N.R. de Utophia.- Nos pareció más que interesante este artículo de
Débora Mabaires que rescatamos del mar de las redes y que con seguridad dará
lugar a un fructífero debate.
Tuvimos el atrevimiento de iniciar el título de
la nota con la frase “El señor de los perros” inspirados en la obra de William
Golding “El señor de las moscas” (como se conoce también a Belcebú, Baal, el
Satán del judeocristianismo), pues el juego de metáforas que Natanson utiliza y
que bien señala Débora, para penetrar
en el inconsciente colectivo, tiene similitudes con la novela de Golding,
especialmente en lo referente a la alegoría de la naturaleza humana.
Así como Golding en “El señor de las moscas” hace
hablar a un jabalí decapitado y clavado en una estaca, Natanson habla, o mejor
dicho, muerde, a través de los perros de su artículo. Por Débora Mabaires
José Natanson, empleado de Hugo Sigman, el dueño
de la corporación transnacional de biotecnología que además tiene la licencia
para el cono sur de Le Monde Diplomatique, usa las palabras y las metáforas
para penetrar en el inconsciente colectivo e ir armando al nuevo Bolsonaro o
Bolsonara que nos impondrá la embajada yankee, porque los tipos tienen algo
claro: no dejarán asumir a un gobierno
"populista" que ponga en riesgo su
ocupación territorial y financiera de latinoamérica.
El plan de ocupación se está llevando a cabo tal
cual lo tenían previsto. Usan todos los recursos: evangelistas, new age,
"filósofos", propaganda subliminal, propaganda simple ,
"periodistas" y profesores universitarios.
Es un ataque constante, las 24 horas, desde
varios lugares, al sentido común para imponer un régimen de saqueo y sostenerlo
en el tiempo. Se llaman guerras de 3º y 4º generación.
Hoy lo pueden ver claramente en la nota de José
Natanson, escrita para Página 12, ese supuesto reducto cultural progre, que
hace rato dejó de serlo, pero mantiene por costumbre a sus lectores que, con la
guardia baja, hoy leen "Para corregir estos desbordes sociales aquí
proponemos una acción más enérgica del Estado. Como creemos en una autoridad
pública fuerte, que imponga el poder que le confiere su legitimidad democrática
para orientar diversos aspectos de la economía pero también de la vida social,
que establezca normas y las haga cumplir, defendemos un endurecimiento de la
regulación que ponga fin a la insólita política de laissez faire..."
Este párrafo, mezclado en una nota de perritos y
caca en las veredas. El "orden" y progreso que promete Bolsonaro en
Brasil; el Estado rector; el poder estatal que debe ser herculiano y a puro
garrotazo, para eso es poder, debe contener los "desbordes sociales"
sean caca de perros, manteros , trabajadores informales, manifestantes, o
indigentes sucios y hambrientos que arruinan la belleza arquitectónica de la
ciudad.
Y según Natanson, ese poder a puro garrote, debe
ser ejercido y está legitimado por la "democracia".
El discurso de Natanson no es muy diferente al
que Mariano Grondona usaba bajo el seudónimo de Guicciardini en el Cronista
Comercial para sacar a la luz a su Mr Hyde mientras su Dr Jeckyll escribía
tibias justificaciones con el nombre de Mariano Grondona en La Nación.
En la misma nota, Natanson abona la
antipolítica, el "sontodoslomismo", cuando dice "Por decisión de
Cristina Kirchner, Aerolíneas Argentinas acepta perros… ¡en la cabina! Por
disposición de Horacio Rodríguez Larreta, pueden viajar en subte. Estuvieron a
punto de ser admitidos en bares y restaurantes hasta que el oportuno rechazo en
la encuesta de participación ciudadana organizada por el gobierno porteño
descartó la insólita idea. Pero la ex presidente se deja fotografiar con sus
mascotas y Macri sentó al perro Balcarce en el sillón de Rivadavia."
Desde las letras nos dice macrismo y kirchnerismo
son lo mismo, necesitamos algo más fuerte, algo más heavy... Y te lo dice desde
Página 12, conducido por la fémina Nora Veiras, a quien nadie podría tildar de
macrista. O de ser de derecha. O de fomentar una dictadura.
Así de insidiosos son.
Así de efectivos.
Después no preguntes cómo es que el 48% de un
país, puede votar a un Bolsonaro.