, Aldo Omar Ramírez, Juan Carlos
Bovo, Pedro Tursi, Ramón Sánchez, Juan Carlos Rodríguez, Luis Caprara, Edelmiro
Jesús Ramón Navarro, Fernando José Aguirre, Fernando Lisardo, Pedro Bernardini,
Edgardo Salcedo, Víctor Chazarreta y el director del diario Crónica, Héctor
Ricardo García.
En Puerto Rivero -después sería Puerto Argentino-
Dardo Cabo firma el siguiente comunicado: "Operación Cóndor cumplida.
Pasajeros, tripulantes y equipo sin novedad. Posición Puerto Rivero, Islas
Malvinas, autoridades inglesas nos consideran detenidos. Jefe de Policía e
Infantería tomados como rehenes por nosotros hasta tanto gobernador ingles
anule detención y reconozca que estamos en territorio argentino".
Los jóvenes descendieron del avión y desplegaron
siete banderas argentinas: cinco en los alambrados, una en el avión y otra en
un mástil.
La nave fue rodeada por varias camionetas y más
de cien isleños, entre soldados y milicianos de la Fuerza de Defensa.
El 30 de septiembre, tras permanecer en el avión
y luego de muchas negociaciones, los jóvenes abandonaron la nave siempre y
cuando fueran acogidos por las autoridades de la Iglesia Católica de las islas,
y así fue.
El viaje desde las Malvinas hasta Tierra del
Fuego se extendió desde las 19:30 del 1 de octubre hasta las 3 de la mañana del
3 de octubre, cuando llegaron a Ushuaia. Luego vino un proceso judicial por
parte del gobierno de facto de Juan Carlos Ongania.
Quince de ellos fueron dejados en libertad luego
de nueve meses de prisión, en tanto Cabo, Giovenco y Rodríguez permanecieron
tres años en prisión debido a sus antecedentes políticos como militantes de la
Juventud Peronista.
Fuente: Telam.