24 marzo 2018
Carta de la luchadora Mapuche Moira Millán
Llegué en la madrugada del 24 de Marzo a Esquel.
En el camino llovía y neviscaba. Ha sido un largo recorrido de retorno desde
Chiapas a Chubut, de la Autonomía rebelde zapatista al bizarro escenario
político provincial, en el que sorprendidos y aterrados los chubutenses,
descubren que el Gobierno de Das Neves nos dejó en quiebra, algo que nosotros
los activistas veníamos denunciado desde hacia rato. En el camino vi pañuelos
en el suelo pintados y borrados, sin embargo no pudieron evitar la silueta
blanquecina que los contorneaba, y los volvía a mostrar como un símbolo en
aquel desolado camino. Pensé en la memoria, en cómo los estados la han manipulado,
la han desdibujado, incluso la han intentado borrar, la memoria de un pueblo
puede ser muy peligrosa para la gobernabilidad de los tiranos. La memoria es el
cofre en donde se guarda la verdad y cuando ese cofre se abre sale disparada
ella, vociferando justicia.
Hace años sufriendo un mal de amor fui a ver a
una machi para consultarle por la persona amada, ella me respondió: ese hombre
tiene corazón de niño, bastaba conocer cómo son los niños para saber cómo iría
comportarse ese corazón infantil. Pasó el tiempo y otra vez aquejada por otro
amor consulté a la machi y ésta vez, era otra machi la que me miró a los ojos
apenada y me dijo: ese hombre tiene corazón cobarde, bastaba con ver sus miedos
para saber lo que haría. Me pregunto: ¿cuál será el corazón de Argentina?,
porque según nosotros, los mapuches, la estructura de un ser es inalterable, el
ladrón será siempre ladrón, el traidor será siempre traidor y el asesino lo
será también por siempre. El estado Nación Argentino nació con un corazón genocida.
No dudo en intentar eliminar a las naciones originarias que aquí estábamos, a
la hora de invadirnos y emplazar su estado. Justificó sus crímenes bajo la
escusa de civilización y barbarie. Más tarde su mano asesina empuñaría las
armas contra sus propios hijos sensibles, rebeldes y pensantes, los llamaría
terroristas y otra vez argumentando justicia en nombre de la patria los mataría
por subversivos. Los territorios tienen memoria, y esa crueldad hecha energía,
vuelve una y otra vez sino se repara, sólo puede ser reparada con justicia. Hoy
nuevamente el estado sale a matar, encarcelar, torturar, reprimir a los
disidentes. Pero algo es contundente en la piel de nuestros cuerpos cobrizos,
jamás el estado argentino paró su látigo represor contra nosotros, todos los
gobiernos sin excepción tienen sangre indígena en sus manos, todos tienen
desaparecidos indígenas. Recuerdo mi conversación con la Longko Silvia
Ranquehue, hace ya muchos años, quien me contaba como durante la dictadura, los
militares se la llevaron al penal de de Viedma, y allí presa por su condición
de mapuche, por defender su territorio contra el ejército que pretendía
apropiárselo, Conoció a otros tantos pu lamngen mapuches que al igual que ella
estaban presos y de los que nunca más volvió a saber, son parte de los
desaparecidos indígenas que se chupó la dictadura y de los que nadie habla. Es
triste ver que aún no se ha entendido, que para que los 30.000 desaparecidos
alcancen justicia, y halla paz, no basta con encarcelar a sus represores, además
de castigo para ellos, el motivo de la lucha que los llevó a entregar sus vidas
debe recuperarse como un estandarte. Ellos, los que murieron peleando
¿permitirían el racismo con que el estado pretende una vez más aniquilarnos?
El estado descubre su fórmula mágica para
destejer la memoria, realza los recuerdos con falsas simbologías, destruye la
verdad, establece la mentira, pero los territorios tienen memoria, se emplazan
en nuestra alma, nos habitan despertando todos nuestros sentidos, y abren
nuestros ojos vendados, nuestras muertas y nuestros muertos, nos hablan al oído
y sus palabras fortalecen el corazón, y es ahí cuando tenemos la certeza de que
jamás podrán vencernos, que la memoria, la verdad y la justicia no solo es
nuestro derecho a repararnos como humanidad sino también nuestra obligación
frente a las generaciones que nos precedieron y para las que vendrán, en nuevo
tiempo, en un nuevo país, en un mundo como dicen los cumpas zapatistas quepan
otros mundos.
Moira Millan desde la puelwillimapu, Esquel Chubut
24 de marzo del 2018 .
Fuente: Resumen Latinoamericano