El 4 de agosto se produjo un intento de magnicidio en
Venezuela. Un dron cargado de explosivos estalló mientras Nicolás Maduro daba
un discurso durante un acto.
Inmediatamente se despliegan múltiples teorías y
rápidamente se devela la verdad. El terrorismo internacional, manipulado
principalmente por Washington, Colombia y la oposición más reaccionaria de
Venezuela, volvió a mostrar su faceta más virulenta.
Un grupo paramilitar ligado a Oscar Pérez (expolicía
venezolano que ya había intentado realizar ataques terroristas en su país) se
adjudicó el atentado. Las investigaciones revelaron la colaboración directa del
entonces presidente colombiano, Juan Manuel Santos, quien fue denunciado
públicamente por Maduro; así como a operadores ubicado en Miami, núcleo duro
del antichavismo y anticastrismo.
Las amenazas de invasión terrestre a Venezuela acechan al
país hace largo tiempo. Amenazas explícitas de los más altos funcionarios
norteamericanos. Las fronteras con Brasil y Colombia se han transformado en
zonas militarizadas, y donde se especula puede avanzar una invasión
norteamericana.
Este intento de magnicidio ha generado la cohesión del
pueblo que salió masivamente a apoyar a su presidente y defender a democracia,
rechazando cualquier tipo de intervención extranjera.
Esto se da en el contexto de una guerra económica que ha
puesto a Venezuela en una frágil situación, que ha llevado al éxodo de miles de
ciudadanos. Las nuevas medidas económicas impulsadas por el gobierno apuntan, y
por ahora van teniendo éxito, en revertir esta situación, que ha puesto a
Venezuela cerca de un colapso económico, fogoneado por el empresariado
trasnacional y ahorcado por las sanciones económicas de Estados Unidos.
El contexto geopolítico en la región se pone mas complejo.
Este acontecimiento reafirma la importancia estratégica que tiene Venezuela
para el imperialismo.
En la última emisión de Continentes, Amanda Huerta Morán y
Fernando Buen Abad Dominguez, debatieron sobre el rol de los medios dominantes,
el protagonismo de algunos comunicadores y un análisis profundo de las
expresiones políticas de los gobiernos de la región con respecto al atentado
contra Nicolás Maduro.
El conductor Sebastián Salgado señaló que la cancillería
argentina siempre emite un comunicado de solidaridad con países que son
víctimas de terrorismo, sin embargo con el intento de magnicidio en la
república bolivariana de Venezuela, se llamaron a silencio.
Según el Dr. en Filosofía e integrante de la Red
de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, Fernando Buen Abad
Domínguez, el presidente de Argentina no ha tenido reparos en pronunciar
adjetivos intervensionistas de todo género ni en asociarse con otros países
para descarrilar el proyecto y la democracia de Venezuela y agregó “No ha
tenido reparo alguno en pronunciarse con algunos conceptos que pertenecen más
al lenguaje mafioso que al carácter de un estadista”.
Respecto
al periodista peruano Jaime Bayly, quien hizo una editorial burlándose del
hecho diciendo que los artefactos explosivos “eran dos juguetitos, eran dos
adminículos. Eran dos aparatos aparentemente inofensivos. Cada uno llevaba un
kilo de bomba, de explosivo. ¡Un kilito nada más! Eran dos juguetitos”, la
periodista Amanda Huerta Morán, especializada en Derechos Humanos, Geopolítica y Defensa Nacional, se mostró
asombrada por como los medios de comunicación, los periodistas, pueden hablar
tan impunemente de hechos que son abiertamente terroristas. Marcando que Jaime
Bayly es la expresión más ordinaria, más evidente de ese periodismo, pero que
no sólo él sino una multidtud de medios tuvieron el mismo tratamiento, pero con
una presentación más sutil, cuyo objetivo era pasar el atentado a la gaveta y
silenciarlo.
Fuente: Hispan TV