Querellante en el juicio Brigada de San Justo,
la nieta recuperada dio un testimonió contundente. Denunció los límites del
juicio, que sus apropiadores no están imputados y contó la verdad del Plan
Cóndor.
Por Luján Echeverría
Este miércoles María Victoria Moyano Artigas dio
su declaración testimonial ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 1 de
La Plata en el marco del juicio por los crímenes de lesa humanidad perpetrados
en la Brigada de San Justo, en el oeste del Gran Buenos Aires, durante la
última dictadura cívico-militar.
En este proceso Moyano Artigas es querellante
por el caso de desaparición de su madre Asunción Artigas, pero tanto la
desaparición de su padre Alfredo Moyano como su apropiación a manos de los
genocidas no forman parte del debate, con lo cual no hay imputados por esos
crímenes, en función de las maniobras del Poder Judicial para fragmentar
procesos y achicar los márgenes de verdad y justicia.
Con una sala colmada por más de 80 personas, para
acompañar a Moyano Artigas se instalaron entre el público presente
personalidades de los derechos humanos como Nora Cortiñas de Madres Línea
Fundadora, Marta Ungaro, hermana de Horacio Ungaro (víctima de La Noche de los
Lápices), sobrevivientes como Jorge Sobrado, Carlos Zaidmann y María Laura
Bretal, Maine García (hija de desaparecidos), miembros de HIJOS La Plata y
familiares de detenidos desaparecidos.
También estuvieron presentes José Montes y Juan
Contrisciani, obreros del Astillero Río Santiago. Este último es hijo de
desaparecidos al igual que Carlos Oroño, obrero de Fate que también estuvo
presente. A ellos se sumaron trabajadores de la gráfica recuperada Madygraf,
entre otros. Varias de las personas presentes que acompañaron a Vicky militan junto
a ella en el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) y en el Frente de
Izquierda.
El testimonio de Victoria emocionó a toda la
sala y, sobre todo, aportó datos y nuevas pruebas que permiten demostrar que el
Estado argentino, bajo el gobierno constitucional de Isabel Perón, implemento
el Plan Cóndor conjuntamente con las dictaduras vecinas del Cono Sur.
Un centro clandestino fundamental para el Plan
Cóndor
María Victoria, con total firmeza, miraba al
Tribunal, compuesto por los jueces Alejandro Esmoris, Nelson Jarazo y Pablo
Vega. Su abogada, María Luz Santos Morón, integrante del Centro de
Profesionales por los Derechos Humanos y del colectivo Justicia YA!, realizó la
primera pregunta: “¿Quiénes fueron tus padres y de qué hechos fueron víctimas?”
“Mi mamá se llamaba María Asunción Artigas y mi
padre Alfredo Moyano. Ellos comienzan su militancia mientras vivían en Uruguay
siendo muy jóvenes. Él era estudiante del liceo y ella cursaba sus estudios en
la Facultad de Medicina. Por
aquel momento, ambos comienzan su militancia en Uruguay en la ROE (Resistencia
Obrero Estudiantil)”.
Comenzado su relato, María Victoria detalló la
persecución sufrida por su familia: “La persecución a la familia Artigas en
Uruguay era permanente. Fueron detenidos varias veces, no sólo perseguían a mis
padres, sino también a mi abuela y mis tíos. Tales persecuciones figuran en
fichas de informes de inteligencia mientras ellos intervenían en asambleas y
llevaban adelante su actividad política. Toda esa información sale de archivos
desclasificados y es pública, ya que figura en la página de la Secretaría de Derechos
Humanos del Estado uruguayo”.
“Mi
familia materna era perseguida por el propio jefe del ejército de Uruguay, José
’Nino’ Gavazzo, quien iba en persona a la casa de mi abuela Blanca y, en varias
oportunidades, secuestró a sus tres hijos, quienes eran torturados. Ella
contaba el tormento que vivía. Él, amenazaba a mi abuela diciéndole que no iban
a volver más y le recordaba que el submarino (método de tortura) ’era la fuente
de la verdad’”, cuenta María Victoria.
Sus padres se casaron el 20 de diciembre de 1973
e inmediatamente viajaron a Argentina, momento en el que Mary pide ser
refugiada por Acnur, el programa de las Naciones Unidas. “Ya en el país, en el
año 1975, mis padres fueron detenidos junto a mi abuela y llevados a la Brigada
de San Justo según investigaciones de la propia Secretaría de Derechos Humanos.
Mi abuela declara este secuestro en la causa Camps y cuenta que entre marzo y
abril fueron secuestrados durante cuatro días de su domicilio por fuerzas
conjuntas argentinas y uruguayas. Mi abuela escuchó a uno de ellos que usaba el
término botija, que significa muchacho en Uruguay, por lo que supone la
intervención conjunta de ambas fuerzas”.
“Durante esos días de secuestro los tres fueron
torturados. Mi papá estuvo horas en un patio, golpeado. A mi mamá la torturaron
con el submarino, así, aquella amenaza de Gavazzo a mi abuela fue un hecho.
Fueron interrogados por uruguayos, mi madre pudo reconocer a Gavazzo, ese
genocida que fue a su casa a secuestrar a sus hermanos”.
Moyano Artigas recordó que “la Policía
Bonaerense, la Policía Federal y fuerzas uruguayas actuaban en conjunto desde
antes del 76. En ese momento fueron detenidos 26 militantes del MNL, mis padres
no militaban en esa organización pero tenían relación con ellos. Todas las
mujeres detenidas esa vez fueron condenadas por la Ley Antisubversiva del 74
(que fue sancionada durante el gobierno de Isabel) y trasladadas a Olmos y
Devoto; a los hombres los llevaron a Sierra Chica. Mis padres y mi abuela
fueron los únicos liberados”.
En ese sentido afirmó que “hay un listado de los
26 nombres de los detenidos que fue publicado por el propio Estado uruguayo
bajo el Memorándum de Gavazzo 9/9 75. En éste ya figuraba en ese momento que la
Brigada de San Justo era un lugar de reunión, quiénes eran sus jefes, como
serían las detenciones. Hay un testimonio de mucha importancia que es el que me
brindó Elba Ballestri, quien fue secuestrada en el 75 hasta octubre del 83. Fue
torturada en San Justo por uruguayos y luego por argentinos y finalmente
condenada por la ley Antisubersiva del 74 para luego ser puesta a disposición
del PEN”.
María Victoria leyó cada uno de sus nombres en
la audiencia y aportó este listado como prueba al Tribunal.
En este sentido también consta el testimonio de
Lidia Callegari, que era uruguaya y fue secuestrada en el 75, y llevada a la
Brigada de San Justo y luego trasladada a Uruguay.
La querellante y testigo dio na definición
contundente: “todos estos hechos relatados sucedían en la Brigada de San Justo
durante el 74 y 75, que funcionaba como centro clandestino y actuando
conjuntamente las fuerzas de ambos países. No eran sólo bandas paraestatales
como la Triple A, era el Estado, el Poder Ejecutivo, sus ministros y sus jueces”.
“En esta causa sólo se investiga una pequeña
porción de lo que pasó en San Justo. No era sólo un simple lugar de fichaje
como lo dice el auto de elevación a juicio. Allí, con la actuación conjunta de
las fuerzas, tuvo sus antecedentes el Plan Cóndor bajo un gobierno
constitucional como el de Isabel Martínez de Perón. Este es un juicio
completamente limitado. No hay un solo imputado por el secuestro de mi abuela
Enriqueta Santander, ni mis padres, como tampoco por los demás uruguayos que
fueron secuestrados y detenidos en ese momento”. Después de esta detención su
madre hace la denuncia en Acnur.
En la causa de Plan Cóndor de Roma está la
declaración de sus tíos que fueron presos políticos en Uruguay. Su abuela visitaba
a sus hijos torturados en las cárceles uruguayas mientras continuaba la
búsqueda sin descanso de María Victoria y sus padres. Su hijo más chico y tío
de Vicky con apenas 12 años fue secuestrado en Argentina y abusado sexualmente.
Todo está denunciado en la causa Plan Cóndor Roma como documentos secretos.
Victoria destacó que incluso se registran
detenciones y torturas en el CCD San Justo desde el año 1974. “Durante todos
estos años, cruzando datos, hablando con sobrevivientes, con testigos, haciendo
mi propia investigación, sabemos que ya en el año 74 habían 5 uruguayos
detenidos en la Brigada de San Justo. Uno de ellos era el papa de Amaral
García, que siendo un niño de sólo 5 años estuvo allí”.
El Condor y las detenciones durante la dictadura
Victoria en este tramo de su testimonio comenzó
diciendo que si este juicio hubiese comenzado hace mucho tiempo y no hubiese
sido dilatado, su abuela podría haber declarado como lo hizo en otros juicios.
“Hoy soy su voz y las de mis padres”, dijo. La sala escuchaba con emoción y
atención su relato. Su voz era lo único que se escuchaba.
“Durante el año 77 mis padres vivían en
Berazategui, mi madre estudiaba medicina, mi padre psicología y era pintor,
formaba parte del Sindicato de Pintura de Zona Norte. El 30 de diciembre de ese
año fueron secuestrados en su domicilio por la Policía Bonaerense y el
Ejército. Esta detención tiene que ver con lo que sucedió en Uruguay. En las
investigaciones que vine haciendo pude comprobarlo… En noviembre del 77
secuestran al dirigente montonero De Gregorio en Colonia con documentación
falsa que le entregó el GAU (Grupo de Acción Unificadora ). La Escuela de
Mecánica de la Armada (ESMA) viaja a Montevideo a interrogar a De Gregorio en
conjunto con el FUSNA (Armada Uruguaya). Luego de esto hay 50 operativos de
fuerzas conjuntas en Uruguay y son detenidos casi la totalidad de los
militantes del GAU”.
Relató Victoria que en esos operativos los
detenidos sometidos a torturas eran interrogados sobre las actividades del
grupo GAU en Argentina. Luego de esto “llevan adelante en Buenos Aires el
operativo llamado ’Montonero’ para perseguir a la organización aquí en la
Argentina. Del 21 de diciembre al 30 de diciembre los uruguayos exiliados en la
Argentina son secuestrados. Mis padres en esos entonces militaban en el MLN,
pero por su actividad política con la organización fueron considerados parte de
la misma y secuentrados en ese operativo. Mis padres hicieron todo el circuito
Camps: pasaron por COT I Martínez, Pozo de Bandfield, Pozo de Quilmes, Brigada
de San Justo".
Mientras desarrollaba su relato iba mostrando la
documentación donde consta lo denunciado, mostró un informe de Gavazzo (jefe de
Inteligencia del Ejército Uruguayo) del operativo que llevaron adelante junto
con la ESMA.
“Cuando mis padres son secuestrados en el 77 ya
estaban registrados en San Justo por el secuestro previo del 75” expresó.
Su madre llevaba dos meses de embarazo al
momento de ser secuestrada. Algunos familiares lo sabían. Una médica uruguaya
detenida con María Asunción lo confirmó. Se sabe por el testimonio de
sobrevivientes que las condiciones de todos los detenidos y las embarazadas en
particular eran brutales.
“Mi mamá mientras cursaba el cuarto y quinto mes
de embarazo fue torturada, cuando terminan de torturarla y habían determinado
que su hijo iba a nacer, le dieron algo de leche y frutas. Ella sufría
convulsiones. Un médico de la Brigada la amenazó y le dijo que ella no se iba a
ir de ahí hasta que no naciera su hijo”.
La resistencia de Mary en el Centro Clandestino
Y continúa con su relato contando muy emocionada
sobre la resistencia de su madre en el centro clandestino. “En una sola
oportunidad le dieron vitaminas a mi mamá para poder recuperarse. El trato
diferente para con ella para quedarse con su bebé consistía en dejarla repartir
la comida y retirar los tachos con excremento. Así era el cautiverio. Fue
acosada sexualmente por los agentes del centro clandestino que intervenían ahí.
Cuentan los sobrevivientes que mi madre organizó a sus compañeros y compañeras
y logró frenarlo organizando a todos los detenidos con una gran moral, por lo
que siento un inmenso orgullo, porque en esas condiciones que mi madre haya
podido hacerlo, habla de su enorme fortaleza y resistencia”.
“Hay un problema en este juicio, que cuando
hablamos de Banfiled se limita a Banfield pero había una relación más que
comprobada entre San Justo, Pozo de Banfield y Pozo de Quilmes”, graficó.
Su nacimiento en el Pozo de Banfield
“Mi nacimiento es el 25 de agosto del 78, y mi
partida de nacimiento dice que intervino como obstetra Vidal, que era médico en
la Brigada de San Justo. Mi familia se entera de mi nacimiento a través de los
sobrevivientes. Mi madre vuelve a las ocho horas de mi nacimiento con una
sábana ensangrentada, un Espadol y algodones y cuenta en detalle a sus
compañeros de cautiverio, cómo era yo, de mis rasgos, para que si lograban
salir me buscaran y avisaran a sus familiares. Mi madre entonces se sumerge en
una profunda tristeza porque le habían robado a su hija y su compañero ya no
estaba con ella. Le habían prohibido darme el pecho pero ella me lo dio igual.
La hicieron llenar formularios y le dijeron que me iban a llevar a la Casa
Cuna, pero eso no sucedió. Mis abuelas fueron a buscarme allí, pero con quien
se encontraron era un chico de apellido Moyano, de nombre Juan Pablo, era otro
nieto restituido por Abuelas en los años 80”.
“Así me arrancaron de brazos de mi mamá y me
llevaron envuelta en un gamulán. Esa misma noche ya estaba en casa de mis
apropiadores. El médico Vidal firmó mi partida de nacimiento con un domicilio
en Charcas al 2700 de Lomas del Mirador, la misma dirección de un agente de la
Brigada de San Justo y la misma dirección que figura en la partida de mi
querida amiga Paula Logares. Quien certifica la firma es un agente de San Justo
también, como bien consta en el juicio por Plan Sistemático de Robo de Bebés,
Carlos Ferreyra que estaba en la Brigada en ese año. Éste genocida no está
imputado en este juicio cuando intervino por lo menos en la apropiación de 2
nietas. Esto es verdaderamente un escándalo”.
Victoria destaca uno de los tantos testimonios
de Adriana Chamorro, quien estaba detenida junto a María Asunción en Pozo de
Banfield. Esta sobreviviente que declaró que luego del parto fue un médico a
darle una inyección para bajarle la fiebre que era muy alta, porque sus pechos
estaban llenos de leche para alimentarla. Ese médico era de la Brigada de San
Justo, y había participado de sus torturas y por eso pudo reconocerlo.
“Mi madre es trasladada el 12 de octubre del 78
y no pudimos tener ningún conocimiento de su destino hasta el día de hoy”.
“Mis padres desarrollaron toda la persecución
política juntos. Este juicio es un escándalo, no hay un sólo imputado por la
desaparición de mi papá, ni siquiera figura entre las víctimas. Mi padre
desapareció a los 22 años sabiendo que iba a ser padre pero no me pudo
conocer”.
Los apropiadores, muchos de ellos impunes
Detalló cómo fue su apropiación y la de otras
dos Nietas Restituidas y el rol de la Brigada de San Justo en estos delitos:
“El comisario de San Justo, Oscar Penna es quien me apropia, me regala a su
hermano y su cuñada. El subcomisario de San Justo es quien apropia a Paula
Logares y dos agentes de este mismo centro clandestino se apropian de María
Lavalle Lemos. Se pareció a un shopping donde cada uno elegía su bebé. Cuando
cumplo 1 año se muere el hermano de Penna y ¿saben quién pasó a ser la figura
paterna? El Comisario Penna, que estuvo libre hasta el juicio a Etchecolatz y
quien además no sólo no fue preso sin que fue ascendido”.
“Ya a mis 7 años este genocida se acerca a la
casa de mi abuela de crianza y le dice: ’si preguntan por mí digan que no me
ven hace dos años, había caído Camps’”.
El error que cometen los Penna es que me dicen
que mis padres habían muerto y luego me dicen que mi madre había muerto en el
parto. Pero yo tengo muy buena memoria y no creía lo que me decían.
Recuperar la identidad, reconstruir la historia
“Logro restituir mi identidad en diciembre del
87. En ese momento llegan a mi casa el juez Ramos Padilla y personal del juzgado,
me explican la situación y yo sabía que no iba a volver más. El 30 de diciembre
me citan al juzgado y me dicen que mi familia era Moyano Artigas. Al día
siguiente conozco a mis abuelas y a mi tía abuela y no puedo dejar de mencionar
que allí estaba Chicha Mariani, que estuvo como siempre en momentos tan
importantes y movilizantes acompañando a mis abuelas. Al otro día ya estaba
viviendo con ellas”
“Soy la nieta recuperada 53. Fue muy difícil
recuperar mi identidad, poder atravesar ese proceso. Los que torturaron y
desaparecieron a tus padres son los que te están criando. Pude darme cuenta de
la dimensión de lo que ocurrió, que había otros niños como yo, que eran 30.000
y que era una dictadura. La restitución de la identidad es tan importante como
complicada cuando sabés que toda tu vida y a tan corta edad te estuvieron
mintiendo, pero cambió cuando finalmente fui comprendiendo las cuestiones
históricas y políticas. Es reconstruir tu historia”.
“Mi abuela más allá de lo personal me explicó
siempre su militancia, por qué sociedad luchaban. Eso fue y es un enorme
orgullo para mí. El no sentirse abandonado, saber que mis abuelas me habían
buscado todo ese tiempo me hizo quererlas de inmediato. Mis abuelas no sólo
fueron a buscarme a la Casa Cuna, iban a las comisarías, iban donde estaban los
secuestradores, hacían denuncias en comisarías, presentaron hábeas corpus,
hicieron denuncias internacionales ante la ONU, la OEA, en Cruz Roja, en
Amnesty Internacional, siendo que provenían de una familia obrera, muy humilde,
pero no pararon, todo ese enorme esfuerzo que hicieron por encontrarme. Ellas
fueron parte de Abuelas, de Familiares de Detenidos Políticos en Uruguay.
Pudieron encontrarme a mí, pero no a sus hijos, una cosa no sustituye a la
otra”.
“En una de las ’visitas’ mi tío menor que tenía
12 años fue abusado sexualmente, Dardo Artigas. Encontré una familia destruida
pero muy militante. Ellos me enseñaron eso, a luchar
Al Poder Judicial: “no queremos impunidad”
Ya en el cierre de su declaración, Victoria enfatizó
en la fragmentación de los juicios, y que de esta manera se les garantizó la
impunidad a los genocidas. “Quiero decir que a nosotros, las víctimas, nos ha
tocado venir a declarar sistemáticamente en estos juicios tan limitados. Los
datos los tenemos que aportar nosotros, investigar, hablar con los testigos,
cuando es el Estado el que tiene que hacerlo. La Brigada de San Justo no era un
centro clandestino de registro, hay documentación que demuestra que actuó como
parte del Plan Cóndor. No era sólo la Triple A, fue el Estado, un gobierno
constitucional el que colaboró con las dictaduras vecinas, no se trataba de
fuerzas que se manejaban en la clandestinidad”.
“Isabel Martínez de Perón es responsable con
todos sus funcionarios, pero no sólo el Poder Ejecutivo, sino también los
jueces. La Justicia que blanqueó los secuestros, las torturas, todo fue
blanqueado con la ley Antisubversiva del año 74. Acá debería estar sentada la
presidenta de ese gobierno y todos sus funcionarios que fueron partícipes del genocidio.
Es gravísimo que en este juicio se separe San Justo, Quilmes y Banfield, que
las nietas no tengamos un solo imputado por nuestra apropiación. En estas
condiciones no hay posibilidad de llegar a un mínimo de verdad”.
“No hay uno solo de estos genocidas de San Justo
imputado ni encarcelado por mi apropiación, ni por María José Lemos, ni por
Paula Logares, ni por el caso de mi papá. No puede existir semejante impunidad,
ni por nosotros ni por todos los compañeros y compañeras que pasaron por ahí. Por
eso me tomé el trabajo de investigar y aportar todo esto que debería haberlo
hecho el Estado. Yo soy de las que reivindica a los 30.000 y quizás son más,
acá hubo un genocidio y ustedes tienen que considerarlo así”.
Y continuó: “La dictadura quiso romper los hilos
de continuidad pero no pudo. Esto se expresa en la lucha de mi abuela, mi mamá,
mi hija y yo. Siento un enorme reconocimiento y agradezco la lealtad de los ex
detenidos que declaran una y otra vez y se someten al dolor en cada uno de sus
relatos. La violencia sexual que vivían las detenidas tampoco logró impedir que
hoy tengamos jóvenes mujeres que luchan por sus derechos, por cambiar la
sociedad. También quiero agradecer especialmente a mis compañeros de lucha Nora
Cortiñas, mi compañero Jorge Sobrado, exdetenido desaparecido que siguió de pie
luchando, a mi compañero José Montes del Astillero Rio Santiago que ya en los
70 luchaba junto a sus compañeros y lo sigue haciendo hoy. Por ellos y todos
los que luchan siento un gran orgullo”.
Sus palabras finales fueron: “Finalmente quiero
decirle al Tribunal que si ustedes no investigan, no juzgan, dejan la impunidad
que estamos viviendo todos los días en una escalada de violencia política que va
creciendo, basta nombrar los ejemplos de Corina, la docente torturada en
Moreno, las amenazas a mis compañeros Nicolás Del Caño y Myriam Bregman con
fotos de Videla. La impunidad genera que un sector envalentonado opine que
puede poner una foto de Videla como un ícono Nosotros estamos acá por el juicio
y castigo y no podemos permitir que los genocidas queden impunes si esto sucede
tiene consecuencias en la actualidad esto es muy peligroso y ustedes tienen que
considerarlo. La impunidad tiene grandes consecuencias en el presente".
Así terminó su declaración, con la emoción, el
aplauso y agradecimiento de toso los que allí estábamos y todos los que luchan
por el juicio y castigo para todos los genocidas. El grito de “¡30 mil
compañeros y compañeras detenidos desaparecidos presentes!” colmó la Sala.
La próxima audiencia será el miércoles 3 de
octubre.
Fuente: Izquierda Diario