Por Thierry Meyssan
Según el analista geopolítico Thierry Meyssan,
mientras más días pasan desde el bombardeo occidental perpetrado contra Siria
el 14 de abril de 2018, más información aparece mostrando la extensión del
desastre. Después de que la OPAQ confirmara la ausencia de armas químicas en el
territorio bombardeado por la coalición occidental, el Pentágono todavía logra
impedir las filtraciones provenientes de los círculos militares, pero las que
van llegando de Francia son devastadoras. Washington, París y Londres mostraron
que pretenden seguir regentando el mundo, pero también se ha visto que ya no
tienen cómo hacerlo y que ya nadie les cree sus circos y banderas falsas. Como
consecuencia del ataque, Rusia ha anunciado el envío de nuevas baterías
antimisiles a Siria, incluyendo su estelar sistema S-300. De cualquier forma,
el bombardeo occidental contra Siria ha resultado ser el fiasco militar más
grande desde la Segunda Guerra Mundial. En definitiva, Estados Unidos, el Reino
Unido y Francia sólo han mostrado dos cosas con esta operación: que se han
puesto al margen del Derecho Internacional y que sus ejércitos ya no son lo que
alguna vez fueron. En todo caso, como sugiere el análisis del medio de comunicación
Caminando el Sendero, podría ocurrir que Trump ejecute un nuevo ataque con
misiles, esta vez contra las bases iraníes que extra-oficialmente existen ahí.
Esto sería con el fin de advertir a Irán antes de dejar Siria. También es
posible que Trump esté gestionando que un contingente árabe no chiíta releve a
las tropas estadounidenses en Siria, de modo que la influencia iraní se vea
mermada en la zona. De esta manera Israel se sentiría medianamente segura
teniendo de vecinos no a tropas sirias ni iraníes sino a saudíes, egipcios,
jordanos y demás, y quizá sólo así podría lograr hacerse de un estatus en la
región.
Mientras más días pasan desde el bombardeo
occidental perpetrado contra Siria el 14 de abril de 2018, más información
aparece mostrando la extensión del desastre. En Estados Unidos, el Pentágono
todavía logra impedir las filtraciones provenientes de los círculos militares,
pero las que van llegando de Francia son devastadoras. Washington, París y
Londres mostraron que pretenden seguir regentando el mundo, pero también se ha
visto que ya no tienen cómo hacerlo.
Una semana después del bombardeo occidental
contra Siria, aún siguen sin respuesta numerosas interrogantes sobre los
objetivos de esa operación militar y sobre su realización. Los hechos demostrados
que han ido saliendo a la luz contradicen las declaraciones oficiales de las
potencias occidentales.
Según la narración occidental, el bombardeo no
apuntaba a derrocar la República Árabe Siria (lo que los gobiernos y medios de
prensa occidentales llaman «el régimen de Bachar» sino a “castigar” el uso de
armas químicas.
Pero resulta que el medio de comunicación RT ha
informado que según el Estado Mayor ruso, la Organización para la Prohibición
de las Armas Químicas (OPAQ) confirmó la ausencia de armas químicas en el
centro sirio de Barza y en ninguno de los tres objetivos atacados en territorio
sirio el 14 de abril por EE.UU., Reino Unido y Francia.
Al contrario de lo que afirman las tres
potencias occidentales que perpetraron el bombardeo, no es ilógico pensar que
el verdadero objetivo era derrocar la República Árabe Siria. Esa posibilidad
parece confirmarse por el hecho que varios misiles tenían como blanco el
Palacio Presidencial de Damasco. Esa es también la interpretación de Rusia, que
estima que el verdadero objetivo del bombardeo occidental era contrarrestar
«los éxitos de las fuerzas armadas sirias en la lucha por liberar su territorio
del terrorismo internacional».
Estados Unidos, el Reino Unido y Francia
anunciaron haber lanzado 105 misiles, pero las fuerzas armadas rusas contaron
sólo 103. Según el estado mayor ruso y su homólogo de Siria, 73 misiles fueron
destruidos en vuelo, cifra que los estados mayores de Estados Unidos, Reino
Unido y Francia rechazan con tono altanero. Pero todos los observadores
presentes en suelo sirio, como es el caso del periodista Thierry Meyssan,
pudieron comprobar la actividad de la defensa antiaérea y nadie ha visto los
supuestos impactos de los 105 misiles occidentales anunciados.
Como consecuencia del ataque, y de que Israel
sigue atacando sitios sirios e iraníes —aunque no lo ha reconocido— Rusia ha
anunciado el envío de nuevas baterías antimisiles a Siria, incluyendo el
sistema S-300.
Es evidente que el Estado Profundo (los
Rothschild, Israel, Arabia Saudita) tienen unas ganas locas de que EE.UU se
enfrasque en un conflicto bélico en la región. Pero todo indica que Trump
sacará a sus tropas de Siria. Ese sería un hecho crucial y algo temible para el
Estado Profundo, pues Israel se quedaría solo ante el peligro iraní.
Pero las cosas no se darían así de simples si
ponemos atención a lo que sugiere el análisis del medio de comunicación
Caminando el Sendero, pues de aquí a noviembre, que es la fecha límite que
Trump acordó con Putin para salir de Siria, Trump podría ejecutar un nuevo
ataque ya que varios buques estadounidenses repletos con misiles Tomahawk se
dirigen a costas sirias. Por lo que salvo que haya otro nuevo ataque de bandera
falsa químico, es posible que las tropas estadounidenses, antes de dejar
territorio sirio rocíen con misiles a las bases iraníes que extraoficialmente
existen ahí. Irán es una de las obsesiones de Trump desde que era candidato y
detesta el acuerdo nuclear firmado con ellos desde hace años, y también desea
desactivar el poder creciente iraní en la zona, además de echar por tierra un
viejo anhelo de Teherán para lograr establecer el corredor mediterráneo.
También es posible que Trump busque que un
contingente árabe no chiíta releve a las tropas estadounidenses, de modo que la
influencia iraní se vea mermada. De esta manera Israel se sentiría medianamente
segura teniendo de vecinos no a tropas sirias ni iraníes sino a saudíes,
egipcios, jordanos y demás, y quizá sólo así lograr un status-quo en la zona.
Esto suena especialmente coherente después del mensaje de Qanon que decía:
“Después sigue Irán.”
En todo caso, concluye Thierry Meyssan, el
bombardeo occidental contra Siria ha resultado ser el fiasco militar más grande
desde la Segunda Guerra Mundial. Y, en definitiva, Estados Unidos, el Reino
Unido y Francia sólo han mostrado dos cosas con esta operación: que se han
puesto al margen del Derecho Internacional y que sus ejércitos ya no son lo que
alguna vez fueron.
Fuente: Mente Alternativa.