En junio, la primera transferencia del FMI mandó
las reservas a los U$S 63 mil millones. Hoy, 90 días después, están en los 49
mil millones.
Por Enrique de la Calle
Entre abril y junio, una fuerte corrida bancaria
hizo bajar las reservas en 15 mil millones de dólares. Mientras, el peso se
devaluó casi un 20% en menos de 90 días. Con reservas que perforaron el piso de
los 50 mil millones, el Gobierno macrista decidió activar un acuerdo con el
FMI. Había que salir de la urgencia, se argumentó.
La primera transferencia del organismo
internacional fue el 25 de junio por 15 mil millones de dólares. Ese monto
mandaron las reservas del Banco Central a U$S 63 mil millones. La moneda
norteamericana, por esos días, cerró en torno a los $ 28. Los especialistas y
los periodistas macristas festejaron la política del nuevo titular del Central,
el financista Luis Caputo.
¿Cuál es la situación tres meses después?
Prácticamente ya se fugaron esos 15 mil millones que mandó el FMI. Así las
cosas, en 90 días las reservas bajaron de 63 mil millones a 49 mil millones, el
piso de ayer. Por día hábil, el Central dilapida entre 150 y 400 millones.
Por estas horas, volvió la calma al mercado
cambiario pero los números recién mostrados dan cuenta de una situación de
fondo que para nada está controlada. ¿Cuánto falta para la nueva
"tormenta"? Ayer el Central vendió U$S 190 millones. De continuar la
sangría de reservas con esa lógica, para fin de año se perderán otros U$S 12
mil millones, lo que ubicarían las reservas en 37 mil millones.
Además, vale consignar que todos esos fondos no
son reservas netas. Ocurre que el Central considera como reservas el swap con
China y también una parte de los depósitos de los ahorristas en dólares. Sin
embargo, son recursos que no pueden utilizarse para enfrentar una corrida
bancaria. En síntesis: de no revertirse el actual cuadro (de allí la urgencia
de un nuevo préstamo del FMI), las reservas netas estarían alrededor de los U$S
20 mil millones para fin de 2018.
Fuente: Agencia Paco Urondo