UN LIBRO SOBRE SU VIDA DE LUCHA SERÁ PRESENTADO PRÓXIMAMENTE
EN BUENOS AIRES
Resumen Latinoamericano.-El 9 de septiembre de 1974 moría un militante que dedicó toda su vida a luchar por la Revolución en Argentina. Hoy lo recordamos a través de un articulo escrito por Sebastián Giménez, autor del libro “El último tren”, una biografía novelada sobre este joven revolucionario que militó en el MNR Tacuara, en Montoneros, en la Juventud Peronista Lealtad, y cuya compañera fue otra excepcional militante, Lucía Cullen, detenida-desaparecida, y colaboradora del sacerdote Carlos Mugica, también asesinado.
El libro de Giménez apareció primero en una versión digital y ahora se podrá leer en su versión impresa, que será presentada el viernes 30 de septiembre en el marco de las Cátedras Bolivarianas en la Taberna Internacionalista Vasca de Buenos Aires.
Existen personas que se mantienen al margen de la
historia pero la nutren con su militancia y su compromiso. Otras
personas, en cambio, no dudan en embarrarse, con el orgullo y la tozudez
de los protagonistas. No es necesario aclarar que José Luis Nell
pertenece al segundo grupo y que su vida militante fue el reflejo del
compromiso y los avatares de una generación de argentinos.
Por Sebastián Giménez *, La Tecl@ Eñe
“Llego con tres heridas: la de la vida, la del amor, la de la muerte”
Miguel Hernández
Existen personas que se mantienen al margen de la
historia, de la historia con mayúsculas, esa fuerza que arrastra a
tantos que la nutren con su militancia y su compromiso. Otras personas,
en cambio, no dudan en embarrarse, con el orgullo y la tozudez de los
protagonistas. No es necesario aclarar que José Luis Nell pertenece al
segundo grupo y que su vida militante fue el reflejo del compromiso y
los avatares de una generación de argentinos. Nell nos remite, entre
otras cosas, a Tacuara, a la resistencia peronista, a Tupamaros de
Uruguay, a Montoneros, al padre Carlos Mugica y la Juventud Peronista
Lealtad.
Sus rastros biográficos son difíciles de precisar
porque su devenir parece escabullirse de los papeles, requiriendo la
narración de su vida de un eximio investigador o de un novelista. No soy
lo primero, intento ser lo último.
Se sabe que nació en el barrio porteño de Flores
en el año 1940, en una familia de clase media. En el año 1955, su madre
fue herida en los bombardeos vergonzosos y cobardes de la Marina de
Guerra a la Plaza de Mayo cuyo objetivo era asesinar a Perón.
Desde joven, mientras cursaba el colegio
secundario en el Liceo Militar, milita en el Movimiento Nacionalista
Tacuara (organización de ultraderecha) que reivindicaba ideas
nacionalistas y fascistas. Escuchaban al padre Julio Meinvielle – guía
espiritual del Movimiento, y de acendrada prédica fascista y antisemita –
y formaban grupos de choque que eran temidos en las calles y en las
casas de estudio. El país danzaba entre gobiernos militares y
democracias amordazadas por la proscripción del peronismo. En el año
1962, se llama a elecciones y por el triunfo de partidos neoperonistas,
se anulan los comicios y se separa a Arturo Frondizi de la presidencia.
Joe Baxter y José Luis Nell encabezan una escisión
del Movimiento Nacionalista Tacuara, el MNRT (Movimiento Nacionalista
Revolucionario Tacuara). Adhieren al peronismo como forma de intentar
lograr la revolución nacional. En 1963, realizan el que se considera el
primer golpe de la guerrilla en la Argentina: El asalto al Policlínico
Bancario. El dinero obtenido sería destinado al funcionamiento operativo
del grupo, que se proponía el retorno de Perón. En el hecho, José Luis
Nell abre fuego sin quererlo con una ametralladora PAM provocando dos
muertes de empleados del lugar, lo que deja en él una marca que no se
borrará en el resto de su vida. Es detenido mientras realizaba el
servicio militar en Río Gallegos, al igual que la mayoría de los que
participaron del asalto. De forma increíble, logra fugarse de Tribunales
y participa en un viaje a la China de Mao para recibir formación
militar junto con miembros del Movimiento Revolucionario Peronista
liderado por Gustavo Rearte.
Luego, ingresa a Uruguay, donde se incorpora al
Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros. Es detenido en 1969 y
enviado a la prisión de máxima seguridad de Punta Carretas. En 1971,
participa de la fuga de 111 tupamaros de la prisión, dejando una huella
muy curiosa que delataba su presencia: en una pared del túnel de la
fuga, escrito con ladrillo apareció la sentencia de la que se había
adueñado el pueblo argentino y que se le atribuye a Nell, PERÓN VUELVE.
Regresa a la Argentina y se incorpora a
Montoneros, siendo el principal referente de la columna sur del gran
Buenos Aires, con base operativa para su militancia en Avellaneda y
Lanús. Debe mantenerse clandestino por los procesos judiciales
pendientes. Es respetado por los compañeros por su valentía, franqueza y
experiencia. Conoce a Lucía Cullen, también militante, quien realizó
con el padre Carlos Mugica un gran trabajo social en la villa de Retiro.
El padre los casa en secreto en el año 1972 rodeados de villeros
peronistas, desafiando los protocolos y reglamentos eclesiásticos, que
requerían el casamiento por civil.
El 20 de junio de 1973, en Ezeiza, en el acto de
recepción definitiva a Perón, encabeza la columna sur de Montoneros en
un jeep junto a “Beto” Simona. Gran ironía del destino: Un día de fiesta
degeneraría en tragedia individual para José Luis Nell y anunciaría el
desastre colectivo que vino después. Mientras la columna sur se acerca
al palco, recibe el ataque artero de las bandas armadas de la derecha
del peronismo. “Beto” Simona muere en el enfrentamiento y José Luis Nell
es herido gravemente, quedándole como secuela una parálisis que lo
acompañaría en el resto de su vida.
Hacia fines de 1973, junto al padre Carlos Mugica
fomenta las ideas de la Juventud Peronista Lealtad, en total desacuerdo
con la conducción de Montoneros por el asesinato de Rucci. Dicha actitud
habla de la generosidad de su persona, ya que condena la muerte de uno
de los responsables de la masacre de Ezeiza, habiendo sido él una de las
víctimas. Apuesta a valorar el proceso político argentino y la
democracia que se supo dar el país bajo el liderazgo de Perón y no
comparte la actitud de quienes lo desafían y cuestionan desde la
violencia. La última etapa de su vida es muy dura por los límites que
marcaba la discapacidad, la soledad política y el recuerdo que le pesaba
de las víctimas del Policlínico Bancario. Esta persona arrojada,
desafiante de imposibles, conmovedora en su entrega y búsqueda, que fue
la de toda una generación, iba a tener un final muy duro. En septiembre
de 1974, decide suicidarse según se dice con ayuda de su entrañable
amigo Cacho Envar El Kadri.
A continuación, se trascribe un fragmento de la
novela que he escrito, buscando rescatar el valor de esta vida militante
y que quiere ser un aporte para que no quede en el olvido.
Fragmento (pág. 131):
“…Ahí está la derecha peronista ocupando el Palco.
Que se vayan a la puta que los parió, piensan la totalidad de los
jóvenes, y también los que lideran la columna sur de Montoneros. A esa
masa no la para nadie. Quieren intimidarla con cuatro o cinco patoteros,
como si fuera tan fácil. Nadie puede controlar ya nada, ni José Luis
Nell ni Horacio Simona que lideran la columna. No son sesenta mil tipos
que se van detrás de uno, que esperan una orden. Se organizaron lo más
que pudieron, por la seguridad de todos y para no entrar en
provocaciones.
Tenemos que estar atentos para que no haya quilombo –dice “Beto” señalando el palco.
Ellos están en el palco. Pero ¿cómo pueden frenar esto? Nadie puede
pararlo. Ni nosotros – se encoge de hombros José Luis Nell.
-Che. ¿Estás lagrimeando o es la transpiración?
Y sí, está lagrimeando de la emoción de ver llegar
ese momento. De ver al General Perón de nuevo en la Argentina para
hacer la patria socialista. Pasó años de cárcel. Vivió muchas cosas en
poco tiempo. Muchas más que cualquiera. Algunos lo consideran un mito,
una leyenda, pero es sólo un hombre. Y le preguntan ¿Cómo hiciste para
escaparte de Tribunales? ¿Y de Punta Carretas? Es el ídolo de la
pendejada a veces. Pero las leyendas también se emocionan. Y lloran al
comprobar que los sueños por los que lucharon se están realizando por la
voluntad incontenible de miles y miles. De millones de jóvenes que hoy
se vienen a encontrar con su líder. ¿Cómo poner cara de póker ante eso? Y
las lágrimas que brotan, y José Luis Nell no las reprime”
Fuente: Resumen Latinoamericano