Por. Albert Martí. 13/05/2018
En los últimos días PP y C's rivalizan en una
campaña contra el llamado adoctrinamiento en los centros escolares de
Catalunya, con la generosa ayuda de los medios habituales. Y es que después del
referéndum del 1-O han sonado todas las alarmas en el Estado del 78.
Después de la cuestión lingüística, se trata de
un nuevo ataque a la escuela pública catalana, ahora centrado en los docentes:
más de 500 han sido ya denunciados ante el Ministerio de Educación. Uno de los
más emblemáticos es el Instituto El Palau de Sant Andreu de la Barca. Nueve
profesores fueron acusados por la Fiscalía por supuesta lesión en la dignidad
de las personas y discriminación. De momento, cinco de ellos ya han sido
exculpados, y los padres y madres se han movilizado en defensa de los
profesores.
La medida estrella que el PP está avanzando es
el formulario para denuncias anónimas, un sistema insólito para un país llamado
democrático.
Mienten los que atribuyen el ascenso de la lucha
nacional en Catalunya a 30 años de adoctrinamiento desde las escuelas: hace 5
años el independentismo aún era relativamente exótico en los institutos. Más
bien ha sido la enorme movilización y la brutal represión del 1-O que han hecho
imposible preservar las aulas al margen del conflicto.
De hecho, las redes sociales ofrecen un panorama
contradictorio: recogen muchas denuncias de adoctrinamiento, pero también
numerosos desmentidos. Y una página gráfica supuestamente dedicada a demostrar
la situación de adoctrinamiento se limita a reproducir pancartas de Escola en
Català (una respuesta a la campaña contra la inmersión lingüística) y pintadas
y carteles variados en el exterior de las vallas de edificios escolares.
En realidad, la campaña contra el
“adoctrinamiento” comenzó con la Ley Wert, que pretendía “españolizar” los
temarios escolares. Hasta entonces, todas las comunidades autónomas habían
programado el conocimiento del medio a partir del ámbito más próximo, y la
incorporación a la Unión Europea había establecido otro marco de referencia más
amplio. Se había introducido también el estudio de la historia de la propia
comunidad en tanto ésta hubiera tenido en el pasado una marcada entidad
sociopolítica, como es el caso de Catalunya, que además cuenta con una amplia
historiografía.
De todos modos, la querella de los temarios no
podía tener gran entidad, porque el problema está en otra parte: en la forja de
los sentimientos de pertenencia y de las actitudes a desarrollar en
consecuencia. Lo curioso es que esto sí es adoctrinamiento, una de las
principales funciones que el Estado – cualquier estado - confía a su sistema
escolar.
Aunque evidentemente no es del mismo tipo el de
hoy que el que se imponía bajo la dictadura franquista. Bien lo sabemos los que
en la escuela hemos cantado el Cara al Sol brazo en alto o hemos conmemorado el
Día de la Hispanidad. Bajo la dictadura se pretendía generar una adhesión
militante al régimen (y en todo caso silenciar cualquier reparo); en una
democracia formal el objetivo explícito es meramente el conocimiento del marco
político-institucional y el acatamiento del orden legal. Dicho esto, las tareas
de los docentes en este terreno pueden ser muy distintas.
Según el PP, hay que hacer que el alumno tenga
bien claro quiénes son “los nuestros” frente a los “otros”, a aceptar la
ideología dominante y el orden social, económico y político-institucional
Para los/las docentes progresistas hay que
combatir el adoctrinamiento implícito, enseñar a los alumnos a vivir
pertenencias diversas (lugar de nacimiento, lengua, color de la piel,
residencia, creencias religiosas, orientación sexual, etc.) de forma no
excluyente y a convivir con la diversidad social. También a ver la sociedad en
su complejidad, a percibir sus conflictos, a valorar la vida, la libertad, la
autonomía, la cooperación...
Y aún más, hay que alimentar la capacidad
crítica de los alumnos en la medida en que su maduración lo permita. Para ello
hay que poner en cuestión las construcciones ideológicas en que se basa el
orden establecido, sacando a la luz sus contradicciones y los intereses a los
que sirven. Algunas de estas construcciones en el orden nacional son la
Reconquista, la Obra Civilizadora de España en América, la España de los Reyes
Católicos... pero también la Catalunya “dels Peres i els Jaumes” (reyes de
Catalunya), la guerra dels Segadors... y sin duda la sagrada Transición.
En este trabajo, es inevitable que a menudo se
trasluzca la opinión del profesor: ello no es problema mientras aparezca como
tal frente a otras, no como “la verdad”; por ello es mejor manifestarla
claramente, y abandonar la estéril y tramposa pretensión de neutralidad.
A esto las gentes del PP y C's responden con su
habitual denuncia contra el “adoctrinamiento” de la izquierda en ideologías
antisistema, ideología de género o multiculturalidad... pero aparte de la
supresión de la asignatura de Ciudadanía por la ley Wert no han avanzado más
por el momento en este asunto, que no resulta para los docentes un trabajo
fácil o brillante, no suele levantar entusiasmos, y a menudo los estudiantes lo
consideran una manía del profesor.
Ahora bien, lo que no han tolerado es que el debate
de la calle después del 1-O haya cruzado la puerta de las aulas. Los edificios
escolares tuvieron un papel muy importante en el desarrollo del referéndum.
Muchos de ellos ya eran normalmente colegios electorales, aunque esta vez el
número de colegios era muy reducido. Ante las amenazas de impedir la apertura
de los colegios la mañana del día 1, numerosas Asociaciones de Padres y Madres
organizaron actividades desde la noche anterior hasta la mañana para mantener
el centro abierto y garantizar la llegada de las urnas y la constitución de las
mesas. Hasta este momento, el papel de los docentes no fue relevante. Pero
después de las cargas policiales del día del referéndum, con destrozos en
numerosos centros, ¡el profesorado no podía mantener la boca cerrada!
Quien conozca la realidad de las aulas sabe que
difícilmente el/la docente pondrá sobre la mesa un tema que pueda enfrentar
seriamente al alumnado, a menos que el tema ya esté ahí, y ese era el caso. El
ánimo de los alumnos oscilaba entre la incredulidad, la indignación y la
vergüenza. No podía obviarse la realidad, porque la función socializadora de la
escuela incluye enseñar a reconocer los conflictos, analizarlos y gestionarlos
de la mejor manera para todos, es decir, a través del diálogo y el debate
democrático. Y ello es más importante que nunca cuando se trata de la realidad
candente: ahí sí hace falta educar el sentido crítico.
Por supuesto, entre los docentes de Catalunya se
reproduce la diversidad de posiciones que hay en la sociedad, y cada uno de
ellos sabe que habrá de convivir con un alumnado también con opiniones
diversas. Así lo importante es que todos, profesor incluido, puedan expresarse
y escuchen las posiciones de los demás con respeto en un marco de diálogo y de
búsqueda de salidas democráticas al conflicto. Así es como sucedió, con mayor o
menor fortuna, en la gran mayoría de los casos.
Y si alguien se dejó llevar por la indignación,
el incidente debe resolverse en el marco de la comunidad educativa, como indicó
el Defensor del Pueblo.
Por eso, cuando la campaña se recrudece,
alimentando la confrontación en el interior mismo de la comunidad educativa,
hay que pensar que se ha emprendido una operación de envergadura contra la
escuela pública, una operación que apunta a cercenar la libertad de expresión
de los docentes de la escuela pública a la manera de los centros privados,
donde la propiedad decide qué puede decirse y qué no. Ahí sí se les abre la
oportunidad de asestar un golpe decisivo, de impedir que se desarrolle en el
sistema educativo el libre debate y la crítica sobre la realidad.
Y no parece que esta operación se limite a
Catalunya: el PP la ha extendido por lo menos a Valencia. La amenaza es a todos
y a todos corresponde la defensa.
Albert Martí, maestro.
DECLARACIÓN UNITARIA
Plataforma formada inicialmente por los
sindicatos CGT Ensenyament, Intersindical-CSC, UGT y Ustec·Stes (IAC), y las
organizaciones ADIC Ensenyament, la Sectorial de Educación de la ANC y Docents
per la República,
A raíz de los graves acontecimientos que están
rodeando al colectivo docente catalán, queremos expresar nuestro apoyo a los
compañeros y compañeras que son objeto de la represión mediática, judicial y
policial; tanto en los casos de San Andrés de la Barca y la Seu d’Urgell, como
en el resto.
Los límites que se han cruzado evidencian la
situación de emergencia en que nos encontramos, que pone en riesgo el espacio
de confianza que son, y deben seguir siendo, los centros educativos.
Vemos amenazada no sólo la libertad de cátedra,
sino también la libertad de expresión. Por todo ello nos comprometemos a
defender la educación en los valores democráticos, en la cultura de la paz y en
el espíritu crítico; pilares básicos para que los futuros ciudadanos y
ciudadanas, que ponemos en el centro de nuestra dedicación profesional,
construyan una sociedad justa, democrática y participativa.
Fuente: Sin Permiso España