La última vez que Pablo Verna habló con su padre fue en el año 2013. Hasta ese entonces lo único que sabía de Julio Alejandro Verna era que había trabajado en el Ejército Argentino como médico anestesista durante la última dictadura militar. De chico había escuchado muchas veces cómo su progenitor se jactaba entre familiares y amigos de su accionar en los escuadrones de Campo de Mayo. Por eso sospechaba que podía estar involucrado en delitos de lesa humanidad. Pablo recuerda que fueron muchas veces las que lo increpó con tal de saber la verdad. La respuesta siempre fue la misma: la negación. Hasta que un día, mientras se realizaba uno de los juicios, Pablo volvió a preguntar y por primera vez llegó la confesión: “¿Quién te va creer si me denunciás?”.
¿Cómo es el proyecto?
En esa charla, Julio Alejandro Verna admitió
haber participado de los "vuelos de la muerte", en los que militares
arrojaron a los detenidos desaparecidos a las aguas del Río de la Plata. Los
llevaban vivos, sedados, delirando. Después los mataban. El ex capitán trabajó
como anestesista y traumatólogo en el Hospital dentro del centro clandestino de
detención, tortura y exterminio de Campo de Mayo desde el 1979 al 1980.
"Mi papá participó en los vuelos de la muerte, inyectando a las personas
que fueron arrojadas vivas al río o al mar", relató a Telefe Noticias
Documenta.
Julio Verna Integraba el grupo de tareas de El
Campito: el centro de exterminio donde desaparecieron alrededor de 5000
personas
"Mi mamá habla con otros familiares sobre
la participación de mi papá. Después lo interpelo y se presentaban
contradicciones". Luego de ello llegó la confesión: "No voy a dar
nombres, ni lugares ni fechas, aunque me torturen o me maten". Así con
esas palabras su progenitor reconoció haber participado de los delitos de lesa
humanidad. "Me reúno con él, le cuento lo que había dicho mi mamá y me
admite que había sido así. Tuve un alivio porque tenía una certeza. Hay un
antes y después, empieza un proceso de empezar a atravesar el sufrimiento,
dolor, porque participó de estos crimines tan terribles"
Después de escuchar la confesión de su padre, de
escuchar las atrocidades que había cometido y de las que tanto tiempo se había
enorgullecido, cortó toda relación y lo dejó de ver. El 23 de diciembre del
2013 Pablo se presentó en el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y denunció
a su progenitor. El Ministerio, a su vez, se presentó al juzgado con la
intención de que Verna sea imputado, pero no fue posible: el Juzgado que lleva
la causa de Campo de Mayo, “vuelos de la muerte”, TOF 1 DE SAN MARTIN, a cargo
de la Jueza Alicia Vence, pidió que llevaran más pruebas y testigos del médico
dentro del centro de detención y la denuncia quedó en suspenso.
Los “vuelos de la muerte” terminaron con la vida
de miles de personas y fueron uno de los métodos de exterminio de Campo de Mayo
y la ex ESMA. Allí funcionó El Campito, el centro clandestino más poblado del
país donde se cree que fueron miles de detenidos desaparecidos lanzados al mar
o al río en los vuelos también conocidos como "fantasmas o
nocturnos".
En la Argentina hay en total 16 juicios abiertos
por crímenes de lesa humanidad.
A partir de ese día Pablo empezó una lucha que
tiene un objetivo: que se haga justicia. En un testimonio inédito a Telefe
Noticias Documenta, el joven abogado asegura que su padre cometió delitos de
lesa humanidad, pero explica que no puede denunciarlo ni testimoniar en su
contra debido a que los artículos 178 y 242 Código Procesal Penal argentino
prohíben que una persona denuncie o declare contra un familiar directo a menos
que se trate de la víctima directa del delito. Por eso junto a otros hijos de
genocidas argentinos, se agruparon bajo el colectivo “Historias Desobedientes”
y buscan cambiar la legislación para poder declarar contra sus padres en
juicios de crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura
militar.
"Debemos lealtad al resto de la
humanidad"
En el caso de Julio Verna no existen testimonios
que lo impliquen en delitos de lesa humanidad. La denuncia de Pablo -que además
denunció los hechos ante la Secretaría de Derechos Humanos y ofreció su
testimonio a la querella que Pablo Llonto sigue en la megacausa conocida como
la “Contraofensiva”- sería la primera. Son pocos los sobrevivientes de Campo de
Mayo, hecho que vuelve más difícil la tarea de llevar a la Justicia a los
responsables de los crímenes de lesa humanidad. Sin embargo, Pablo está
decidido a llegar hasta el final, con tal de ver a su progenitor condenado por
lo que hizo. Hoy el ex capitán del Ejército transita sus días en un
departamento de Villa del Parque y entra y sale de su vivienda como si nada
hubiera ocurrido.
El grupo que integra “Historias desobedientes”
redactó el proyecto, que ya fue presentado en el Congreso y que propone
modificar el Código Penal, para que así los hijos de personas sospechadas por
cometer Delitos de Lesa Humanidad, pueden testificar y denunciar a sus padres.
La iniciativa surgió luego de la exposición pública de la hija del represor
Miguel Etchecolatz, que el pasado 10 de mayo después de un polémico fallo de la
Justicia se movilizó contra el 2x1, para que su padre cumpla condena en la
cárcel y no se le reduzca el tiempo de pena.
Fuente: Telefe Noticias