Por Gabriela Beatriz Martínez
Está harto. Harto de todo.
De su familia, que toda la vida lo discriminó
por ser quién es. De la escuela, que siempre quería separarlo por blanco y
rubio de esos otros compañeros morochos. De la Telefónica, que le sacó el
teléfono porque se negó al combo con internet. Del gobierno, que le recortó su
pensión.
Daniel Cantieri va a la plaza Congreso, viene
del abogado que litiga contra la Teléfonica y encuentra la marcha. Cuando se
produce el desbande, el no corre y sigue avanzando hacia las rejas. Es un
ciudadano indignado, harto de que lo caguen y sobre todo cansado de ver por la
ventana como otros luchan por sus derechos.
Está harto.
Ve a 10 policías golpeando a un chico. Y a otros
10 que le pegan a otro.
Les grita casi cara a cara que lo suelten.
Recibe un palo en la cabeza y de esos 20 que le
pegan a los pibes ahora un par le pegan a él.
Le arruinan su camisa favorita.
La ha lavado y no puede volver a blanquearla.
Lo levantan. El hombro le duele.
El zapato se le está por salir.
Cinthia García le pregunta el nombre y él se
acuerda de la Telefónica, del gobierno, de su familia.
La policía lo deja sentado en el anexo de la
Cámara de Diputados. Se le acerca Felipe Solá porque ve que es el único blanco
entre los detenidos.
Daniel Cantieri lo manda a volar.
Lo llevan detenido. La carátula inicial dice
"Sedición" como si Daniel fuera Seineldín.
Lo sueltan a las 4 de la mañana y él quiere ir a
los cacerolazos que se replican en la ciudad y a esa hora se van apagando.
Se toma el 91, porque el 86 hace rato ya no pasa
por esa zona de Ciudad Evita, y vuelve a su casa a las 6 de la mañana.
Le duele el cuerpo. No tiene redes sociales, no
sabe lo que ocurre en torno a su figura, a su gesto digno. Una amiga le acerca
cartas de la gente. Leo los papeles que atesora en la mesa, los que dice se va
a llevar por siempre con él: "Aliverti pasó el audio en su programa",
"El fotógrafo se llama Federico Cosso", "Pablo Ayala te escribió
un poema". Me reconozco y se lo cuento. Le leo el poema. El se avergüenza,
se tira abajo y modesto dice que no es referente de nada. Aconseja que cada uno
salga y peleé. Le decimos que la militancia lo quiere. Que muchos lo invitaban
a pasar las fiestas con sus familias.
Se ríe cuando recuerda que le dijo al juez que
no milita en ningún lado y de repente en Facebook hay una agrupación con su
nombre.
Daniel Cantieri lee lo que le escribe la gente y
no puede creerlo, eso nos relata la tarde del 28 de Diciembre en su casa cuando
vamos a verlo con Andre y con Morata, Daniel siente que después de tanto sufrimiento
ya no está solo. Y llora emocionado.
Eso es lo que mira en esta foto donde Federico
Cosso le retrata el alma. Ve el renacer del pueblo. Y el suyo.
Viva Daniel Cantieri.