Prof. Norberto Alayón
Facultad de Ciencias Sociales (UBA)
Buenos Aires, septiembre 16 de 2016.
Gabriela Michetti es la vicepresidenta de la Nación Argentina. Es, a la vez,
la Presidenta
de la Fundación SUMA,
que tiene su sede en la Av. Rivadavia
1954 – 1er. Piso de la CABA. Esta
Fundación está investigada por la
Justicia por irregularidades en las donaciones recibidas a
través de transacciones electrónicas no debidamente bancarizadas. Y también por
el origen de los 245 mil pesos y los 50 mil dólares que estaban en la casa de
Michetti y que les fueron robados el pasado 22 de noviembre de 2015. Sobre los
50 mil dólares Michetti adujo que era un préstamo de su novio (Juan Tonelli, administrador
de empresas, de 47 años, que fue dirigente de una Cámara de Medicamentos de la Argentina y asesor de
grandes empresas de consumo masivo) para que su hijo pudiera cursar una
maestría en el exterior.
Dicha Fundación está integrada (además de Michetti como Presidenta)
por Federico Pinedo (Secretario), Silvana Giúdice (Tesorera), Hernán Santiago Lombardi
(Vocal) y Rogelio Frigerio (Vocal). En el Equipo de colaboradores figuran Karen
Zeolla, Andrea Diez, Verónica Galarza, Elena Quiñónez, Santiago Riobó y Aniela
Stojanowski.
Como Aliados
Estratégicos y Sponsors la
Fundación cuenta con: Techint, Banco Macro, Microsoft, Banco
Comafi, Banco Santander Río, Peabody y Delta. Como Apoyos Institucionales y Colaboradores aparecen: Don Bosco, Suiza
Argentina, Farallón, Banco Galicia, Grupo Petersen, Quilmes, Bodega Argento,
Louis Dreyfus Commodities, Taiwán República de China, Vasa S.A., Heredia
Infusiones, Un árbol para mi vereda, Hedonist, Cap-Comunicación Corporativa,
Milo y Les Potiers.
La
AFIP
informó que esta ONG recibió en 2015 aportes por más de 4 millones de pesos.
Álvaro Zicarelli, es un joven menor de 40 años, al que se
refieren como Especialista en Modernización del Estado. Antes de transformarse en
un activo militante de Cambiemos, Álvaro pasó por la Juventud del GEN (el
partido de Margarita Stolbizer); por el de Patricia Bullrich (Unión por Todos);
estuvo con Victoria Donda en Libres del Sur y finalmente participó activamente
en la campaña presidencial de Elisa “Lilita” Carrió, de la Coalición Cívica,
lista por la cual llegó a ser precandidato para el Parlasur. Propuso que el
Mercosur dejara de negociar con China, expresando en una entrevista del año
2015 que: “Comerciar con China es darle poder a un régimen comunista que
persigue, que censura y que asesina”.
En el año 2012 se destacó por los violentos insultos que le
propinó durante un “cacerolazo”, a la Presidenta de la Nación de entonces Cristina
Fernández de Kirchner. Fuera de sí, le gritó: “guanaca, víbora, arpía, ustedes
hicieron guita con la dictadura, yegua, vos, tu hijo, la prole y todos los que
te siguen”. Y agregó: “mentirosa, miope, cerrada, negligente. Y repito: yo soy
socialista de Alfredo Palacios” (sic).
Zicarelli fue designado como Director de Asuntos Globales del
Senado de la Nación,
por José Amaya, el 3 de febrero de 2016, con categoría A 4, con un sueldo
mensual cercano a los 40 mil pesos. Al parecer no trabajaba activamente en el
Senado, sino como empleado en la Fundación
SUMA (que preside Gabriela Michetti), en un cargo de Director
de Asuntos Institucionales y Cooperación Internacional.
En el mes de mayo de 2016, Álvaro viajó por 15 días (entre
el 2 y el 17 de ese mes) a Corea del Sur. Lo hizo como integrante de la
comitiva oficial que acompañó a Gabriela Michetti. Su viaje insumió casi 90 mil
pesos del presupuesto del Senado de la Nación.
En el día de hoy (viernes 16 de septiembre) se divulgaron
por televisión declaraciones de Zicarelli, entre las cuales afirmó que él en la Fundación SUMA se abocaba a
desarrollar tareas de Trabajo Social.
Resulta absolutamente necesario informarle a Álvaro
Zicarelli (y probablemente también a tod@s los dirigentes e integrantes de la Fundación SUMA) que
los trabajadores sociales son los graduados de las Carreras de Trabajo Social
que se cursan predominantemente en universidades (con una duración de 5 años),
públicas y privadas, de todo el país. El Trabajo Social es una profesión que
demanda una rigurosa formación teórica y práctica, cuyos objetivos están
dirigidos a contribuir al mejoramiento de las condiciones de vida de la
población (en particular de los sectores más desfavorecidos por las propias
características del modelo de funcionamiento social) y a la defensa irrestricta
de los derechos humanos, en su más abarcativa acepción.
Se trata de un vigoroso y dinámico colectivo profesional,
con un importante nivel organizacional, plasmado en leyes nacionales y
provinciales y en asociaciones y colegios de graduados y de unidades académicas
que tienen pleno reconocimiento en el país, en Latinoamérica y en el mundo
entero. Existen en Argentina dos Federaciones que agrupan a l@s trabajadores
sociales: FAUATS (Federación Argentina de Unidades Académicas de Trabajo
Social) y FAAPSS (Federación Argentina de Asociaciones Profesionales de
Servicio Social).
Alertamos que, con indebida frecuencia, se reiteran casos de
irresponsables personajes, como este lenguaraz Álvaro Zicarelli, que no poseen
la formación académica, ni las condiciones humanas y éticas pertinentes para
asumirse como ejecutores idóneos de la compleja y comprometida labor que deben
encarar los profesionales del Trabajo Social.
Usualmente se trata de individuos (varones o mujeres) a
quienes, por su ideología y por su posicionamiento social, les suele cautivar
la lógica de la refilantropización de la asistencia (negándole el carácter de
derecho), olvidándose de un concepto fundamental: que siempre los “filántropos”
necesitaron más a los pobres, que los pobres a los “filántropos”.
Cabe recordar, una vez más, aquellos versos de la tradición
española, que alertando agudamente decían: “El Señor Don Juan de Robres, con
caridad sin igual, hizo hacer este hospital, y primero… hizo los pobres”. Y
también aquel proverbio africano referido a que “la mano que recibe está
siempre debajo de la mano que da”. O lo que nosotros mismos venimos diciendo
desde hace tanto tiempo acerca de que “quien recibe algo (como ayuda y no como
derecho) siempre queda en deuda con el que se lo da, reproduciéndose una relación
de subordinación y dependencia”.
Nota publicada en "La Tecl@ Eñe", Revista Digital de Cultura y Política. Buenos Aires.