Por Juan Manuel Cincunegui
El propósito de esta nota es comentar un
artículo publicado por Carlos Pagni en el diario La Nación con motivo del
discurso presidencial en la Asamblea Legislativa . El título del texto es
“Macri en su gran encrucijada.” Lo rescato porque contiene algunas joyas
“literarias” que merecen tenerse en cuenta, y no pocos atisbos de agudeza sobre
lo que acontece en el país en estos días, las encrucijadas con las cuales se
enfrenta el ejecutivo y el ánimo general de la sociedad argentina. Entre lo más
destacado aparece la expresión : “En Macri parece haber una disociación, una
zona de clandestinidad, que irrumpe de manera compulsiva.”
De la alegría a la depresión emocional
Dice Pagni al comienzo de su nota: “El discurso
que Mauricio Macri pronunció ayer fue de una contundencia y una exaltación
emocional desconocidas. Esa vibración guarda una proporción directa con una
depresión emocional y política también desconocida. Las palabras que se
escucharon en la Asamblea Legislativa se inscriben en una crisis de la que el
Presidente se propone emerger. Para volver del abismo, se aferró a la escalera
más segura: la confrontación con el kirchnerismo.”
El gobierno está golpeado emocional y
políticamente. No tiene nada bueno para mostrar, la única manera de salir de la
depresión es confrontando con el kirchnerismo, imponiendo una realidad binaria
entre el pasado y la fantasía de un presente que promete pero no cumple. El
problema es que la “herencia recibida” ha dejado de dar los réditos políticos
que alguna vez ofreció.
Mauricio versus Macri
Dice Pagni: “Durante la charla hubo una
referencia a la columna que el sábado anterior había publicado en este diario
Carlos Reymundo Roberts: ‘La gran batalla: Mauricio vs. Macri’. Allí se
describió un problema recurrente, que en el caso del Correo apareció sin
disimulo: en Macri parece haber una disociación, una zona de clandestinidad, que
irrumpe de manera compulsiva. El arreglo con Socma estuvo precedido por los
Panamá Papers; la polémica por la asignación de rutas a Avianca, que originó
otro expediente judicial; las gestiones judiciales de Daniel Angelici, ahora
suspendidas, o las dificultosas explicaciones de Gustavo Arribas por una
transferencia de dinero.”
Lo más
destacado de este fragmento es la expresión siguiente expresión utilizada por
Pagni: “En Macri parece haber una disociación, una zona de clandestinidad, que
irrumpe de manera compulsiva.”
Tres puntos a tener en cuenta: (a) la disociación
entre “Mauricio” (el que nos presenta el experto en imagen Durán Barba) y (b)
“Macri” el hombre real, de carne y hueso, el que habita (c) una zona de
clandestinidad. Lo interesante es que esa zona de clandestinidad (dice Pagni)
“irrumpe” compulsivamente en el escenario político. ¿Por qué? Porque la imagen
duranbarbista no alcanza para ocultar la verdadera naturaleza de Macri (el
empresario corrupto y corruptor del Estado) con la ficción de Mauricio (el
presidente de la transparencia y la sensibilidad social).
Legitimidad moral
Dice Pagni: “Llegó al poder porque miles de
personas en la provincia de Buenos Aires votaron a María Eugenia Vidal contra
alguien a quien, con razón o sin ella, identificaban como “la Morsa”.”
Aquí hay una confesión de parte. ¿Por qué llegó
al poder Macri? Porque se presentó como una alternativa frente a la corrupción
y la sordidez del poder político K (una reedición del antiperonismo acérrimo
que siempre se presentó a sí mismo como el auténtico reservorio moral de la patria).
Especialmente, el macrismo logró su cometido después de la exitosa operación
mediática (que el propio Pagni pone en entredicho) que identificó a Anibal
Fernández con “la morsa” (un asesino brutal y despiadado).
¿Por qué
llegó al poder Macri? Porque se presentó como una alternativa frente a la
corrupción y la sordidez del poder político K (una reedición del antiperonismo
acérrimo que siempre se presentó a sí mismo como el auténtico reservorio moral
de la patria).
Sin embargo, como el mismo Pagni reconoce, la
herida que produjo el caso de Correo Argentino amenaza con desangrar la imagen
del presidente y, con ella, la legitimidad de su proyecto. No solo frente a
quienes no lo votaron, sino de puertas adentro. La suma de acciones oscuras ha
puesto patas arriba el escenario. Nadie puede negar los casos de corrupción del
kirchnerismo (después de todo, ¿quién en su sano juicio puede olvidarse de los
bolsos de López o eludir las aparentes complicidades de funcionarios
kirchneristas como Jaime en el caso Oderbrecht en los cuales los Macri y
Mauricio en particular, estuvieron directamente implicados?), pero el entramado
de corrupción que “compulsivamente” irrumpe en el escenario político con cada
actuación del grupo Macri, hace que la legitimidad moral que pretendió encarnar
Mauricio esté por los suelos.
La avaricia
Dice Pagni: “Del “gobierna para ricos” se
deslizó a un reproche más corrosivo: “gobierna para un rico”. Su papá. Sobre
este fondo se recortan dos anuncios de ayer. El primero, un decreto que regula
los conflictos de intereses, cuestión típica de las administraciones de
empresarios. De Berlusconi a Vicente Fox; de Sebastián Piñera a Donald Trump,
como desarrolló The Atlantic el viernes pasado.”
Efectivamente: ya no se trata de un gobierno
para ricos. Ahora la sociedad comienza a entender que el gobierno de Cambiemos
es un gobierno de Macri, por los Macri y para los Macri. Y la comparación que
hace Pagni de Mauricio con Berlusconi, Vicente Fox, Piñera o Trump no solo lo
alinea con gobiernos sistémicamente corruptos, sino con gobiernos política,
económica y socialmente fallidos.
Ya no se
trata de un gobierno para ricos. Ahora la sociedad comienza a entender que el
gobierno de Cambiemos es un gobierno de Macri, por los Macri y para los Macri.
Las emociones y la realidad
Finalmente, después de varios párrafos en los
que Pagni ofrece sus consejos virtuosos al soberano, señalando en qué podría
convertirse Mauricio si fuera capaz de darle la espalda a Macri, el periodista
resume el tono del discurso:
“Macri volvió a identificarse con el cambio,
como una posición emocional. Rozitchner puro, ahora bajo la inspiración de
Jacques-Alain Miller. Insistió en la unidad de los argentinos. Un propósito que
choca con su estrategia de poder. Desde el primer párrafo, cuando pidió “más
verdad y menos relato”, se contrapuso al kirchnerismo.”
La referencia al tono emocional (no olvidemos la
definición perversa que deslizo el presidente durante su perorata: “Las
emociones son lo más real que tenemos”, la cual merece ya de por sí un
comentario más extenso) y la caracterización del discurso por parte de Pagni
como “Rozitchner puro” ofrece otra muestra del trabajo psico-político que la
administración ejercita sobre el cuerpo simbólico de los argentinos.
Pero las emociones dividen, no unen, y cuando
parecen hacerlo (unir) en realidad degluten, devoran. Las emociones establecen
en el mundo una frontera infranqueable si no somos capaces de renunciar a su
reinado, si nos dejamos apropiar por ellas: de un lado está el sujeto (Mauricio)
y del otro lo que Mauricio desea y lo que Mauricio repele. Macri es el
encargado de apropiarse y aplastar aquello que las emociones enervadas por una
educación política humanista mediocre exigen satisfacer.
Fuente: Nuestras Voces