Tamara Lannier demandó a la Universidad de
Harvard por usar imágenes de finales del siglo XIX de sus familiares.
Por Amy Goodman y Denis Moynihan
La evocadora mirada de Papa Renty se asoma desde
un daguerrotipo de 1850. Este hombre esclavizado se vio obligado a posar
desnudo para un estudio conducido por un antropólogo racista de Harvard llamado
Louis Agassiz. El científico de origen suizo respaldaba el “poligenismo”, una
teoría que sostenía que las diversas razas eran especies diferentes, y que la
raza blanca era muy superior a la negra. Para validar este concepto, Agassiz
viajó desde Harvard a Carolina del Sur en busca de esclavos negros auténticos,
“puros”, cuya composición racial africana original no hubiera sido diluida,
como ocurría con demasiada frecuencia por la violación de las mujeres
esclavizadas por parte de sus amos blancos. Agassiz encargó estas imágenes de
Renty, su hija Delia y otros esclavos, y regresó a Harvard con ellas. Las
imágenes finalmente terminaron olvidadas en un depósito hasta 1976, cuando
fueron descubiertas. Desde entonces, Harvard ha mantenido un control estricto
sobre el acceso a la colección y cobra derechos de uso a quienes deseen
utilizarlas. Ahora, Tamara Lanier, una de las descendientes directas de Renty,
ha presentado una demanda contra Harvard, en la que exige que los daguerrotipos
de Renty y Delia sean devueltos a su familia.
El abogado de Tamara Lanier, el reconocido
defensor de los derechos civiles Benjamin Crump, declaró en una entrevista para
Democracy Now!: “¿Cuándo liberará finalmente a Renty la Universidad de Harvard?
Estos daguerrotipos son muy, muy valiosos. Son las primeras fotografías
conocidas de esclavos estadounidenses y algunas de las primeras fotografías
conocidas en Estados Unidos que utilizan la técnica del daguerrotipo. Por ello,
Harvard cobra derechos de licencia para su uso en películas. Aparentemente se
vieron en la película Roots y han sido utilizados en varios libros. Están
ubicados en el Museo Peabody, que cobra derechos de reproducción y demás. Pero
son invaluables para Tamara Lanier y su familia, porque son sus descendientes
directos. Y cuando Abraham Lincoln y el gobierno estadounidense liberaron de la
esclavitud a las personas negras en Estados Unidos, no recibimos tierras. No
recibimos 16 hectáreas y una mula [que fue la promesa realizada por el gobierno
estadounidense en 1865 a las personas que habían sido esclavizadas]. Al menos
creemos que, cuando fuimos liberados, adquirimos el derecho y la propiedad de
nuestra persona, de lo cual también se desprende nuestra imagen. Pero Harvard
le está diciendo a la señora Lanier y su familia: ‘No, no, Renty todavía nos
pertenece. Todavía es nuestra propiedad”.
La propiedad de los daguerrotipos es una
cuestión judicial que penetra el corazón de la esclavitud, su historia en la
construcción no solo de Estados Unidos, sino también de instituciones como
Harvard, y lo que nuestra sociedad les debe a los descendientes de esclavos.
Benjamin Crump manifestó sobre la demanda: “Que quede claro, [la demanda] es un
hito, ya que será la primera vez que descendientes de esclavos africanos en
Estados Unidos sean compensados de alguna manera por una institución
estadounidense”. Crump dice que podría ser tan importante como el caso de Brown
contra el Consejo de Educación, el caso de 1954 de la Corte Suprema que terminó
con la segregación de las escuelas a nivel nacional.
El fascinante texto de la demanda —de 24
páginas— comienza con una cita de Maya Angelou, también descendiente de
esclavos: “La historia, a pesar de su dolor desgarrador, no se puede desvivir,
pero si se enfrenta con coraje no habrá que volver a vivirla”. La demanda
detalla las teorías racistas de Louis Agassiz y su meteórico ascenso en los
círculos académicos y de élite de Estados Unidos. También informa que su
investigación, que describe la inferioridad de las personas negras, fue
financiada por un magnate textil de Boston cuyo negocio dependía de un
constante suministro de algodón barato de las plantaciones de esclavos del sur.
Asimismo, la demanda describe lo que se sabe de
Papa Renty. Nacido en Congo, Renty de alguna manera obtuvo una copia del libro
de gramática inglesa “Blue Back Speller” de Noah Webster y logró aprender a
leer de forma autodidacta y enseñarles a otros, un crimen para las personas
esclavizadas. Es el mismo libro que usó el legendario abolicionista Frederick
Douglass para aprender a leer y escribir cuando aún estaba esclavizado y
trabajaba en los astilleros de Baltimore. El hijo y el nieto de Papa Renty
también se llamaban Renty. Fueron obligados a usar el apellido de su dueño,
Taylor. Renty Taylor III fue vendido a un esclavista llamado Thompson. Entre
sus hijos estaba Frederick Douglass Thompson, el abuelo de Tamara Lanier, quien
relató en una entrevista para Democracy Now!: “Cuando era niña, mi madre a
menudo hablaba de sus antepasados esclavizados, particularmente del hombre de
la imagen, a quien se refería cariñosamente como Papa Renty. Y ella también
hablaba de nuestro linaje, de cómo nuestra familia fue desgarrada por la
esclavitud”.
Además de las imágenes de Renty y Delia, la
colección de Harvard tiene daguerrotipos de otros esclavos, tomadas en el mismo
estudio de retratos de Columbia, Carolina del Sur. Son de un estilo de ficha
policial: una imagen de frente, otra de costado. De la plantación de Taylor
también está Jack, nativo de Guinea, junto a su hija, Drana. Drana, al igual
que Delia, fue desnudada hasta la cintura, como los hombres. De la plantación
de un tal coronel Wade Hamilton, también cercana a Columbia, hay un hombre
llamado Fassena, carpintero y esclavo.
Tamara Lanier espera que las imágenes puedan
ampliar el diálogo nacional sobre la esclavitud. “Es importante para mí que la
gente sepa quién fue Renty y quién fue Agassiz. Y espero que haya una mayor
educación o que se vuelva a enseñar la historia, para que podamos disputar el
legado con el que Agassiz ha mancillado a mi familia”.
Mientras continúa su litigio, las imágenes de
Renty y los demás permanecen en el Museo de Arqueología y Etnología de Peabody
en la Universidad de Harvard, con el derecho de autor a nombre del “Presidente y
miembros de la Universidad de Harvard”. En este aniversario 400 de la llegada
del primer barco de esclavos a las costas de América del Norte, ya es hora de
que Harvard renuncie a sus derechos de autor y haga lo correcto: reunir a Renty
y Delia con sus descendientes.
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!,
un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de
radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro
“Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios
en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
Fuente: Democracy Now