Isabel escuchó atentamente al canciller William
Hague cuando ayer hizo el anuncio en Londres
Bautizó así al territorio que disputa a la
Argentina. La decisión fue un homenaje al aniversario de la coronación.
El gobierno argentino ayer no hizo pública su
protesta.
Así como la guerra de Malvinas le ha dado la
sensación al Reino Unido de que las victorias otorgan derechos, Londres
oficializó ayer otra maniobra bajo la idea de que nombrando un sitio de una
manera refuerza su propiedad. Así, en un movimiento más que provocativo , el
Foreign Office anunció la decisión de llamar Tierra de la Reina Isabel al
territorio antártico que la Argentina autoproclama como propio, y también
Chile.
Pese a que ante cada presentación unilateral
británica, el Gobierno replica con su protesta, ayer después de la presentación
no voló ni una mosca ni a un lado ni a otro. Más bien, hubo sorpresa.
Según el comunicado de la cancillería británica
que ayer anticipó Clarín.com , la decisión forma parte de los homenajes a la
reina que este año festejó su Jubileo de Diamante, con sus 60 años en el trono.
Y se produce sobre el final de los 30 años de la guerra por Malvinas, que elevó
la tensión entre Londres y Buenos Aires por la disputa de soberanía a niveles
no vistos en décadas.
El acto de presentación oficial de la “nueva
toponimia” antártica británica fue el último acto del Jubileo de la reina,
quien de hecho se hizo presente para ver la presentación de Hague, con mapa y
todo. Son 169.000 kilómetros cuadrados. Representa un tercio de toda la masa
antártica y es dos veces el tamaño del Reino Unido. De hecho, como un acto de
unilateral de soberanía a partir de ahora los mapas británicos llevarán el
nombre de la reina en esa porción de territorio.
“El Territorio Antártico Británico es un miembro
único e importante de la red de los catorce Territorios de Ultramar del Reino
Unido. Reconocer el compromiso del Reino Unido con la Antártida, con una
asociación permanente a Su Majestad, es un gran honor”, comentó el canciller
William Hague, sin mencionar a la Argentina.
El polémico anuncio no deja de ser curioso,
porque de acuerdo al Tratado Antártico, que entró en vigencia en 1961 –y del
que son signatarios, entre otros, Argentina, Chile y el Reino Unido–, las
naciones presentan sus pretensiones de soberanía, que el Tratado no desmiente
ni confirma.
Pero hay compromisos muy claros, pero además se
define claramente la cuestión de los recursos naturales, sobre las bases que se
instalan y que sólo pueden ser científicas y las investigaciones deben darse a
conocer. Los recursos no pueden ser explotados y los resultados de las
investigaciones deben darse a conocer. Las armas, los desechos nucleares y
experimentos radiactivos están prohibidos.
Fuente: Clarín