Todos vimos los bolsos de José López. El relato dice que el
ex Secretario arrojó tres bolsos por encima de los muros de un convento trucho,
con la complicidad o no de monjas sui generis, que no eran estrictamente monjas
y mucho menos de clausura, con
presuntas bóvedas tapadas con una alfombra a metros de donde se
realizaban los rezos.
El Ministro de Energía Juan José Aranguren, en las penumbras
de su oficina, en medio del ocultamiento burocrático, esgrimiendo una
inofensiva estilográfica, firmó la resolución 28 por el cual llevó el precio
del millón de BTU ( alrededor de 27
metros cúbicos) en boca de pozo de 2,80
dólares a 5,10 dólares lo que implica un incremento del 82 %
y trasladó a las empresas dos mil ochocientos millones de dólares en un
año. Como el costo de lo que se extrae es un misterio profundo sólo podemos
tomar como válido el estimado por la Fundación Bariloche que calcula que
extraer un millón de BTU sale 1,90 dólares. Quiere decir que el margen de
utilidad de las empresas que era “apenas” del 47 % antes del aumento otorgado,
ahora lo elevó al 168%. A lo que debe
agregarse que semejante aumento no conlleva ninguna obligación en materia de inversión, como sí lo había hecho
Axel Kicillof para las extracciones de pozos nuevos que en ese caso le fijaba
el precio de 7,20 dólares el millón de BTU en boca de pozo. Aranguren le trasladó a las empresas el
equivalente de 934 bolsos de López. El cálculo es muy sencillo: si en tres
bolsos entraron 9 millones de
dólares, para “trasladar” los dos mil ochocientos millones de dólares, si todos
son del mismo tamaño, se necesitan 934 bolsos. El monto señalado equivale a lo
que el gobierno espera recaudar de un blanqueo exitoso. Otra diferencia:
mientras en el caso de López se desconoce el origen de los billetes, que el ex
Secretario justificó sin demasiadas precisiones “de la política”, en el de Aranguren resulta público y
notorio: lo pondrá el pueblo.
Los bolsos de López se vieron en cadena privada por todo el
periodismo escrito, radial y televisivo. Cabe entonces preguntarse: ¿Nadie vio
los bolsos virtuales de Aranguren? ¿Por qué?
Tal vez la respuesta la tienen los chinos que sostienen que
cuando una persona señala a la luna, el distraído sólo mira el dedo.
Fuente: Hugo Presman