Foto: Las advertencias no lograron que el
kirchnerismo porteño le retirara su apoyo. Fue él quien pegó el salto al PRO
sin escalas.
Por Juan Salinas
Detesto a Diego Kravetz con quien jamás crucé
una palabra. Es que recuerdo la época en que le doraba la píldora a Miguel
Bonasso y, sobre todo, aquella en la que apadrinado por Alberto Fernández (que
acaba de ser atendido desde la cárcel por Julio Devido) fue jefe del Bloque de
Legisladores porteños del Frente para la Victoria y uno tenía que fumarse su
presencia en grandes afiches en las Unidades Básicas kirchneristas, junto a
próceres como John William Cooke, Juan José Valle, Arturo Jauretche y Rodolfo
Puiggrós. Después, ya sabemos, todo peor. Aquí, Ricardo Ragendorfer escribe
para Nuestras voces una crónica vibrante sobre su trayectoría, más que
zizagueante, parabólica, y más que parabólica decididamente bumeránica.
Conozco a “Patán” Ragendorfer desde que era un
niño con flequillo, pero nos hicimos amigos en la redacción de El Porteño,
amistad que se galvanizó por nuestro común repeluz ante las arremetidas
cancheras de Jorge Lanata y nuestro común tránsito por las páginas de noticias
policiales del efímero diario Nuevo Sur. Es un escritor dueño de un estilo
inconfundible que me resulta grato por lo zumbón y picante, como de abejorro.
En cuanto a Grindetti, involucrado en los Panama
Papers, en la causa de los aportantes truchos y en otras de lavado cuando era
secretario de Hacienda de la Ciudad, es incomprensible que todavía esté libre y
al frente de la comuna de Lanús.
En cuanto a Kravetz me pregunto por donde andará
ahora Julián Álvarez, ex viceministro de Justicia del gobierno de CFK y su
ostensible protector.
Ahora escrutemos de la mano de Ragendorfer un
perfil biográfico del tránsfuga y de su esposa, la ministra de Educación de la
CABA Soledad Acuña. Tela marinera. JS
Investigaciones
Los negocios turbios de Kravetz y Acuña
Por Ricardo Ragendorfer
La ministra de educación porteña, María Soledad
Acuña y el jefe de Gabinete y secretario de Seguridad de Lanús, Diego Kravetz
fueron denunciados por asociación y enriquecimiento ilícito, negociaciones
incompatibles con la función pública y lavado de dinero. Están involucrados en
un sistema fraudulento de recaudación implementado desde el Gobierno de la
Ciudad. El cuestionado intendente de Lanús, Néstor Grindetti, –ex Socma y amigo
de Macri–, es la tercera pata de este negociado, que sin licitación le entregó
casi 2 millones de pesos a una empresa del matrimonio.
Días pasados, la ministra de educación porteña,
María Soledad Acuña, se dejó caer en una escuela técnica de San Telmo. Ella
sonreía para las fotos. Horas después aquellas fotos fueron colgadas en su
cuenta oficial de Facebook.
En ese mismo instante, el jefe de Gabinete y
secretario de Seguridad de Lanús, Diego Kravetz, se mostró con droga incautada
durante un allanamiento en Villa Diamante. El tipo sonreía para las fotos.
Horas después aquellas fotos fueron colgadas en su cuenta oficial de Twitter.
Acuña y Kravetz son un matrimonio muy feliz.
Pero ahora el destino los somete a una difícil prueba. Sobre sus cabezas acaba
de caer una denuncia por asociación ilícita, enriquecimiento ilícito,
negociaciones incompatibles con la función pública y lavado de dinero.
El tercer cateto de esta trama es el ex ministro
de Hacienda porteño y actual intendente de Lanús, Néstor Grindetti.
La presentación la realizó el integrante de la
Fundación Alameda, Lucas Manjon (patrocinado por el abogado Daniel Llermanos),
en el juzgado federal a cargo de Marcelo Martínez de Giorgi. Y se refiere a un
sistema fraudulento de recaudación implementado desde el Gobierno de la Ciudad.
En realidad el caso había quedado al descubierto en abril de 2017 por una serie
de artículos periodísticos publicados simultáneamente por el diario Tiempo
Argentino, el portal Nueva Ciudad y Nuestras Voces.
La triple alianza
El primer signo visible de esta historia se
remonta al 4 de noviembre de 2015, cuando Grindetti –ya intendente electo de
Lanús– anunció el nombramiento de Kravetz en la Secretaría de Seguridad. A la
semana, el Ministerio de Hacienda porteño –todavía en manos de Grindetti– hizo
un pago de 896 mil pesos a la ignota consultora Signica SRL por un supuesto estudio
sobre “satisfacción de contribuyentes”. Y el viernes 20 efectuó otro pago de
972 mil pesos a dicha firma, esta vez por un presunto estudio sobre
“satisfacción de proveedores”.
¿Acaso hubo relación entre tales pagos y la
designación de Kravetz? Un detalle sugería eso: el socio gerente de Signica SRL
no es otro que Kravetz. A su vez, en Lanús es un secreto a voces que la campaña
de Grindetti quedó sin fondos en las postrimerías de su carrera electoral. Y
–tal como sostuvo una fuente próxima a su despacho– fue ahí cuando apareció la
figura salvadora de Kravetz, quien entonces se habría convertido en su
recaudador de emergencia. Un gesto que a Grindetti no le salió gratis.
La jura de Kravetz como funcionario de Lanús
ocurrió el 9 de diciembre en el Concejo Deliberante local bajo el tenue vitoreo
de un grupo reducido de adláteres. Ocurre que ese hombre de mirada huidiza y
dentadura de roedor no es muy apreciado en los círculos de la política por su
naturaleza camaleónica.
Ese mañana Acuña también asumió como ministra
del alcalde, Horacio Rodríguez Larreta. Por entonces ella recomponía su vínculo
amoroso, tras un momentáneo distanciamiento, con el flamante funcionario
mencionado en el párrafo anterior.
En el aspecto específico de su gestión, la
señora Acuña supo mostrarse implacable en la austeridad de sus ofrecimientos
para las tratativas paritarias. También le puso garra a la UniCABA; o sea, el
resistido proyecto de reforma educativa que propone la creación de una suerte
de universidad ad hoc y el cierre de los 29 institutos de formación docente que
existen en la actualidad. Sin embargo, en el futuro seguramente se la recordará
por haber tenido la gran ocurrencia de proponer un protocolo que exigía
denunciar penalmente la toma de colegios secundarios.
¿Es posible que semejante reflejo punitivo lo
haya adquirido es su época estudiantil? Porque en su Bariloche natal asistió a
un ilustre colegio donde los alborotos no ocurrían, el Instituto Primo Capraro,
administrado por un hombre del cual ella –así como confiesa entre sus íntimos–
guarda un buen recuerdo: el criminal de guerra nazi, Erich Priebke. Cosas de la
vida.
¿O tal vez dicho protocolo le fue sugerido por
su cónyuge? Ya se sabe que el señor Kravetz es un reconocido benefactor de la
niñez entre cuyos hitos se destaca el furioso ataque policial que encabezó en
el comedor infantil Los Cartoneritos, de Villa Caraza, y la infame extorsión a
un pibe de 11 años para que confiese crímenes imaginarios en el programa
televisivo de Jorge Lanata.
Lo cierto es que aquel individuo es visto con
recelo hasta en las filas del PRO. Eso bien lo sabe la propia Acuña, quien en
2011 vio naufragar su sueño de conducir el Ministerio de Desarrollo Social
precisamente por su vínculo marital con él. Es que Mauricio Macri no tenía una
buena impresión de él. Y pese a que, desde su alianza electoral con Jorge
Telerman, ya jugaba a favor del futuro presidente. De hecho, en 2008, cuando
pugnaba por perfilarse como figura del Frente para la Victoria (FpV), Néstor
Kirchner fue tajante: “Ojo con Kravetz, que labura más para Macri que para
nosotros”.
No menos cierto es que su mala fama tuvo un
origen paralelo a su debut político. Eso ocurrió en plena crisis de 2001. Por
entonces, él era un referente del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas
(MNER). Y fue el primer paso de su cambiante carrera hacia el poder. Un paso que difícilmente olviden los
organismos de derechos humanos. Porque en tales ámbitos se lo recuerda por una
estafa a integrantes de HIJOS, quienes jamás recuperaron el dinero de sus
indemnizaciones después de que Kravetz los convenciera de invertirlo en una
empresa recuperada. El asunto no pudo ser esclarecido por vía judicial ya que
esos aportes se hicieron sin su correspondiente documentación.
Dos años más tarde logró encandilar a Miguel
Bonasso, quien lo sumó como candidato a diputado porteño en las listas del
Partido de la Revolución Democrática. Así fue que durante dos períodos hizo de
la Legislatura la base de sus migraciones partidarias. Y en 2012, ya con mandato
cumplido, inventó el Instituto de Políticas de Pacificación, una ONG que lo
acercaría al Frente Renovador. Aquella pertenencia parecía ser definitiva.
Grande fue la sorpresa de Sergio Massa tres años después, al anoticiarse por
los diarios que Kravetz asumía como funcionario del PRO en Lanús.
Su jefe político es un típico producto de la
cantera del Grupo SOCMA. Actuario de profesión, Grindetti entró allí a los 24
años como cadete y, con la bendición de Don Franco, llegó a engrosar el
directorio de Sideco Americana. En tal tránsito hizo buenas migas con el
botarate de la familia. De modo que éste, al llegar a la jefatura de la Ciudad,
le confirió el control de la economía municipal. Desde ese momento tanto su
patrimonio como su prontuario han experimentado un notable incremento.
Entre las pesadillas judiciales de Grindetti se
destaca una denuncia por sobreprecios en la construcción de carriles exclusivos
sobre la Avenida 9 de Julio. En 2010 fue denunciado por el pago de una comisión
de 9,5 millones de dólares a los bancos Credit Suisse y KBR Finance, cuando
había otras ofertas con porcentajes más bajos. En aquel mismo año también quedó
en la mira por irregularidades en la emisión de 475 millones de dólares de
deuda porteña. En 2011, a pedido de un tribunal brasileño, Interpol emitió una
orden de captura internacional contra él (dada de baja en 2015) por “delitos
tributarios”. Y en 2016 fue imputado por enriquecimiento ilícito en las
investigaciones conexas a los denominados Panamá Papers. Pero ahora el problemita
que comparte con Kravetz y Acuña enturbia aún más su certificado de buena
conducta.
La danza de la fortuna
La denuncia que actualmente está a consideración
del juez federal De Giorgi coincide con el contenido de los artículos
publicados por Tiempo Argentino, Ciudad Futura y Nuestras Voces en el otoño de
2017. Y profundiza el asunto con detalles reveladores.
Signica SRL, el sello empresarial de Kravetz,
fue registrado en 2012. Y como socia figura su prensera, la norteamericana
Mariana Feuerman. Recién en noviembre de 2013 empezó a trabajar allí la única
empleada, Susana René López, quien desde 2007 es también empleada de la
Legislatura. Únicamente entre 2012 y 2014, ese emprendimiento (concebido, según
su folletería, para brindar “servicios de consultoría y asesoramiento e
información a personas físicas y jurídicas, para campañas electorales o
comunicacionales”) le facturó al gobierno porteño más de cuatro millones de
pesos. A eso se le añade los dos últimos contratos rubricados por Grindetti en
las horas finales de Macri como alcalde por un total de 1.868.000 pesos,
desglosados en dos pagos (y por dos trabajos diferenciados) para así eludir los
controles establecidos por el propio Gobierno de la Ciudad. Y todo con una sola
empleada.
Cabe destacar un detalle: en el proceso
licitatorio de tales contrataciones también participó (y perdió) la empresa
“Trespuntozero”. Lo curioso es que su número telefónico es el mismo que el de
Signica SRL.
Se podría decir que la transición institucional
que posibilitó el salto de Kravetz a Lanús y la designación de Acuña en el
Gabinete porteño coincidió con una etapa floreciente para ellos en términos
económicos. Tanto es así que a principios de 2016 ellos escrituraron un bello
departamento en el edificio de la calle Cabello 3329, en Barrio Parque. La
ministra acababa de adquirir el 50 por ciento de otra propiedad en el barrio de
Núñez. Y en el transcurso de aquel año con su marido también adquirió una
cochera y un terreno de 900 metros cuadrados en el Conourbano.
Fuente: Pájaro Rojo