Otra vez sopa. Negocios con plata de otros.
Mindlin, con M de Macri
TIMBEROS
Por Ari Lijalad
La ANSES destinó 35 millones de dólares a
comprar deuda con calificación de riesgo de empresas cercanas al Gobierno. Es
dinero del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), que se utilizó para
tomar deuda de las empresas energéticas Pampa Energía, el holding conducido por
Marcelo Mindlin, y Genneia, controlada desde una guarida fiscal y con Jorge
Brito, del Banco Macro, como accionista.
La medida se aprobó en marzo pero no se publicó
hasta junio. ANSES compró deuda de dos empresas energéticas por 35 millones de
dólares. Son Pampa Energía, de Marcelo Mindlin, y Genneia, de Jorge Brito. Por
la baja calificación de las compañías, la operación se considera
“especulativa”. Mindlin ya había sido beneficiado por el Gobierno con un
préstamo de YPF para comprar Petrobras Argentina y, además, ANSES le vendió las
acciones de esa empresa de su Fondo de Garantía. Genneia ganó 3 licitaciones
para construir centrales eléctricas durante la gestión Macri.
La ANSES destinó 35 millones de dólares a
comprar deuda con calificación de riesgo de empresas cercanas al Gobierno. Es
dinero del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), que se utilizó para
tomar deuda de las empresas energéticas Pampa Energía, el holding conducido por
Marcelo Mindlin, y Genneia, controlada desde una guarida fiscal y con Jorge
Brito, del Banco Macro, como accionista.
Pampa Energía recibió 15 millones de dólares;
Genneia otros 20 millones. Ambas tienen una calificación que las define como
inversiones especulativas. Es decir, el Gobierno puso dinero de la seguridad
social (lo que mediática y erróneamente se llama “la plata de los jubilados”)
en una inversión técnicamente de riesgo.
La maniobra se hizo a través de la suscripción
de Obligaciones Negociables (ON), es decir, por la compra de deuda que emiten
las empresas para financiarse. Los datos constan en el acta 144 del Comité
Ejecutivo del FGS, que integran el Director Ejecutivo de ANSES Emilio
Basavilbaso, los Secretarios de Finanzas Santiago Bausili, de Hacienda Rodrigo
Pena y de Política Económica Sebastian Galiani, junto a Juan Martín Monge,
Subdirector Ejecutivo de Operación del FGS. En los hechos, Monge está a cargo
del control diario del FGS y fue quien realizó estas operaciones en enero. El
directorio del FGS lo aprobó el 7 de marzo. El acta 144 se publicó recién en
junio.
Riesgos
Todas las emisiones de deuda (incluidas las
Obligaciones Negociables) tienen una calificación de riesgo definida, valga la
redundancia, por empresas calificadoras de riesgo. Según la Comisión Nacional
de Valores (CNV), “las sociedades calificadoras de riesgo (SCR) son sociedades
anónimas formadas por especialistas que dan una opinión técnica independiente
sobre la capacidad de repago en tiempo y forma (es decir, en las condiciones
pactadas) de los distintos valores negociables (obligaciones negociables y/u
otros títulos de
deuda) colocados y negociados en los mercados”. O sea, la nota que pone
la calificadora de riesgo depende de la capacidad de pago de la deuda, y es
tenida en cuenta por los que adquieran los títulos o bonos o, en este caso, ON
de una empresa. No son infalibles. De hecho, las calificadoras de riesgo fueron
cuestionadas por manipulaciones en las calificaciones. La crisis financiera
desatada en 2008-2009 fue un claro ejemplo y reavivó el debate sobre quién
califica a las calificadoras. El negocio mundial de las calificadores está
concentrado en un puñado de empresas. En Argentina, igual. Se trata de Standard
& Poor´s, Fitch, Evaluadora Latinoamericana y Moody´s Latin America.
Pese a todas las sospechas y críticas, estas
calificadoras de riesgo aún son un pilar fundamental del mundo financiero y su
palabra es clave a la hora de colocar una deuda. De la nota que pongan
dependerá la confianza que genere esa emisión.
En el caso de estas últimas inversiones del FGS,
se hizo sobre deudas con mala calificación. Pampa Energía, el holding que
conduce Mindlin, recibió 15 millones de dólares del FGS. La operación se
concretó el 17 de enero de 2017. Las ON se suscribieron a 10 años, con un
interés del 7,625% anual, bajo ley de Nueva York. Pese a que Mindlin es uno de
los empresarios que más negocios cerró durante y con la gestión Macri, las
calificadores le pusieron una baja nota a sus ON: Moody´s dictaminó una B3;
Standard&Poor´s una B-; Fitch una B+. En el caso de Genneia, fueron 20
millones de dólares a 5 años, adjudicados el 12 de enero de 2017, con un
interés del 8,75% anual, también bajo ley de Nueva York. La calificación de
Moody´s fue B3.
Las categorías varían según la calificadora,
pero básicamente mantienen el mismo patrón. De la A a la C y le agregan un
segundo indicador, que puede ser numérico (del 1 al 3) o simbólico (+ o -).
Moody´s, por ejemplo, tiene como máxima categoría Aaa, que son deudas que “se
consideran de la más alta calidad y están sujetas al riesgo crediticio mínimo”.
De ahí para abajo, la Aa, luego la A, y sigue.
“Las obligaciones con calificación B se
consideran especulativas y están sujetas a un riesgo crediticio alto”, definen
en Moody´s. La B es la sexta categoría en el ranking, detrás de Aaa, Aa, A, Baa
y Ba. A la letra le agregan un número, que indica distintos matices dentro del
riesgo B. En este caso, el 3, que es la peor en la capacidad de pago. La
definición exacta es: “Los emisores (o instituciones de respaldo) con calificación
Prime-3 tienen una capacidad aceptable para pagar sus obligaciones de deuda de
corto plazo”. Es aceptable, pero por debajo del 1 (capacidad superior) y del 2
(fuerte capacidad).
Las definiciones de las otras calificadoras son
similares. Para Standard&Poor´s, “una obligación calificada con ‘B’ es más
vulnerable a un incumplimiento de pago que las calificadas con ‘BB’, pero el
emisor tiene capacidad para cumplir con sus compromisos financieros sobre la
obligación. Condiciones adversas del negocio, financieras, o económicas
probablemente perjudicarían la capacidad o voluntad del emisor para cumplir con
sus compromisos financieros de la obligación”. La de Fitch va en el mismo
sentido: “’B’ nacional implica un riesgo crediticio significativamente más vulnerable
respecto de otros emisores del país. Los compromisos financieros actualmente se
están cumpliendo pero existe un margen limitado de seguridad y la capacidad de
continuar con el pago en tiempo y forma depende del desarrollo favorable y
sostenido del entorno económico y de negocios”.
En síntesis, para las calificadoras, las ON de
Pampa Energia y Genneia eran riesgosas, pero el Gobierno las tomó igual.
Mindlin, con M de Macri
Esta suscripción de deuda riesgosa no es primer
favor de Macri a Mindlin. Pampa Energía, el holding que conduce Mindlin, tiene
inversiones en toda la cadena energética: generación, trasmisión y
distribución. Entre ellas, Edenor. Según relatan Esteban Rafele y Pablo
Fernández Blanco en su libro “Los patrones de la Argentina K”, Mindlin peleó durante años con los gobiernos
kirchneristas por la actualización de las tarifas energéticas. Pero apenas
asumió Macri se le alinearon los planetas. No sólo logró el ansiado aumento de
tarifas. Primero, el Gobierno le prestó 140 millones de dólares a Pampa Energía
a través de YPF. Mindlin usó ese dinero como parte de la operación de compra de
Petrobras Argentina. Otro favor del Gobierno a Mindlin fue la venta de las
acciones de Petrobras que estaban en manos del FGS, que representaban el 11,85%
de la compañía. Fue la primera venta de acciones del FGS que definió el
macrismo. Por último, Mindlin y sus socios compraron la constructora IECSA al
primo presidencial Ángelo Calcaterra, una empresa cuyo único valor real es el
contrato por el soterramiento del Sarmiento, hoy en el ojo de la tormenta del
escándalo Odebrecht.
Negocios con plata de otros
Genneia es una empresa de energía. Tiene siete
centrales térmicas convencionales (gas natural/combustible líquido) en las
provincias de Buenos Aires y Entre Ríos, y también inversiones en energía
renovable en el Parque Eólico Rawson. Según su página web, sus accionistas
principales son Argentum Investments I LLC (43,9%) y Fintech Energy LLC (25%),
dos firmas radicadas en la guarida fiscal de Delaware, en Estados Unidos. Las
dos tienen la misma dirección en el 2711 Centervillle Road, sede de la
Corporation Service Company, una empresa dedicada a brindar servicios en el
oscuro entramado de las guaridas fiscales desde 1899.
El resto de Genneia se lo reparten entre Prado
Largo SA (6,1%), y la plana mayor del Banco Macro: Jorge Horacio Brito (8,3%),
su Jorge Pablo Brito (8,3%) y Delfin Jorge Ezequiel Carballo (8,3%).
En noviembre de 2016, Genneia ganó 3
licitaciones del programa Renovar, del Ministerio de Energía. Se quedó con los
proyectos de energía eólica Villalonga (50Mw), Chubut Norte (28,35Mw) y Pomona
I (100 Mw). A principios de abril, la agencia Telam publicó que Genneia
invertiría 50 millones de dólares para financiar la construcción de proyectos
de energía eólica. La decisión la tomó la empresa en el 6 de enero. El 12 de
enero recibió el aporte de 20 millones de dólares la ANSES.
Otra vez sopa
Desde que asumió Macri hubo un cambio de
paradigma en la utilización del FGS, cuyo objetivo principal es ser el garante
del sistema de jubilaciones y pensiones a través de inversiones en proyectos
productivos, de infraestructura y su participación en empresas de todo tipo.
Durante la gestión kirchnerista hubo dos suscripciones de ON de empresas: una
de la electrónica Newsan y otra del Banco Finansur. Desde que el macrismo tomó
el control del FGS esta práctica se multiplicó e incluso hubo casos con un
claro conflicto de interés. Tal como publicó Nuestras Voces, el ex titular del
FGS Luis María Blaquier tiene una causa penal por suscribir ON de Cablevisión y
Arcor, empresas donde mantenía interese económicos y, en el caso de la empresa
del Grupo Clarin, también se trataba de una operación con calificación de
riesgo.
Nuestras Voces también informó sobre los 200
millones de pesos derivados a los bancos BBVA Francés, Santander Río y
Supervielle.
Fuente: Nuestras Voces