¡Botonazo! Lo de Lanata fue un verdadero botón de muestra del pensamiento, la mirada
punitivista, estigmatizante y estereotipada creando un “otro monstruoso” al que
hay que “eliminar”
La magistrada María Dolores Aguirre Guarrochena
afirmó que la postura del periodista "se enmarca en una avanzada
neopunitivista y de mano dura".
Una jueza de Menores de la ciudad de Rosario le
escribió una carta a Jorge Lanata por la nota que le hizo al
"Polaquito". Se trata de la magistrada María Dolores Aguirre
Guarrochena que, a través de una carta abierta publicada en el diario
Página/12, se refirió a lo acontecido en Periodismo Para Todos.
"Estimado Sr. Lanata:
Soy Jueza de Menores de la Ciudad de Rosario y
todas las personas que me conocen saben que siempre mantengo un perfil bajo,
evitando la exposición mediática no sólo personal sino, fundamentalmente, la de
todos aquellos adolescentes que por alguna razón transitan por la oficina donde
trabajo.
No obstante ello, estimo justo y adecuado
referirme públicamente a la cobertura que Usted hizo respecto de una persona
menor de edad, quien durante un reportaje se autoincriminó por varios delitos,
algunos especialmente graves.
Pero antes de exponer mis puntos de vista,
quiero aclararle que no lo hago ni desde el odio, ni desde la indignación, ni
desde la palabra exasperada, sino como una exigencia del cargo que ocupo (por
la responsabilidad social que representa) y como un ejercicio de participación
ciudadana que debería pretenderse en cualquier sociedad democrática. Por eso,
no me ubique dentro de la división maniquea de “la grieta”. No me interesa
desacreditarlo a Usted ni seguir cargando las tintas de los sentimientos más
primitivos. Me interesa construir.
Hecha esta aclaración, paso ahora a desgranar
diversos aspectos de esta cobertura mediática que no pueden dejar de ser
analizados.
En primer lugar, Usted es un actor social –entre
otros– que, a través de este tipo de coberturas pretende influir en la
formulación de la Política Criminal. Y a nadie escapa que su postura se enmarca
en una avanzada neopunitivista, de mano dura, bajando los límites de la
responsabilidad penal de las personas aún por debajo de aquellos establecidos
en la época de la última dictadura militar con las leyes 22.278 y 22.803,
actualmente vigentes. Estimo que una persona de su trayectoria y experiencia no
puede haber pasado por alto esta finalidad ni ello se puede haber debido a un
descuido.
"En un intento de entender (y de atribuirle
una finalidad diferente a su cobertura), se me ocurre pensar que lo que Usted
quiso mostrar son las deficiencias de las políticas públicas en materia de
infancia y adolescencia, algo en lo que podríamos eventualmente coincidir Usted
y yo, sobretodo a partir de los brutales recortes presupuestarios en estas
áreas (cuyas partidas pocas veces estuvieron a la altura de las necesidades,
para ser sinceros...). Pero aún suponiendo esta finalidad ¿puede afirmarse que
la nota es un medio adecuado para alcanzarla? Antes bien, un niño pequeño
confesando ser autor de delitos graves con total despreocupación sólo parecería
destinado a desatar el aplauso de la telepatota (no tan numerosa como se
cree...).
"Despejada, entonces, la cuestión relativa
a la finalidad de la cobertura, resta analizar el reportaje en sí.
"En primer lugar, si bien el reportaje no
lo hizo Usted personalmente –sino un colega–, lo cierto es que Usted es el
responsable del mismo en términos mediáticos, por haber tenido el poder real de
decisión acerca de su difusión y por ser el profesional con verdadero poder de
convocatoria de su programa (al punto que la audiencia alude “al programa de
Lanata” sin otras distinciones).
"En segundo lugar, el reportaje no respeta
siquiera los más mínimos estándares exigibles en las coberturas mediáticas que
involucran a niñas, niños y adolescentes que se estudian en cualquier centro de
formación de Comunicación Social. A propósito, puedo recomendarle la lectura de
una guía de buenas prácticas redactada por UNICEF titulada “Por una
comunicación democrática de la Niñez y Adolescencia” que puede encontrar
fácilmente en Internet.
"En efecto, y tal como le vengo diciendo,
el reportaje incurre en una larga serie de prácticas profesionales éticamente
cuestionables, entre las que se destacan (sin negar otras): no haber protegido
al niño en su derecho a la intimidad; haberlo expuesto a riesgos de sufrir
represalias; haber mostrado al niño en términos y de modo estigmatizante (amén
de estereotipado); haber reforzado una mirada punitivista (aunque sea
involuntariamente); no haber actuado con sensibilidad frente a un niño; no
haber tomado los recaudos elementales a la hora de obtener el permiso del niño
y el de sus representantes legales (preferentemente, por escrito); no haber
evaluado suficientemente las posibles derivaciones políticas, sociales y
culturales del reportaje; haber difundido el entorno comunitario del niño (la
simple pixelación del rostro de este muchachito no satisface adecuadamente las
exigencias que imponen su protección); no haber informado al niño sobre la
publicación de la nota a través de cualquier medio escrito, entre las más
destacables. La difusión de este material periodístico no habla de este niño,
sino de los límites que Usted es capaz de transgredir en el ejercicio de su
profesión.
"Estrategias editoriales como ésta sólo
contribuyen a reforzar una mirada estigmatizante y estereotipada de la
niñez/adolescencia pobre, creando un “otro monstruoso” al que hay que
“eliminar” (neutralizar) para poder “resolver el problema” de una vez por
todas. Aún suponiendo que Usted no lo haya querido, esto es lo que ha
conseguido.
"Ojalá que tanto Usted como otros colegas
que optan por estas estrategias editoriales (no tantos, gracias a Dios) puedan
visualizar finalmente que las buenas prácticas a las que antes me referí no son
un límite al ejercicio de la profesión. Al contrario. La ennoblecen.
"Después de todo esto, confío en que no empleará
su poder mediático para desacreditarme (tal como veo que ha intentado hacerlo
con el Sr. Grabois, por ejemplo). En ningún momento yo intenté hacerlo con
Usted (y hasta sería un nuevo ejemplo de malas prácticas). Pero si me equivoco,
y Usted opta por desacreditarme, puedo adelantar en mi defensa que soy una
persona como cualquier otra, con mis limitaciones, mis contradicciones y hasta
mis bajezas. No me postulo como la reserva moral de nada. Pero de lo que nadie
podrá dudar jamás es de mi compromiso ético.
"Finalmente, le pido que deseche (si
remotamente lo considerara) la idea de contactarse conmigo para debatir sobre
el tema. Todo lo que tenía para decir lo expuse en estas pocas líneas y
cualquier otra exposición mediática no sería más que una vana repetición de
ideas.
"En el convencimiento de que somos los adultos
los únicos responsables del cachorro humano, y que de nosotros depende la
construcción de un mundo que los aloje, hago propicia esta ocasión para
saludarlo con mi cordialidad."Fuente: El Destape