Al principio era sólo un murmullo discreto, pero
luego se convirtió en una queja cada vez mayor, y ahora, sin duda, hay una
disidencia abierta contra el Papa que vino del fin del mundo (y hay muchos que
lo empujarían de nuevo hasta allí).
Francisco en poco tiempo logró decepcionar a
todos. Y esa decepción se ha convertido en resentimiento, primero soterrado y
ahora a la vista de todo el mundo.
Algunos de los cardenales que lo habían elegido
están decepcionados. Era el hombre
ideal, sin “muertos” en los armarios, doctrinalmente conservador, pero
receptivos a las nuevas ideas. Con él se podría garantizar un período de paz en
los escándalos de la Iglesia, un periodo sin “terremotos” y divisiones. Ellos
nunca pensaron que Bergoglio tendría la intención de reformar la Curia Romana,
de eliminar sus privilegios o que azotaría las vanidades del clero. Su mera
presencia, sencillo y espontáneo, es una acusación constante a los prelados
pomposos, faraones anacrónicos llenos de sí mismos…
Los obispos de carrera están decepcionados,
aquellos para los que una nominación para una ciudad era sólo un escalón más
hacia una posición de mayor prestigio. Estaban listos para clonarse con el
pontífice de turno, imitarlo en todos los sentidos, desde los gestos externos
hasta los doctrinales, cualquier cosa para agradarle y obtener favores. Ahora
bien, este Papa invita a los obispos ambiciosos y vanidosos a que tengan el
olor de las ovejas … ¡Que horror!
Una parte del clero está decepcionado. Se
sienten desplazados. Criados en el estricto cumplimiento de la doctrina,
indiferentes a la gente buena, ahora no saben cómo comportarse. Deben recuperar
una “humanidad” que el cumplimiento estricto de las normas de la Iglesia ha
atrofiado. Pensaron que estaban, como sacerdotes, por encima de las personas, y
ahora este Papa les invita a bajar y ponerse al servicio de los últimos…
Decepcionados están los laicos comprometidos en
la renovación de la Iglesia y los tradicionalistas, super apegados al pasado.
Para estos últimos, el Papa es un traidor que está trayendo la ruina a la
iglesia. Para los primeros, el papa Bergoglio no está haciendo lo suficiente,
no cambia las reglas y leyes que ya no están en sintonía con los tiempos, no
legisla, no utiliza su autoridad como “comandante” de la Iglesia…
Los que están muy entusiasmados con él son los
pobres, los marginados e invisibles, y también todos aquellos, cardenales,
obispos, sacerdotes y laicos, que durante décadas han sido marginados a causa
de su fidelidad al Evangelio, vistos con sospecha y perseguidos a causa de esta
“loca mania” por la Sagrada Escritura a expensas de la tradición.
Aquello que sólo habían esperado, soñado o
imaginado, ahora se ha convertido en una realidad con Francisco, el Papa que ha
hecho redescubrir al mundo la hermosura del Evangelio.
EL AUTOR - Alberto Maggi, es hermano de la Orden
de los Siervos de María, estudió en la Pontificia Facultad Teológica Marianum y
la Universidad Gregoriana de Roma y en la Escuela Bíblica y Arqueológica
Francesa de Jerusalén. Fundador del Centro de Estudios Bíblicos "G.
Vannucci "(www.studibiblici.it) en Montefano (Macerata), que se ocupa de
divulgar las escrituras sagradas siempre interpretándolas al servicio de la
justicia, no del poder.
Ha publicado, entre otros: Roba da preti; Nostra
Signora degli eretici; Come leggere il Vangelo (e non perdere la fede);
Parabole come pietre; La follia di Dio e Versetti pericolosi.Fuente: Paz y bien de España