Según el juez de la causa, hay “elementos de
prueba suficientes acerca de la participación del fiscal Carlos Stornelli en
las maniobras vinculadas con las operaciones de inteligencia y espionaje
ilegales llevadas a cabo” por D´Alessio. El rol de Edward Prado, embajador de
Trump en Argentina con la misión de operar sobre la justicia y la camioneta de
la embajada que trasladó ilegalmente a un detenido. Nueva derivación de los
audios: investigan si robaron 9 millones de dólares de un juzgado a partir de
una grabación de D’Alessio en la que dice que se reemplazaron por dólares
falsos.
“La gente tiene que confiar en la Justicia y para
eso la transparencia es importante”, dijo el embajador de Estados Unidos,
Edward Prado, el 18 de mayo del año pasado. En ese momento, el presunto jefe
local de la Drug Enforcement Administration (DEA), Marcelo D’Alessio, inundaba
con su furibunda pluma los principales portales de los diarios de la Argentina.
“Hace falta un masterplan contra el narco”, recomendó desde Infobae, el 21 de
julio de 2018.
Su estrella mediática crecía de la mano de una
sombra poderosa. Tanto que le permitió ser instructor de tiro para funcionarios
de esa agencia estadounidense; usar chalecos antibalas y pecheras con la
inscripción DEA; andar en motos y autos de alta gama, gastar más 2 millones de
dólares; coleccionar 50 relojes carísimos; salir y entrar del país sin
registrarse; “extraer” personas y elementos (¿armas de fabricación
norteamericana como su escopeta que usa el Ejército de EE.UU?); quebrar
sospechosos con extorsiones, espionaje ilegal, informes de inteligencia y
membrete de EE.UU, carpetazos y torturas psicológicas a imputados colaboradores
en las causas de gas licuado y los encuadernados con fotos del cuaderno, y
demás virtudes propias de un servidor todo terreno.
Algo falló. Tanto que involucró al fiscal
federal Carlos Stornelli en una maniobra extorsiva en perjuicio del empresario
rural Pedro Etchebest, quien lo filmó, fotografió y grabó para la posteridad.
Se lo ve recibiendo más de 14 mil dólares de una coima de 300 mil. Y lo que es
peor: en un audio enviado al mismo Etchebest, soltó: “¿Te gustó el dato? Desaparecieron
los nueve millones de dólares que le incautaron a Julio López, más uno más, y
los reemplazaron por dólares falsos”.
Al cierre de esta edición, el Tribunal Oral
Federal Número 1 decidió investigar la posible sustitución de los dólares que
le secuestraron a López en un convento
de General Rodríguez. ¿Quién está a cargo del Juzgado? La jueza María Romilda
Servini de Cubría. ¿Quién trabaja en su despacho? Una hija de Antonio Horacio
“Jaime” Stiuso, el más temido de los agentes de inteligencia regionales.
Con semejante escándalo y prueba recababa, tras
imputar con prisión preventiva a D’Alessio por los delitos de asociación
ilícita y extorsión y dictarle un embargo por 10 millones de pesos, el juez
federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla citó a declaración indagatoria al
fiscal Stornelli el 7 de marzo.
“Teniendo en consideración que se han recabado elementos de prueba
suficientes acerca de la participación del fiscal Carlos Stornelli en las
maniobras vinculadas con las operaciones de inteligencia y espionaje ilegales
llevadas a cabo por Marcelo Sebastián D´Alessio –escribió Ramos Padilla-, en
particular los casos de Pedro Etchebest, José Manuel Ubeira y Gonzalo Brusa
Dovat, que han sido ampliamente descriptas en los considerandos de la
resolución dictada el día 25 de este mes –ver fs. 1621/1728-, convóqueselo a
prestar declaración indagatoria en los términos del art. 294 del C.P.P.N”.
¿Qué significa? Que el juez Ramos Padilla tiene
la semiplena prueba de que el fiscal Stornelli pudo haber incurrido en un
delito en el marco de la asociación ilícita y extorsión, que está investigando,
donde fueron detenidos e imputados Marcelo D’Alessio y los comisarios
bonaerenses Aníbal Degastaldi y Ricardo Oscar Bogoliuk. Éste último, señalado
por D’Alessio como su jefe en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Se
trata de la misma persona, de 61 años, a la que el extinto fiscal Alberto
Nisman le pidió un arma prestada antes de ser hallado muerto de un disparo en
la cabeza en 2015.
Lo que sobrevino fue un sismo en la Gestapo de
Comodoro Py. Bogoliuk se negó a declarar y dijo que no cometió delitos y que
vivía de una empresa de seguridad en la calle Juana Manso de Puerto Madero.
Aunque algunas fuentes confiables, deslizan que se trataría de un hombre de la
número (2) de la AFI, Silvia Majdalani. Por arriba de ellos, opera el “Señor 5”
y amigo presidencial, Gustavo Arribas.
¿Con quiénes hablaba Marcelo D’Alessio? Con un
juez cuyo nombre es “Claudio”, varios fiscales, jueces de CABA y la Provincia
de Buenos Aires, comisarios de fuerzas múltiples, la diputada del ARI y abogada
denunciadora de Eduardo Valdés, Paula Oliveto, los periodistas Daniel Santoro y
Eduardo Feinmann, entre otros “Animales Sueltos”.
Tan lejos llegó la lava del averno, que el
Santoro que no es artista, el periodista de Clarín Daniel Santoro anunció desde
su cuenta de la red social Twitter, que tomaba una licencia de la mesa de
operaciones. ¿Por qué sucedió semejante afrenta? En la instrucción del juez
Ramos Padilla quedó probado que D’Alessio realizó un informe completo sobre la
filiación política, los bienes, los rasgos psicológicos, las vulnerabilidades,
las familias, y el CV de todos sus
compañeros de set. ¿Quién habría sido su fuente principal? El inefable Santoro.
Así se lo redactó el propio D’Alessio al comisario Bogoliuk desde su
computadora personal y está comprobado por los peritos del expediente que
instruye Ramos Padilla.
El gran periodista Santoro es el mismo que
publicó en 2015 desde Clarín, que Máximo Kirchner y Nilda Garré tendrían
cuentas en paraísos fiscales, una noticia absolutamente falsa que fue
desmentida dos años después por el Departamento de Justicia de EE.UU y la
República Islámica de Irán. El hijo de la ex presidenta Cristina Fernández de
Kirchner y Garré fueron sobreseídos en noviembre de 2018. Santoro jamás pidió
disculpas. Clarín, menos. Y la embajada de EE.UU tampoco. No desmintió la
patraña de Santoro, pero sí se apuro a refutar que D’Alessio fuese empleado de
la sede diplomática de Washington. ¿Por
qué el apuro? Desde el periodismo independiente ya nadie quiere preguntar.
¿Cómo llegó D’Alessio a Stornelli? Por
recomendación de Santoro. La dupla D’Alessio-Santoro tiene el extraño mérito de
haber “quebrado” a un ejecutivo uruguayo de PDVSA, a quien D’Alessio amenazó
con una causa penal. Y Santoro lo reporteó una vez “quebrado”. Luego Gonzalo
Brusa Dovat dio testimonio en el despacho de Stornelli y D’Alessio lo filmó sin
ser tener siquiera título habilitante de abogado en la jurisdicción. En un
mensaje que consta en la causa de Ramos Padilla, Marcelo D’Alessio confesó que
Brusa Dovat había sido “trasladado” en una camioneta de la embajada de Estados
Unidos con agentes extranjeros hasta la Gestapo de Py.
Por eso Brusa Dovat está aterrado, pero podría
declarar contra sus opresores judiciales y mediáticos.
Ejemplos flagrantes de injerencia estadounidense
en la Justicia que impulsaron a la senadora Kirchner a pedir la intervención de
la Corte Suprema de Justicia de forma urgente. El caso es de tanta gravedad
institucional que desnuda el método tortuoso de Comodoro Py y la manipulación
de servicios de inteligencia locales y extranjeros en causas de interés público.
Tan es así, que el juez Ramos Padilla podría presentarse en el Congreso en las
próximas horas con pruebas fácticas sobre la actuación de EE.UU, la
manipulación mediática, y el mecanismo extorsivo en la causa D’Alessio &
CÍA.
Ante este sensible panorama, el juez Luis
Rodríguez desempolvó de sus cajones una denuncia que realizó el señor Gabriel
Traficante contra D’Alessio por un pedido de una coima de 90 mil dólares para
“borrarle” un supuesto legajo en el fuero Penal Económico. La saga continuó con
el insistente reclamo del Gobierno para arrebatarle la causa de D’Alessio al
juez Ramos Padilla, que incluye un pedido de juicio político en el Consejo de
la Magistratura.
La presión llegó tan lejos, que Ramos Padilla se
quedó sin fiscal. Así como suena. Ya que Juan Pablo Curi abdicó tan pronto como
la primera Alianza de De La Rúa y pidió que el candente expediente pase a
Comodoro Py, mientras Julián Ercolini sigue sin pedirle el teléfono celular al
fiscal Stornelli. Y él afirma que no se prestará a “una operación”.
Sin embargo, Ramos Padilla encontró en manos de
D’Alessio, quien estuvo cuatro horas con Stornelli en Pinamar:
Una carpeta de 70 páginas con un informe de
inteligencia sobre “objetivos”.
Documentos clasificados con el membrete de la
embajada de Estados Unidos.
Sendos informes de Inteligencia sobre las
principales causas penales del fuero federal.
Filmaciones, seguimientos, fotografías, cámaras
ocultas, trabajo de campo y supuestas extorsiones.
Diez horas de escuchas legales a D’Alessio donde
confesó ocho delitos en diálogo con socios, amigues, filtradores, gestores, y
operadores serviciales. A uno de ellos le ofreció “solucionarle un problema”,
poniéndole droga a un sujeto que lo habría asaltado.
Un informe de Inteligencia voluminoso sobre el
legislador porteño Gustavo Vera y organización La Alameda. Vera es cercano al
Papa Francisco.
Un informe de 60 páginas sobre Pedro Etchebest,
que incluye un seguimiento personal y financiero en EE.UU de uno de sus hijos.
Varias “denuncias anónimas” realizadas en la
computadora personal de D’Alessio.
Decenas de mensajes intercambiados con el
diputado Alfredo Olmedo y hasta la conformación de un posible gabinete del
dirigente salteño, realizado presumiblemente por D’Alessio.
Una comunicación reservada de la embajada de
EE.UU que descree del éxito de la candidatura a presidente de Olmedo, cuyo jefe
de campaña es el ex jefe de la SIDE menemista, Juan Bautista “Tata” Yofre. La
primicia de semejante padrinazgo se realizó en el programa de los “Animales”.
Múltiples mensajes intercambiados con la
diputada del ARI, Paula Oliveto y encuestas sobre “la credibilidad” de
periodistas de la Argentina.
Prueba del uso habitual de la tecnología
cibernética y telefónica para el espionaje de “objetivos”. Se aclaró que pueden
enlazar los mensajes de WhatsApp con los destinatarios, pero no los contenidos
de las conversaciones.
Aunque la ministra de Seguridad, Patricia
Bullrich, dijo que ese problema lo estaban por resolver para lograr espiar los
mensajes. Así lo reflejó ante los medios en diciembre de 2018.
Una conversación con Stornelli sobre un
ciudadano peruano que estaban buscando porque habría robado dinero de una causa
a cargo del fiscal defendido por el macrismo.
Una conversación con un supuesto venezolano
antichavista donde D’Alessio habló de “extraer” a alguien o algo por medio de
un avión.
Un presunto viaje de D’Alessio a Medio Oriente
que estaría registrado en el GPS de uno de sus dos teléfonos celulares de fabricación
estadounidense.
Fotografías de las armas de alto calibre que
posee D’Alessio en su casa del country Saint Thomas en el partido bonaerense de
Esteban Echeverría. Fotos con placas del FBI y ropa de la DEA.
Prueba de las cámaras y elementos de espionaje
que montó D’Alessio en su domicilio. Solía grabar a las visitas en el living.
En horas esta causa tendrá escenas de novela
negra. El agente Marcelo D’Alessio está desencajado. Pero conserva la mente
fría. Dicen que es brillante. Mal no le fue. Es millonario.
La máquina todopoderosa que lo usó mandó a
espiar al juez Ramos Padilla y a sus empleados del Juzgado de Dolores. Todos
los teléfonos están siendo escuchados. Los taxistas del barcito de la Avenida
Buenos Aires beben café en alpargatas. Toman el fresco. Y ven pasar las nubes.
Fuente: Nuestras Voces