Por Emanuel Rodríguez
El quilombo lo empezó Maria Eugenia Vidal: les
hizo una oferta de aumento salarial a los docentes tan miserable, pero tan
miserable, que a los docentes les convenía hacer la gran Majul y llevarle el
café a Vidal… la gobernadora gasta más en propinas que en salarios.
Además, se obstinó en la oferta, la subió apenas
un 1% y se quedó ahí, como si fuera Macri tratando de terminar una oración
bimembre. Se quedó ahí. Se trabó.
Además, llamó a voluntarios para reemplazar a
los maestros para romper la huelga. Eso iba en contra de todas las leyes. Igual
se ofrecieron 60 mil voluntarios, que después en realidad fueron 60 mil tuits,
que después en realidad fue Yamil Santoro, un wifi de 4 gigas y el porno
bloqueado para no desconcentrarse.
Sin voluntarios, Vidal anuncia un premio de mil
pesos a quienes no se adhieran al paro. También, en contra de todas las leyes.
Está claro que Vidal se lleva muy mal con los maestros. Se ve que ningún
maestro le enseñó nunca que las leyes laborales están para cumplirlas.
Esto no termina ahí: Vidal encara una
persecusión policial a los docentes que sí hacen paro. Manda policías a las
escuelas a hacer listas negras. Juliana Awada se entera. Llama a Vidal: si son
negras e indocumentadas, mandámelas al taller que me quedé sin costureras.
Vidal luego hace una conferencia de prensa y les
pide a los docentes que digan si son kirchneristas. ¿Por qué? Porque si son
kirchneristas, el 18% de aumento es mucho.
En el medio, un ejército de trolls lanza un
ataque a Roberto Baradel en todas las redes sociales. El apoyo a Vidal es como
el botón “me gusta”. Parece importante pero sólo está en las redes.
Una marcha multitudinaria llena las calles en
defensa de la educación pública. Los grandes medios no la reflejan y bancan a
Vidal, que es como un pene en una orgía con desconocidos: necesita protección
de los forros sí o sí.
Macri se mete y cuestiona a los maestros con una
foto de Hiroshima, diciendo que en el Japón de la bomba, nunca pararon las
clases. En Japón dijeron “qué casualidad”, nosotros estamos usando una foto de
los docentes argentinos para enseñar que lo que no debe parar nunca es la lucha
por los derechos.
Después, la vice presidenta, Gabriela Michetti,
dice que si ella fuera docente no haría paro. ¿Te imaginás a Michetti docente?
“¡Uy, me pasé una hoja!”. “”Esto se vota, chicos?”. “¿Festival va con ve corta? ¿Sí? ¿Y si es un festival largo?”.
Además ya sabemos que si Michetti fuera docente,
se anotaría a recibir el premio de Vidal por no parar. Aunque pediría: “dejame
el premio en una bolsa, en casa, lo recibe mi mucama y lo esconde en el
placard”.
En el colmo de los ataques, Vidal amenaza con
sacarle la personería a los gremios docentes. “No son personas, son
kirchneristas, por lo tanto no tienen que tener personería”.
Esto sigue: Clarín saca una nota con un chico
rubio que va a una escuela privada y un chico morocho con guardapolvo que lo
mira hacer la tarea. El de la privada ya lleva dos cuadernos de ventaja y cinco
días más de clase. En pocos años más, el de la privada le llevará 325
adjudicaciones sin licitación de la obra pública de ventaja!
El morocho de la foto tiene el guardapolvo
puesto aunque no haya clases, y el rubio en el papel va a Flores y en la web va
a Merlo… pobre Clarín… Eameo le lleva mil quinientos fotomontajes de ventaja!
Y esto no termina acá: Macri presenta los
resultados de la evaluación APRENDER y dice que los chicos de la pública no
saben leer ni escribir ni sacar cuentas. Un nene de ocho años le respondió:
“penitenciario. Hemos resuelto. 6500 la jubilación mínima. Vos fuiste a la
privada y decís petinenciario, hemos resolvido y 9 mil y pico”.
Además, Macri dijo “hay chicos que tienen que
caer en la escuela pública”. ¡Caer! Hay que entenderlo: Macri no fue a la
escuela, se tropezó con ella.
Queda claro que el macrismo ataca a la escuela
pública. No es un gobierno, es una pandilla!
Macri es el primer presidente de la historia
Argentina que no se educó en una escuela pública. Salió de una escuela tan
privada que hasta le privaron de aprender algo.
Mientras tanto, los docentes siguen en pie de
lucha. Paros, movilizaciones, pancartas sin errores de ortografía (eso ofende
mucho al Presidente que escribe “avanzado” con be larga) y esa obstinación por
enfrentarse al Gobierno y, a pesar de todo lo que Gobierno hace para que no lo
hagan, ENSEÑAR.
Fuente: Nuestras Voces