PRIMERA PELICULA 'VIVA' DE LA GUERRA
Nace de la revisión de 90 km de negativo,
conservados por la Filmoteca Nacional. Sus directores: "España tenía más
colores que el gris profundo del desastre"
"El 26 de abril es día de mercado",
dice la voz en off. Sobre la pantalla la imagen sin duda idílica de un pueblo
recorrido por un río. El color, un verde luminoso e irreal, lo inunda todo. La
narración habla de fuego, de nazis, de la legión Cóndor. "El bombardeo
durará tres horas". De repente, todo se vuelve rojo. Las siluetas de unos
niños se recortan sobre el humo encendido de la desolación. Todo se ve por
primera vez. Una madre corre desorientada con su hijo en brazos. Pocas veces
antes el amargo sabor de lo absurdo se antoja más evidente. Y la guerra, de
nuevo, adquiere el áspero tacto de lo inefable, de lo indecible, del silencio.
Es Guernika. Todo, por primera vez.¿Cuántas veces es preciso volver a la Guerra
Civil? ¿Cuántas películas quedan que cuenten la Guerra Civil? ¿Cuántos
aniversarios? ¿Cuántas guerras habitan en la Guerra Civil? Probablemente, la
única respuesta cabal a todas estas preguntas sea la réplica perfecta de cada
una de las preguntas. Su exacta repetición. No hay respuesta porque la guerra
sólo admite una constante y permanente interrogación, como una herida siempre
abierta: ¿Por qué?
Cuando se cumplen 80 años del inicio de lo que
Antoine de Saint- Exupéry calificó como la peor de las enfermedades
("porque el enemigo está dentro del cuerpo"), una nueva obra llega en
este caso a las pantallas para, otra vez, volver a formular la pregunta de
siempre, la única posible, la única sin otra respuesta que el silencio atento y
consciente. Con los ojos abiertos. 'España en dos trincheras. La Guerra Civil
en color' es la película de Francesc Escribano y Luis Carrizo sobre guión de
Manel Lucas que, en efecto, insiste. La Seminci de Valladolid será la encargada
de enseñar por primera vez las imágenes de siempre, pero, y esto es lo que
importa, como nunca antes; una forma distinta de no perder de vista la pregunta
original, la única posible, decíamos. La idea, como afirma la segunda parte del
título, es recuperar el color de un conflicto, de una herida, que siempre se ha
ofrecido en blanco y negro. No se trata de desvirtuar la imagen ni de someterla
al sacrilegio impuro y arbitrario del espectáculo, sino de reconstruir la
realidad desde el espacio de una nueva ficción. Fotograma a fotograma, y
siempre según un meticuloso un estudio historiográfico, lo que se persigue es
recuperar lo más fielmente posible una España que, pese a todo, tenía muchos
más colores que el del gris profundo del desastre. Por difícil que resulte
imaginarlo."Queremos pensar que el color, en realidad, funciona como
metáfora", dice de forma algo críptica Escribano. "Se trata de
explicar la historia pero aportando otra perspectiva. Más detalle, más nitidez.
Se trata de volver a contar lo que pasó, pero con la distancia de todos estos
años. Durante el primer pase un historiador ya mayor se mostró sorprendido y
exclamó: 'En efecto, la sangre que yo recuerdo era roja'".Con una
meticulosidad de relojero, más de 50 profesionales han revisado, limpiado y
ordenado más de 400 títulos originales de la Filmoteca Nacional. En total,
150.000 fotogramas han acabado por ser coloreados tras un escaneo previo en
alta definición para digitalizar cada plano. "Lo que se procura",
sigue Escribano, "es ofrecer una película que haga sentir el visionado
como una experiencia desligada del cansancio cerca de la culpa que siempre se
adhiere al material mil veces manoseado".
Soldados republicanos en las cercanías de Madrid
esperando la llegada de las tropas de Franco.
Cuenta el director, que además es productor en
compañía de Veo Televisión, que todo empezó por culpa de un encargo de
Discovery Channel. Allí, ya sabían del impacto y éxito de proyectos similares
alrededor de la Gran Guerra y de la Segunda Guerra Mundial. "Pese a lo que
pueda parecer, los materiales sobre la Guerra Civil son muy escasos. Eso sin
tener en cuenta que buena parte del material se perdió tiempo atrás en un
incendio", dice Escribano, se toma un segundo y continúa: "Además,
todo el trabajo se ha hecho sin renunciar al rigor más extremo. Hemos contado
con el historiador Antony Beevor como asesor entre una nómina amplia de
expertos que nos han ido detallando el color exacto de cada uniforme, de cada
bandera... Hasta el sonido ha sido recuperado. ¿Cómo sonaban las bombas, los
tanques? Hemos incluso corregido errores que venían en el material original.
Muchas eran cintas de propaganda que no tenían reparo en referirse a la batalla
del Ebro con imágenes del frente de Teruel, por ejemplo". Añade que otra
de las obsesiones finalmente logradas fue recuperar el color del campo y del
sol español. "No podíamos colorear como lo han hecho en la batalla de las
Ardenas, por ejemplo. Aquí la luminosidad es muy distinta", concluye. El
resultado es un recorrido pulcro, claro y tan brutal como bien narrado. En la
televisión, el formato cambiará por tres programas de 45 minutos a los que
seguirá un debate y puesta en situación. "El concepto con el que hemos
trabajado en todo momento es el de la distancia. Que nada tiene que ver con la
equidistancia. No estamos explicando una historia para que formes parte de
ella, sino para que seas consciente de los hechos". Han pasado 80 años. Y
detrás queda un conflicto con 100.000 caídos, 200.000 civiles muertos, medio
millón de prisioneros en cárceles y campos de concentración y otros tantos
exiliados; una guerra que ahora recupera una nueva mirada para responder la
duda de siempre: ¿Por qué?
por Luis Martínez
Fuente:
Diario El Mundo 25/10/2016