El suicidio de Grisel González Roig
Grisel
González Roig cumplía cinco años. La fiesta que habían preparado con
amor sus padres, Carmen y Tito, terminó en un infierno: en la madrugada
del 4 de agosto de 1976, un grupo de tareas del Ejército entró en su
casa y secuestró a Héctor Alberto González. Antes de llevarse a Tito, la
patota tomó y comió delante de la familia todo lo que había quedado del
festejo.
Para siempre, el cumpleaños de Grisel fue también el día que perdió definitivamente a su papá. Sin despedidas ni respuestas. Una ausencia que la marcó hasta que decidió quitarse la vida, la semana pasada. Un amigo la encontró el domingo al mediodía en su casa. Grisel dejó una esquela: “No entres al baño, me suicidé”. El amigo tenía las llaves de su casa.
Con una risa estentórea, Grisel no pasaba desapercibida. Era mordaz, sus comentarios siempre incisivos. El dolor la acompañaba como una sombra omnipresente. “Son marcas que destruyen. Ella ha hecho un gran trabajo durante su vida, la vi laburar como nadie para salir de esa maraña de mierda, con un esfuerzo increíble, una creatividad y una inteligencia como no tenía nadie, pero hay dolores que son tremendos”, expresó Hernán Reynoso, el amigo que la encontró. Y subraya una y otra vez lo luminosa que era. “La pena que me da que alguien con tanta luz, con tanto brillo para salir de esa telaraña negra, no haya podido”, dice este amigo, que se propone construir “un lugar, un árbol, una placa, donde se la pueda recordar”. Para que Grisel tenga una huella palpable y pueda escapar al destino de su padre, desaparecido sin tumba.
“Toda una vida pasó buscando los restitos de información sobre su padre, viendo carpetas, a ver si aparecían sus huesos. En España, fue a visitar la tumba de Antonio Machado y cuando vio inscriptos los versos ‘Caminante, no hay camino, se hace camino al andar’, se quebró, porque era lo que otros presos le habían contado que recitaba su papá en la tortura”, recordó Hernán entre lágrimas inconsolables. Para él, la decisión de Grisel confirma “que esto no se terminó, el dolor sigue vigente”.
Grisel era también terminante. Y así fue durante los últimos años, cuando empezó a aislarse de sus afectos. Cerró puertas en una actitud que ahora -para muchas personas- tiene otras lecturas. “Todo esto es muy triste y muy siniestro. Si bien ella se había aislado, de hecho hacía años que ya no me permitía verla ni hablar por teléfono, yo creo que una vez que murió Carmen, su mamá (hace más de un año), Grisel encontró la forma de no joder a nadie y matarse de una vez. Es mi interpretación que fue alejándose para poder hacerlo. Realmente lo que arrastraba era un dolor muy profundo desde muy chica”, escribió Lucas Mac Guire, que fue su amigo inseparable durante años.
Descansa en paz, finalmente Grisel !! Los crimenes de la dictadura genocida son permanentes. …No Perdonamos, no nos Reconciliamos !!
Fuente: Resumen Latinoamericano