Por qué los grandes medios ignoraron el juicio
El papel de Odebrecht en el origen de los 9
millones de dólares del ex secretario de Obras Públicas no se investigó. Cómo
metió la cola Stornelli para usar a López.
Por Raúl Kollmann
El 11 de agosto de 2018 López acordó con
Stornelli su condición de arrepentido.
Después de dedicar tapas y tapas al caso de los
bolsos en el convento, durante el juicio que terminará este miércoles, nadie
quiso averiguar de dónde salió el dinero. A los grandes medios el caso les
interesó menos, no hicieron una cobertura ruidosa del juicio, porque en las
audiencias quedó claro que el dinero vino de coimas recogidas por el ex
funcionario, sin que apareciera vinculación alguna con el único objetivo de la
alianza judicial-político-mediática: Cristina Fernández de Kirchner. La Oficina
Anticorrupción, que depende de la Casa Rosada, no puso el menor empeño en
establecer por qué una parte de los nueve millones de dólares que José López
arrojó en General Rodríguez salió del Banco Finansur, en tiempos en que la
entidad era manejada por Jorge Sánchez Córdova, por entonces tesorero de Boca
Juniors cuando Mauricio Macri era el titular de la entidad. La lógica indica
que el ex secretario de Obras Públicas será condenado a una pena cercana al
máximo que permite el delito de enriquecimiento ilícito –seis años de prisión– pero sin
profundizar la pista de las empresas que estuvieron detrás de la entrega de dinero
a López.
Noche
En el juicio quedó bastante claro que el ex
secretario salió de su vivienda el 14 de junio de 2016 luego de una pelea con
su esposa, María Amalia Díaz. Según parece ella lo acusaba de una infidelidad.
Cuando el juez federal Daniel Rafecas allanó la casa de Dique Luján se encontró
con dos platos servidos para la cena y una comida a medio comer. Se supone que
López pensó que su ex esposa, que se fue furiosa, lo iba a denunciar. Y por eso
decidió poner a salvo el dinero que tenía escondido en una habitación oculta al
lado del tanque de agua. Hoy en día, la mujer no visita al ex secretario en el
lugar de detención.
Rafecas allanó la casa de la mano de la Policía
Federal, que no encontró el escondite con los rastros de la plata. Fue el
propio López el que al principio del caso hizo la revelación, lo que permitió
un segundo allanamiento y la detección de una falsa ventana en el techo que en
realidad era una puerta a la que se accedía poniendo manualmente una escalera.
Aquella noche, López salió de Dique Luján hacia
el convento en General Rodríguez. Tiró los bolsos por encima del paredón y –como se vio en las imágenes– fue ayudado
por la religiosa Inés Aparicio. Todo indica que Aparicio no va a ser condenada
el miércoles porque el fiscal Miguel Angel Osorio no pidió pena para ella,
aunque sí lo hizo la Oficina Anticorrupción. La religiosa dijo que pensaron que
López traía comida en los bolsos, algo que solía hacer. En el juicio no
apareció ninguna evidencia contra la mujer.
Arrepentido
El 11 de agosto de 2018, López acordó con el fiscal
Carlos Stornelli. Se convirtió así en arrepentido en la causa por las
fotocopias de los cuadernos. La jugada tuvo un primer impacto en el expediente
del convento: el ex secretario salió del penal de Ezeiza, donde prácticamente
no recibía visitas de nadie, para ser alojado en una cómoda unidad policial de
Palermo.
El pacto con Stornelli llevó automáticamente a
un cambio de la versión de López sobre el origen de los nueve millones de
dólares arrojados en el convento. Durante todo el proceso y en su primera
declaración en el juicio había dicho que el dinero “vino de la política”, sin
dar más explicaciones.
Una vez sellado el acuerdo con el fiscal ahora
rebelde, López se despachó con una historia muy distinta. Dijo que “suponía”
que el dinero venía de Cristina Fernández de Kirchner porque se lo dio el ex
secretario Fabián Gutierrez la misma noche en que llevó los bolsos a General
Rodríguez. Contó que tuvo una reunión previa con Gutierrez en el hotel NH de la
calle Bolívar y que luego le mandaron los nueve millones de dólares custodiados
por dos personas, una llegó en moto y la otra en un auto. Los dos enviados
–según dijo– lo siguieron hasta el convento.
La coartada se cayó a pedazos casi de inmediato.
En las numerosas imágenes de su periplo de Tigre a General Rodríguez no
apareció ningún auto ni ninguna moto de custodia. Tampoco se encontraron
evidencias de la reunión con Gutiérrez que ni siquiera estaba en Buenos Aires.
En la valija en que se encontró la mayor parte de la plata había un marbete que
demostraba que la usó una hija de López en un viaje anterior. También se
encontró un recibo de un cambio de dólares realizado por López en Hong Kong. Y
en la casa se encontraron pruebas de que el dinero estuvo cerca del tanque, en
especial porque los billetes tenían rastros de humedad del escondite lindante
con el depósito de agua.
Como no se le podía achacar la culpa a CFK, los
grandes medios perdieron interés. Pero, además, bajaron su furia contra López
para preservarlo como arrepentido en la causa que más les interesa, la de las
fotocopias de los cuadernos. Los rumores indican que le prometieron algún
beneficio también en el expediente del convento. Habrá que ponerle atención
entonces a la pena que se le dicte el miércoles y ver si esconde algún favor.
Orígenes
La lógica indicaba que la búsqueda del origen
del dinero era un gran objetivo, al menos de la Oficina Anticorrupción. Sin
embargo, prácticamente no se trabajó en ese terreno.
El fiscal Osorio consiguió que Estados Unidos
conteste un pedido elemental: en los bolsos se encontró un ladrillo de
billetes, en total 100.000 dólares, con el sello del Comerzbank de Estados
Unidos y la Reserva Federal de USA. El Departamento de Justicia norteamericano
nunca quiso contestarle al juez Rafecas pero sí lo hizo con Osorio. Reveló que
el ladrillo fue transportado por la empresa Brinks al Banco Finansur de Buenos
Aires. Se trató de una partida de 3,2 millones de dólares.
El Estado argentino trabajó poco y nada el tema.
El Finansur, manejado por el tesorero de Boca, operaba con algunas empresas
trascendentes en la obra pública, entre ellas Odebrecht. Pero no hubo una
verdadera investigación. Se ve que ya sabían que no se iban a encontrar con
buenas noticias Un banco allegado a Macri y Boca, empresas vinculadas al
mandatario: nada bueno podía salir de ahí.
Y eso se reflejó en el juicio. No hubo ningún
intento de avanzar en la búsqueda del origen del dinero.
Panorama
La defensa oficial de López se limitó a repetir,
sin convicción, que la plata no era del ex secretario y cuestionó la
constitucionalidad del artículo del Código Penal sobre enriquecimiento ilícito.
Este lunes habrá réplicas y dúplicas y el miércoles últimas palabras y lectura
de las penas.
Todo indica que los jueces Ricardo Basilico,
Adrián Grunberg y José Antonio Michilini deberían condenar a López a una pena
cercana al máximo, seis años de prisión. El razonamiento tiene que ver con que
López no era el policía de la esquina, sino un alto cargo, y además se trató de
mucho, muchísimo, dinero. El jueves se cumplen tres años de la detención del
funcionario, por lo cual hay un cierto vencimiento de la prisión preventiva y
la idea es que justamente el fallo esté el día anterior.
En el juicio también están imputados cuatro
empresarios como partícipes necesarios del enriquecimiento ilícito. Se los
acusa de ser testaferros de López, o sea los verdaderos dueños de la casa de
Dique Luján y de un departamento en la avenida Las Heras. Un hecho llamativo es
que el modelo de testaferro es alguien de escasos recursos, que no tiene
capacidad de comprar la propiedad. En cambio la casa de Dique Luján estuvo a
nombre del empresario Andrés Galera que luego se la vendió a Eduardo Gutierrez,
otro empresario. Los dos vinculados a la obra pública. En el juicio los alquileres
fueron peritados como levemente inferiores al precio de mercado, pero quedó
probado que se pagaban. La duda está en que López intervino en reformas, por lo
que se sospechó que en verdad la vivienda era de él. Los empresarios alegaron
que López iba a comprar la casa, pero luego desistió.
Menos evidencias todavía hay respecto de Carlos
Gianni y Artemio Marconi, dueños de un departamento en el que vivía una hija de
la esposa de López, adoptada luego por el funcionario. La joven es empleada
bancaria, probó que pagó los alquileres y que los montos eran equivalentes a
precios de mercado.
Suma
Lo que surge después de un año de juicio es que
López fue acumulando en su casa el dinero que llevó al convento, presuntamente
a través de cobrar coimas. Los choferes del ex funcionario declararon que era
un maltratador serial, que no se llevaba bien con nadie y que se manejaba en el
marco de relaciones frías o de conflicto con otros funcionarios. Eso es lo que
explica que no recibe visitas de nadie.
Es obvio que una cifra semejante, nueve millones
de dólares, fue entregada por empresarios de la obra pública. La principal que
manejó el secretario fue la del soterramiento del Sarmiento, ganada por
Iecsa-Odebrecht-Isolux, empresas muy vinculadas al grupo Macri.
Constructoras cercanas al ahora presidente,
banco muy vinculado con el ahora presidente. Dos más dos son cuatro. Parece la
razón de tanto silencio y el poco interés de los grandes medios en este año de
juicio.
Fuente: Página 12
