Se supo la verdadera razón por la que Macri
quiere imponer el #VotoElectrónico
Por Gabriela Cerruti
30 de noviembre de 2016
Viceministro de Modernización, privatizador de
contratos de todo el Gobierno nacional y hombre de los Macri desde hace más de
treinta años, hoy impulsa el voto electrónico -con la compra de máquinas y
software- mientras antes estuvo preso y procesado por contrabando agravado,
evasión impositiva y obstrucción de la justicia, y se comprobó que él
falsificaba los certificados de importación fraudulentos.
Raúl Martínez, el funcionario a cargo del voto
electrónico, es el presidente de Opalssen, la offshore de los Macri, condenado
por contrabando y evasión.
Viceministro de Modernización, privatizador de
contratos de todo el Gobierno nacional y hombre de los Macri desde hace más de
treinta años, hoy impulsa el voto electrónico -con la compra de máquinas y
software- mientras antes estuvo preso y procesado por contrabando agravado,
evasión impositiva y obstrucción de la justicia, y se comprobó que él
falsificaba los certificados de importación fraudulentos.
La Corte menemista los salvó y fue denunciada
por ese fallo.
El fallecido juez Fayt había votado en minoría
por dejar firme el procesamiento.
Raúl Martínez está siempre.
Para cerrar negocios oscuros de los Macri y,
luego, para poner la cara si algo sale mal.
Hace treinta años ya lo hacía en la corporación
familiar.
Y hoy lo hace en el Gobierno nacional, como
viceministro de Modernización.
Centraliza los contratos de la mayoría de los
ministerios con diversos proveedores privados, incluido uno con Corea, a dónde
viajó para implementar el sistema de voto electrónico (Macri evalúa intentar
pasar la resistida ley en sesiones extraordinarias).
Martínez, además, fue la cara del Gobierno en el
Senado, para intentar defender el proyecto/negocio que además es parte de la
estrategia electoral oficialista.
También él tuvo que poner la cara y firmar la
resolución que dio marcha atrás con otro proyecto resistido, la licitación “a
medida” para DirecTV, lanzada por su ministerio.
Prontuario compartido
Es también el mismo Raúl Martínez que fue
procesado y condenado, junto a Mauricio y Franco, en la causa por contrabando y
evasión impositiva de SEVEL (la automotriz de la corporación) en los años ’90.
La historia comenzó hace treinta años, cuando
Martínez se hizo cargo de Opalsen, la oscura empresa offshore que crearon los
Macri para estafar al fisco argentino por 450 millones de dólares.
Franco y Mauricio Macri fueron procesados en esa
causa, y Martínez se presentó a declarar en el juzgado para hacerse “cargo de
todo” y alivianarles sus penas a los dueños.
Martínez estuvo unos días detenido, acusado
además de obstrucción a la justicia. Desde entonces pasó a formar parte de La
Famiglia.
La fama de Martínez creció rápidamente en la
Agencia de Informática porteña.
“Es Mauricio puro, es intocable”
Acompañó a Andrés Ibarra -actual ministro de
Modernización- en el Correo Argentino (privatizado por Menem a los Macri), en
Boca Juniors (trampolín político de Macri) y en la Agencia de Informática del
gobierno de la Ciudad (donde cerró jugosos contratos).
Ahora, a cargo de País Digital, “ayuda” a los
ministerios a tercerizar todo lo que tenga que ver con sistemas y bases de
datos con una red de empresas, sin mucho rigor en el resguardo de información
tan sensible como los censos profesionales o los beneficiarios de subsidios.
Ya se sabe, con Macri negocios y política son
indisolubles.
La hija de Raúl, Soledad Martínez, también
recibió el cuidado de La Famiglia: fue la candidata más joven, y más
desconocida, a concejal de Tres de Febrero, y es ahora una de las diputadas más
jóvenes.
Aspira incluso a suceder a Jorge Macri en la
intendencia de Vicente López: el padre sabe que la política combinada con
negocios es una carrera en la que vale la pena invertir.
lafamigliavotov2
La Famiglia pide, pero paga
Raúl Martínez es un peronista de El Palomar,
Tres de Febrero, que trabajaba para la empresa de los Macri cuando decidieron
crear Opalsen, una de las tantas offshore del grupo, esta con sede en Uruguay.
La utilizaron para triangular la venta de
automóviles de Sevel y así evadir impuestos.
La maniobra era compleja, y Martínez era parte
central: Sevel vendía autopartes a Opalsen, que armaba los autos y los volvía a
ingresar a la Argentina.
Pero en los papeles, cada comprador de los
nuevos autos figuraba como importador individual, haciendo uso de los
beneficios de exención impositiva existentes.
Martínez era el encargado de falsificar -uno por
uno- los papeles y las firmas de los supuestos importadores que, en realidad,
le compraban a Sevel en Argentina.
No pareciera el mejor antecedente para confiarle
la transparencia del sistema electoral.
La causa se inició como evasión impositiva y los
Macri creyeron que podían hacerla caer pagando los impuestos que habían
eludido.
Pero la justicia dictaminó que la evasión es un
delito en sí mismo que no se extingue con el pago.
Al mismo tiempo, otro juez de Gualeguaychú,
donde se llevaba a cabo la maniobra de falsificación de documentos de
importación, abrió una causa por contrabando.
Allí fue donde Martínez fue a declarar, para
hacerse cargo de todo, pero fracasó.
Macri ya por entonces acusaba de persecución a
todos los jueces que no lo favorecían y el gobierno menemista lo ayudaba en su
embestida.
Primero fue Carlos Liporace quien perdió su
puesto, y luego el juez Tiscornia.
Cuando finalmente la causa llegó a la Corte
Suprema de Justicia, la “mayoría automática” menemista le dictó la falta de
mérito a Macri y Martínez.
Sin embargo, el hoy aclamado juez Carlos Fayt,
que falleció esta semana, sentenció en minoría que debía sostenerse el
procesamiento y continuar con la investigación.
fallo-fayt-macri-martinez
Los Macri nunca dejaron solo a Martínez desde
aquella vez. Junto a Ibarra controlaron e hicieron negocios para Macri en el
Correo Argentino, Boca Juniors y la Agencia Informática de la Ciudad, donde
manejó todas las licitaciones y contrataciones del “gobierno electrónico”.
La fama de Martínez creció rápidamente en la
Agencia. “Es Mauricio puro, es intocable”, repiten. Tanta fama tiene que existe
incluso un blog de internet donde se cuentan sus andanzas.
Durante su tiempo como director de la ASI
(Agencia de Sistemas Informáticos) del gobierno de la Ciudad, viajó dos veces a
Seúl, Corea, y Japón para comenzar las tratativas para implementar el voto
electrónico, entre otros negocios.
Con todo encaminado, el ministro Andrés Ibarra
tomó la posta en el último viaje.
Al frente de País Digital, lo que equivale a ser
el viceministro del área, tuvo que dar de baja el polémico proyecto ión para la
provisión, instalación y puesta en funcionamiento de puntos de acceso wifi en
200 localidades del país con transporte de datos satelital en banda Ka, tras la
polémica desatada luego de que el diario PáginaI12 denunciara que la
convocatoria había sido armada a medida de DirecTV, la única que puede brindar
servicios satelitales en el país en esa banda debido a una autorización
experimental que le otorgó el Gobierno en septiembre.
El contrato iba a ser por 12,2 millones de
pesos.
La hija, Soledad Martínez, fue presentada en
todas las revistas y medios como un ejemplo de los jóvenes de “clases
populares” que se sumaban al PRO.
Nacida en El Palomar, donde su padre se radicó
con su segunda mujer, Soledad explica que “tuvo la suerte” de poder contactar a
Jorge Macri, sin mencionar nunca los vínculos históricos de la familia y el
hecho de que su padre es un muy acaudalado ejecutivo, además de funcionario
macrista.
Su carrera meteórica -concejal, presidenta de la
juventud, encargada de la campaña en el distrito y diputada nacional cuando su
padre lo reclamó- solo se explica por los privilegios de “pertenecer”.
Su padre está orgulloso: estas semanas trabajó
desde Diputados para llevar adelante el último encargo que Mauricio les hizo:
sacar a cualquier costo el voto electrónico.