*Manuel Valenti Randi
“El golpe no cierra si Lula puede ser candidato”
definió el ex presidente de Brasil en una conferencia de prensa realizada en el
día de ayer, 14 de Julio. Con “golpe” se refiere al golpe de estado
parlamentario, político, mediático, económico, financiero y judicial que está
sufriendo el pueblo brasilero. Él tiene claro que “no es contra Lula, es contra
un proyecto de país”.
Cristina Fernández de Kirchner, conductora del
movimiento nacional, popular y democrático argentino, es perseguida por los
mismos factores de poder que Lula y hace el mismo diagnóstico. Cuando muchos
creían que no iban a ser expuestos a difamaciones, extorciones o embestidas
judiciales y mediáticas si no apoyaban a Cristina, la ex presidenta les decía
que no iban por Ella, que iban por todos nosotros, aunque intentaran “correr el
cuerpo” para que no le pegaran las balas. Lo que no entienden estos
politiqueros, como los llamaba Perón, es que nos estamos enfrentando en toda la
región es a nuestro enemigo histórico y principal, que es la oligarquía local,
asociada al capital e intereses foráneos. El objetivo es desorganizar la vida de
los pueblos porque así pueden realizar sus objetivos económicos. Tienen que
romper y eliminar todo frente político, social y sindical que intente enfrentar
el avasallamiento de los salarios, empleos e industrias que disminuyan la
rentabilidad de los grandes capitales.
Hoy el imperialismo lo ejercen las corporaciones
extranjeras, los capitales financieros especulativos y la gran potencia del
Norte asociada a un sector de la clase política, económica, judicial y
servicios de inteligencia de los países Latinoamericanos. No coinciden todos
naturalmente en sus intereses y estrategias pero todos coinciden que en
Brasil Lula no puede seguir arriba del
ring, no puede seguir haciendo política porque si hay elecciones el sería el
ganador y sería un estorbo para garantizar la transferencia de recursos de los
trabajadores al capital como vienen haciéndolo el gobierno de Temer.
El golpe a Temer, es un golpe dentro del golpe,
fracciones internas que se disputan la conducción del poder. No es casual que
días antes de que circule el video donde estaba implicado en un hecho de
corrupción, entregado por el dueño de una empresa brasilera que quiere entrar
en el mercado de capitales norteamericano,
el FMI dijera en un informe publicado el 19 de mayo, que era necesario
acelerar la reforma laboral que estaba trabada en el congreso. Las
corporaciones extranjeras y los capitales especulativos necesitan garantías
institucionales de que van a poder explotar sin problemas a los trabajadores.
La reforma laboral aprobada fue un día antes de
que el Juez Moro declarara culpable a Lula en primera instancia, “La nueva
normativa da valor legal a los acuerdos negociados por sector o empresas aunque
no se ajusten a la normativa vigente. Según el Gobierno, eso permitirá que las
vacaciones anuales sean divididas hasta en tres veces y que se pueda negociar
la jornada de trabajo y otros acuerdos. Además, introduce la posibilidad de una
“jornada intermitente”, con el pago de salarios sobre una base horaria o por
jornada, y no mensual, regula el trabajo desde el hogar y abre la posibilidad
de negociar hasta el horario de almuerzo.” Esta reforma rompe con los convenios
colectivos de trabajo, es decir, le quita poder a la organización de los
trabajadores para pelear por un salario y equiparar la balanza frente a las
patronales.
Como dice Zaffaroni, el Plan Cóndor Judicial
está en acción. Son acontecimientos en pleno desarrollo y quedan muchas jugadas
por hacer al bloque nacional y popular, que conduce Lula y la antipatria. Lo
que es cierto es que esta última avanzó algunos casilleros, hoy tiene en sus
manos el poder judicial la posibilidad de inhibir a Lula de ser candidato.
Lula fue
condenado en primera instancia, por lo que todavía no irá detenido y puede ser
candidato si lo desea. El juicio de segunda instancia será posterior a la
elección del 2018, lo que no le impedirá disputar si no manipulan los tiempos
de lo que tarda usualmente este tipo de fallos. Como han demostrado no les
importa las instituciones, los derechos y las leyes. Este es un fallo del orden
de lo político. La decisión de inhibirlo dependerá en gran parte en la
capacidad de Lula de construir un frente político sólido que lo apoye e impida
a los jueces tomar la decisión de hacerlo; sin unidad nacional, el pueblo
brasileño va a ser sometido a la dictadura del capital. Hoy el frente político
que conduce Lula está resistiendo, movilizado en las calles, tratando de
construir alianzas políticas, aunque sean del orden de lo táctico, que le
permitan enfrentar a la avanzada neoliberal, aunque no los una el amor sino el
espanto.
Un dato preocupante que devela la hipocresía del
“partido judicial” es que los jueces y fiscales que condenaron a Lula son los
mismos que declararon inocentes a Michel Temer y Aecio Neves, por lo que no se
debe esperar nada serio. Como explica
Luis Vignolo “ya no alcanza con los golpes “blandos”, la condena a Lula marca
otra etapa de la restauración oligárquica e imperial y de las formas actuales
del terrorismo de Estado”.
*Por Manuel Valenti Randi, estudiante de Relaciones Internacionales (Universidad Nacional de Lanús), director del CENACK.