Jorge Rachid
Los primeros tiempos del gobierno nacional y
popular por asumir, serán sin dudas destinados a reparar, en forma urgente, la
catástrofe social emanada de un gobierno brutal e inhumano, que ha sometido al
pueblo argentino, a uno de los peores períodos de su historia constitucional,
cubierto por un dolor social inmenso, ocultado por los medios hegemónicos
cómplices y promovidos por los cultores del odio neoliberal.
Será prioridad absoluta el cubrir el hambre de
millones de argentino y de chicos en situación de pobreza que alcanzan más del
50% de los mismos, recomponer en forma urgente el salario previsional de
jubilados, pensionados y AUH, al mismo tiempo que se intentará desendeudar a la
familias angustiadas y las Pymes a los fines de crear trabajo con su puesta en
marcha.
Esas medidas, negadas por años por la lógica
neoliberal, cuyo única prioridad es macro económica, ignorando al pueblo como
sujeto histórico de derecho, al polarizar con el llamado “populismo”, término
peyorativo de lo popular que intenta hacer desaparecer del panorama político,
desde hace años, convirtiendo su obsesión en derrota.
Sin embargo la cultura dominante del
neoliberalismo, que domina el escenario simbólico desde hace más de 40 años, ha
modificado hábitos y comportamientos sociales, fomentando el individualismo y
la diáspora social, apuntalando la meritocracia egoísta, que ha deteriorado los
sistemas solidarios institucionales, que por largas décadas, construyó el
pueblo argentino al calor del peronismo, en un Modelo Social Solidario, que
apuntalaba la Justicia Social.
Esa invasión cultural, que derrama por
diferentes andariveles de la vida cotidiana, es la que lleva desde el
consumismo, que no es lo mismo que el consumo habitual y necesario, a un
proceso de lucha por los innecesario, con zanahorias por delante siempre nuevas
e inalcanzables, que condicionan la vida y comprometen los proyectos familiares
a largo plazo, al tener siempre prioridades emanadas de la compulsión
comunicacional, que empuja y condiciona, antes que de la necesidad práctica.
Allí se inscribe por ejemplo, la cultura
sanitaria de la medicalización, diferente a la medicación habitual y necesaria,
que nos impulsa a tener la vida pendiente del medicamento, para el control de
cualquier afecto o dolor, amputando emociones y clausurando reacciones, en una
forma clara de disciplinamiento social, puerta de entrada asimismo de la
adicción, como método de control y manipulación de la sociedad.
Esa batalla cultural, debe darse desde la
currículas mismas de los planes de estudios escolares, donde la historia
planteada desde un mitrismo justificador de genocidios y represiones, instala
la idea de “civilización y barbarie”, criticado actualmente hasta por Francisco
en su papado, al referirse, en una autocrítica de la Iglesia, al tema de la
tragedia amazónica y los pueblos originarios por siglos.
En esa mención del Papa argentino, plantea que
nos inculcaron y lo siguen haciendo que lo civilizatorio es lo que viene de
afuera y la barbarie somos nosotros, con nuestra identidad conformada por ese
sincretismo de las subjetividades desde los pueblos originarios a los
inmigrantes, pasando por los criollos, los negros, los zambos, los mulatos, que
fuimos construyendo al amparo de una concepción de un pueblo y un destino
común, una sociedad solidaria , previsibles y vivible, frente a la pesadilla de
la carrera sin destino, de un neoliberalismo, que nos aísla, nos entristece,
nos hace lejanos y peor aún indiferentes al dolor ajeno, al no reconocer “al
otro”, como un yo social.
Entonces la batalla cultural debe ser sostenida
en el marco de la Comunidad Organizada, estas construcciones de las
organizaciones libres del pueblos, que construyen Poder Popular Democrático,
que derrota aquellos que “el pueblo no gobierna ni delibera, sino a través de
sus representantes”, del preámbulo constitucional liberal.
El pueblo en el peronismo si gobierna y
delibera, construye y se organiza, desde el movimiento obrero a las
organizaciones de base comunitaria, desde los comedores en la emergencia a las
organizaciones sociales, nuevos actores políticos, justamente nacidos al calor
de la lucha anti neoliberal de los últimos 45 años.
Entonces desde el pensamiento crítico, necesario
y vital en la militancia social y política, debe ser orientado desde el
revisionismo histórico hasta la deconstrucción de los pilares neoliberales
insertos en la comunidad, que han barrido de la consideración pública, la
escuela y la salud pública, volcando al pueblo a los sistemas de lucro
financiero, lo cual sumado al consumismo irracional y brutal, compromete al
conjunto social argentinos, determinando incluidos y excluidos. El poseer se
transforma en un elemento de brillo personal lo cual alimenta los pensamientos
y actitudes racistas y discriminatorias, todas lacras del pensamiento
neoliberal dominante.
Reconstruir la cultura social solidaria es una
responsabilidad del movimiento nacional, de trascendencia estratégica en la
consolidación de un proyecto de Argentina en el marco de un Proyecto Nacional
de Patria Grande, que mientras ampliamos derechos sociales, consolidamos la
identidad compartida desde la cultura nacional y popular, siempre negada por
los pensamientos ajenos que no reconocen la construcción del pensamiento
americano, mestizo, moreno, criollo y profundo, de nuestro acervo cultural
patrimonial, aquel que nos viene desde la transmisión oral familiar hasta de la
historia verdadera de las luchas por el Liberación americana.
Jorge Rachid
PRIMERO LA PATRIA
www.primeroestalapatria.org
Jorge Rachid
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