Amy Goodman y
Denis Moynihan
La semana pasada, Donald Trump, presidente
electo de Estados Unidos, hizo volar por los aires medio siglo de la política
de armas nucleares del país en un solo tuit: “Estados Unidos debe fortalecer y
ampliar considerablemente su capacidad nuclear hasta que el mundo entre en
razón con respecto a las armas nucleares”. Con ese mensaje ambiguo, Donald
Trump, que aún no ha asumido el cargo, puede haber iniciado una nueva carrera
armamentista mundial.
La declaración de Trump generó alarma en todo el
mundo y forzó a que los principales referentes de su círculo más íntimo
debieran salir a dar explicaciones –a esta altura, algo de rutina– de lo que su
jefe “realmente quiso decir”. En MSNBC, Rachel Maddow confrontó a Kellyanne
Conway, exdirectora de campaña de Trump y recientemente nombrada asesora
presidencial, sobre este impactante tuit. Maddow dijo: “Él está diciendo que
vamos a ampliar nuestra capacidad nuclear. Dijo literalmente que debemos
ampliar nuestra capacidad nuclear...”. A lo que Conway respondió: “No
necesariamente está diciendo…Lo que dice es que... debemos ampliar nuestra
capacidad nuclear; nuestra preparación nuclear, en realidad. Nuestra capacidad
de estar preparados para aquellos que también tengan armas nucleares”.
A la mañana siguiente, durante una pausa
comercial en el programa “Morning Joe” de MSNBC, Trump habló por teléfono con
Mika Brzezinski, mientras ella y su copresentador, Joe Scarborough, estaban en
pijamas en el estudio decorado con temática navideña. La llamada no fue
transmitida, pero cuando el programa regresó de la pausa, Brzezinski citó parte
de la conversación que tuvieron. Según Brzezinski, las palabras de Trump
fueron: “Que haya una carrera armamentista... los superaremos en cada
movimiento y los venceremos a todos”.
Minutos después de que esto saliera al aire,
Annie Leonard, directora ejecutiva de Greenpeace USA, declaró a Democracy Now!:
“Todos los días Trump dice algo que nos deja preocupados, pero esto es lo más
aterrador hasta el momento. Una carrera de armas nucleares es lo último que
necesita el mundo. Pienso en el cambio climático. Pienso en la desigualdad
económica. Pienso en todas estas grandes amenazas que enfrentamos como país y
como mundo. ¿Por qué vamos a sumarles una amenaza innecesaria y totalmente
fabricada?”
El presidente Barack Obama pronunció su primer
discurso sobre el arsenal nuclear estadounidense el 5 de abril de 2009 en
Praga: “Hoy en día, la Guerra Fría ha desaparecido, pero miles de aquellas
armas aún no. En un extraño giro de la historia, la amenaza de una guerra
nuclear mundial ha disminuido, pero el riesgo de un ataque nuclear ha
aumentado. Más países han adquirido armamento de este tipo”. Más adelante, en
2016, el presidente Obama propuso un programa de modernización de arsenales
nucleares con un costo de un billón de dólares y 30 años de duración. Cuando le
preguntamos sobre el historial de Obama con respecto al desarrollo
armamentista, Annie Leonard nos dijo: “Greenpeace y muchos de nuestros aliados
han luchado contra el gasto militar del presidente Obama, y lucharemos contra
el gasto militar del presidente Trump”.
Mientras que el gasto nuclear del presidente
Obama continúa el desarrollo de lo que Albert Einstein llamó, en 1946, “la
deriva hacia una catástrofe sin parangón”, su gobierno todavía adhiere al
tratado de reducción del arsenal nuclear entre Estados Unidos y Rusia, llamado
New START. Esto exige la reducción de la cantidad de ojivas en los arsenales de
ambos países, de la cantidad actual de aproximadamente 7.000 ojivas cada uno,
hasta llegar a 1.550 ojivas cada uno para febrero de 2018. Las declaraciones de
Trump sugieren que planea desestimar el New START y relanzar una nueva carrera
de armas nucleares entre Estados Unidos y Rusia. Esto, a su vez, podría
desencadenar fácilmente el deseo de aumentar las reservas en otros estados
nucleares existentes, como India, Pakistán e Israel. Trump también declaró
reiteradamente durante su campaña presidencial que apoya la adquisición de
armas nucleares por parte de otros países, como Japón, Corea del Sur y Arabia
Saudí. En otras ocasiones ha dicho lo contrario, lo cual enfatiza el carácter
volátil e impredecible del futuro comandante en jefe. En un mundo tan
inestable, con cada vez más cantidad de armas nucleares, aumenta la
probabilidad de que alguien, en algún lugar, presione el botón.
Alarmado ante los acontecimientos recientes, un
grupo ha lanzado una petición instando al presidente actual a tomar medidas.
Joe Cirincione, presidente de la organización Ploughshares Fund, una fundación
dedicada a la seguridad mundial, afirmó: “Hay algo que el presidente Obama
puede hacer al respecto, para darnos más tiempo. Puede poner fin a la práctica
de la Guerra Fría de tener los misiles en alerta máxima, listos para lanzarse
en pocos minutos. En su campaña había prometido hacerlo, dijo que lo haría al
asumir el cargo y nunca lo concretó. Tiene 22 días para intentar corregir ese
error. En 22 días, Donald Trump tendrá la capacidad de lanzar misiles nucleares
con la misma velocidad con la que tuitea. Cuatro minutos después de dar la
orden, esos misiles volarán. Nadie puede detenerlo. Nadie puede revertir los
lanzamientos”.
Obama debe sacar a los misiles nucleares del
estado de alerta máxima, pero eso no es suficiente. El dedo de Donald Trump en
el disparador nuclear es una perspectiva aterradora. El movimiento antinuclear
es el que debe estar en alerta máxima para asegurarse de que el disparador no
sea accionado jamás.
Fuente: Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un
noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de
radio y televisión en inglés y en más de 450 en español.